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Las últimas investigaciones evidencian la importancia de la presencia tartésica en Extremadura El misterio y la leyenda envuelven a la civilización tartésica, que tuvo su origen en el triángulo formado por Cádiz, Sevilla y Huelva, pero que también contó con una destacada presencia en Extremadura. Cancho Roano, en Zalamea de la Serena, es el exponente más conocido, pero no es el único. De hecho, la región se ha convertido en un lugar de referencia para estudiar esta milenaria cultura. Sebastián Celestino, investigador del Instituto de Arqueología de Mérida y recientemente nombrado director del centro, ofreció ayer en la capital autonómica la conferencia 'La presencia de Tartesos en Extremadura', organizada por el Consorcio de la Ciudad Monumental. Celestino señala que la referencia sigue siendo Cancho Roano, un yacimiento que se conoce en profundidad después de veinte años de excavaciones. Como apunta, se trataba del único edificio que se conserva completo en todo el sur de la Península Ibérica, por lo que ha sido fundamental para los investigadores en la materia. Sin embargo, en los últimos años se han localizado otros edificios similares, algunos incluso de más antigüedad, que aportan nuevos datos sobre la presencia tartésica en Extremadura. Todos ellos se corresponden con túmulos, pequeños montículos de tierra, porque cuando se abandonaron fueron cerrados y sellados por sus propios moradores. Sebastián Celestino recuerda que en el año 2004 se excavó La Mata de Campanario, una construcción similar a Cancho Roano, pero con una función distinta. Si el conocido yacimiento de Zalamea era un santuario, en este caso se trata de un lugar de explotación económica. Con el mismo fin se identifica a una decena de túmulos localizados en las vegas del Guadiana, desde Talavera la Real hasta Villanueva de la Serena. La mayoría está aún pendiente de una investigación en profundidad. En la actualidad los trabajos se centran en el túmulo Cerro Borreguero, también en Zalamea de la Serena. El próximo lunes comenzará una nueva campaña de excavaciones. Diez investigadores del Instituto de Arqueología y de otros centros trabajarán en la zona con la colaboración del Ayuntamiento de Zalamea, que destinará a operarios y a alumnos de la Escuela Taller. Esta construcción es de principios del siglo VI a. C., anterior a Cancho Roano, lo que permite estudiar la evolución de estos edificios. «No sabemos exactamente cuál era su función», indica Sebastián Celestino, pero también parece económica. Una tierra de acogida Sebastián Celestino señala que los primeros tartesos que llegaron a Extremadura se instalaron en Medellín, un lugar estratégico, situado junto a la vega de un río pero con una altura considerable. Su implantación tiene que ver con la búsqueda de nuevos minerales, como ocurre con los asentamientos hallados en la provincia de Cáceres. La época de esplendor de este lugar tuvo lugar en los siglos VII y VI. Permaneció hasta el siglo V, pero ya de forma marginal. Su declive da paso a la colonización de otros espacios en torno al Guadiana y ríos como el Ortigas, junto a Zalamea. La caída del asentamiento de Medellín guarda relación con la crisis que terminó con Tartesos, ya que se trataba de una colonia muy vinculada a sus fundadores. La hipótesis más activa es que este declive, que se inició a mediados del siglo VI, se debió a una catástrofe natural. Los investigadores se decantan por un terremoto en Lisboa. También se han encontrado restos arqueológicos en dunas de Doñana, tierra adentro, lo que evidencia que se produjeron tsunamis en la costa onubense, donde se encontraban los puertos que daban salida al comercio de minerales, base de la economía tartésica. Pese a la caída de la civilización, la actividad se mantuvo en Extremadura. Pero a principios del siglo IV los edificios se abandonan, se tapan y se sellan. Así se hizo con Cancho Roano, donde se siguió un ritual. Incluso fue cubierto con jara para dar buen olor a los restos. El abandono definitivo de la tierra extremeña se debió a la llegada de los pueblos del norte, de origen celta, que desplazaron a Tartesos con su poder militar. Entonces llegó otra civilización y otra cultura, con los castros como modelo de asentamiento y una economía basada más en la subsistencia que en el comercio. Serán los pueblos que se acaben enfrentando a Roma. Pero eso ya es otra historia.

Fuente: JUAN SORIANO | MÉRIDA.

La Biblioteca de Extremadura de la Consejería de Educación y Cultura, con motivo de la donación, del Archivo Personal Antonio García Orio-Zabala (Badajoz, 1913-1975), realizada por la familia del polifacético periodista del Diario HOY,  quiere homenajear su generosa aportación al patrimonio cultural extremeño,  exponiendo parte de las obras y documentos del archivo (fotografías, obras propias, artículos manuscritos y mecanoescritos, numerosos efímeros, etc...), que recogen la vida, obra y aportación cultural de este badajocense, cuya trayectoria vital se desarrolló, prácticamente, a lo largo de toda la geografía extremeña, y más concretamente, Badajoz y La Albuera, donde llegó a ser alcalde. Esta exposición bibliográfica, queda reflejada en un catálogo digital, que incluye las semblanzas literarias realizadas por algunos miembros de la familia García-Calderón.

 

La inauguración tendrá lugar el 13 de junio a las 20:00 en la Biblioteca de Extremadura.

Castelo nos enseña que también en la convalecencia del dolor la vida nos regala las más consoladoras epifanías EN La hermana muerta, Santiago Castelo nos ofrecía una de las más hermosas elegías de nuestra poesía contemporánea, un libro penetrado de dolor que, tras la sublevación del llanto, se remansaba en una pena aterida y mansa. Ahora Castelo nos sorprende con un nuevo libro, Esta luz sin contorno (De la Luna Libros), que de algún modo es el corolario natural del anterior: si La hermana muerta era la crónica de una zambullida en el dolor, Esta luz sin contorno es la crónica de su convalecencia, donde la palabra viva, en guerra con la amargura, alcanza la victoria. En un soneto que dedica a Juana Vázquez, Castelo se pregunta si la amiga tiene «teñido el corazón de aurora/ para saber reír cuando te llora/ el alma. O si es sólo que vienes// de todas las angustias y entretienes/ la soledad con un juego que aflora/ de tu ansia de vivir». Como siempre ocurre con los poetas verdaderos, Santiago Castelo, al retratar al amigo, se indaga y elucida a sí mismo: de su ansia de vivir aflora el ánimo para seguir cantando, aunque venga de todas las angustias; y de su corazón teñido de aurora ha extraído fuerzas para saber reír cuando le llora el alma. Esta luz sin contorno es un libro de esperanza, no en el sentido ilusorio y espiritualista que postula nuestra época, sino en un sentido carnal, desvelado, con sal de lágrimas y aceptación de la cruz, específicamente católico. No es un libro de poesía religiosa, sino el libro de un poeta religioso que, mientras «se van marchando todos» y la agenda se convierte en «un huerto de cruces», hace de sus días una inmolación serena y agradecida; y, en medio de esa inmolación, cuando ya parece que se ha quemado el camino de la vida, el poeta descubre que en esa vida calcinada aún se esconden amaneceres, aún se cobija el alborozo de la amistad, aún sigue alentando el consuelo de la memoria. Y de todos esos tesoros imprevistos Castelo hace celebración, como si en el hombre acechado por el invierno una luz de primavera resucitase su maltrecha carne. Esta luz sin contorno se inicia en la noche, bajo las estrellas calientes de agosto, que miran las lágrimas del poeta y hacen más leve su duelo; y se corona con una hermosísima oración en alejandrinos, ante los pies de la Virgen negra de Guadalupe. El poeta se confiesa fatigado, habitado de ausencias, con las manos vacías y el corazón cansado; pero en su voz compungida, anhelante del sueño que ya duermen sus seres queridos, resuenan secretamente las palabras del pasaje del Cantar de los Cantares invocado en el título («Nigra sum»): «Levántate, amiga mía, y ven. Ya pasó el invierno, la tormenta se alejó, han aparecido en nuestra tierra las flores». Y su resonancia llena el poema de una exultación callada que triunfa sobre el dolor. Porque el poeta sabe, con ese conocimiento profundo de las cosas que sólo brinda la esperanza, que no quiere apagarse, que quiere seguir celebrando nuevos asombros: los besos que aún las horas no han secuestrado; la juventud tan lejana que sin embargo vuelve y se clava como un hondo suspiro; una medallita de oro extraviada en la infancia que llama otra vez a su puerta; una tarde habanera al lado de Luis Landero, subyugada por el vuelo de su fantasía; un paseo barroco entre belenes napolitanos. Aunque nos vele la muerte, aunque la vida sea un derrumbamiento, aún hay mucha sangre rebelada (y revelada) en esa vida, mucha luz sin contornos —luz gloriosa del crepúsculo— que se niega a extinguirse. Santiago Castelo nos enseña en este libro inolvidable que también en la convalecencia del dolor, entre los escombros del llanto, la vida nos regala las más consoladoras epifanías.

Fuente: Juan Manuel de Prada

ACORDARON PROMOVER INCIATIVAS CONJUNTAS DE COLABORACIÓN

SE HIZO ENTREGA DE LOS PREMIOS “ALCONÉTAR” DE INEDITOS DE HISTORIAS LOCALES QUE RECAYERON EN LOS PROFESORES FLORES DEL MANZANO Y CILLÁN CILLÁN

Los representantes de los Congresos y Seminarios de Historia que se celebran en Extremadura  acordaron este fin de semana, en la reunión celebrada en Garrovillas de Alconétar, buscar instrumentos de colaboración y poner en marcha iniciativas conjuntas al servicio de la investigación y la divulgación histórica. La voluntad fue expresada por representantes de los Congresos y Seminario que se vienen celebrando en Llerena, Fuente de Cantos, Trujillo, Campo Arañuelo/Navalmoral de la Mata, Almendralejo/Tierra de Barros, La Siberia y La Serena, Zafra/estado de Feria y Garrovillas de Alconétar, así como del Grupo de Estudios sobre Historia Contemporánea en Extremadura. El representante de la Asociación “Alconétar” de Garrovillas y el alcalde de la localidad, ofrecieron a los representantes del movimiento congresual de Historia de Extremadura, la colaboración para realizar una nueva convocatoria con el objetivo de reflexionar y poner en marcha, en su caso, las vías de colaboración expresadas en la reunión de Garrovillas, entre las que incluso se sugirió la creación de una Federación de Asociaciones organizadoras de los  Congresos de Historia que se celebran en Extremadura.

La apertura de las III Jornadas de Historias Locales de Extremadura rindió homenaje al bibliófilo y colaborador de las Jornadas, Rafael García Plata Quirós, fallecido el pasado año en Madrid. En su recuerdo, el director general de Promoción Cultural del Gobierno de Extremadura, José Antonio Agúndez y el profesor Teófilo González Porras glosaron la personalidad del promotor de iniciativas regionales que fue en toda su vida Rafael García Plata, creador de una revista, un periódico extremeñistas y de una de Biblioteca privadas más importantes de la Comunidad.

En nombre del Gobierno de Extremadura, José Antonio Agúndez comprometió su colaboración en el objetivo de coordinar esfuerzos y revitalizar la investigación y la divulgación de las Historias Locales de Extremadura. El profesor y académico Manuel Pecellín Lancharro hizo a continuación una amplísima exposición de la edición durante los últimos tres años  de libros y trabajos sobre historias locales, así como su valoración académica y cultural.
Los representantes de los Congresos y Seminarios comarcales ya citados expusieron en una mesa redonda el desarrollo y los trabajaos realizados desde su creación. Cada uno de los participantes expusieron iniciativas para coordinar esfuerzos, entre ellas la puesta en práctica de iniciativas conjuntas, coordinar las convocatorias, elaboración de temas de investigación conjunta, publicación de actas y comunicaciones, creación de una base de datos de investigadores, diseño de un portal especializado, etc. Participaron, bajo la coordinación del profesor Bartolomé Miranda Díaz, Manuel Rubio Andrada, José Hinojosa Durán, Felipe Lorenzana de la de la Puente, Domingo Quijada González, Juan Manuel Moreno González, Francisco Zarandieta Arenas y Dionisio A. Martín Nieto. En nombre de la Asociación Cultural “Alconétar, convocante de las Jornadas, su presidente, Leandro Monroy, expresó su agradecimiento por la presencia de los representantes de los diferentes Congreso y Seminarios de Extremadura y su disposición a colaborar en tareas conjuntas.

Al final de la jornada de la mañana, se procedió a la entrega de los Premios  “Alconétar” de Inéditos de Historias Locales, que recayeron en el profesor de la UNED en Extremadura Fernando Flores del Manzano por su obra  “Plasencia 1900-1931” y, en calidad de accésit, en el también profesor Francisco Cillán Cillán por el trabajo “Venta de Santa Cruz de la Sierra, un lugar del alfoz de Trujillo”. Las obras serán próximamente editadas por la Editora Regional y por la Institución cultural El Brocense.

En la sesión de tarde, intervinieron el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura, Juan Sánchez González y el director de la Biblioteca de Extremadura, Joaquín González Manzanares. El profesor Sánchez González hizo una amplia exposición sobre el carácter y evolución de las historias locales desde el punto de vista académico y sentó las bases para su reformulación y modernización.

La mesa de comunicaciones, bajo la coordinación de secretario de las III Jornadas de Historias Locales, Salvador Valle Julián, contó con la presencia de los autores de los trabajos presentados. En el acto de clausura intervinieron la concejala de Cultura del Ayuntamiento, María José Osma, y el alcalde de la localidad, Cándido Javier Gil. Este último reiteró el ofrecimiento de la localidad para facilitar el proceso de colaboración entre las organizaciones que estudian y difunden las historias locales de la Comunidad extremeña.

Como cierre de las III Jornadas de Historias Locales de Extremadura se celebró un concierto de órgano a cargo del profesor del Conservatorio de Caceres, Miguel Del Barco Díaz, en homenaje al maestro organero, recientemente fallecido, Gerard de Graaf. El maestro holandés rehabilitó al comienzo de la década de los años 70 del pasado siglo el órgano renacentista de Santa María de la Consolación, colaborando a datar este instrumento como el más antiguo de cuantos se conservan en la Península Ibérica.

 

J.J. Barriga

El Museo Vostell Malpartida ha iniciado una serie de visitas guiadas conjuntas al Archivo Happening Vostell (AHV) y a su actual exposición temporal, que exhibe 48 de los 120 carteles del artista conservados en el mencionado centro documental, origen de la muestra. Estas visitas guiadas serán gratuitas y tendrán lugar todos los martes entre el 14 de mayo y el 25 de junio, a las 18 horas, en el Museo Vostell Malpartida. Debido a la ubicación del AHV, se establecerán grupos, fijando en 12 personas el número máximo de visitantes que podrán acceder al Archivo Happening Vostell en cada turno. Bajo el título de “Carteles. Wolf Vostell”, la exposición ha sido realizada por el Consorcio Museo Vostell Malpartida en colaboración con el Goethe-Institut Madrid y presenta tanto carteles diseñados por el artista como los realizados para publicitar sus exposiciones, happenings o eventos. La exposición enfatiza dos características del rico universo de Vostell: por un lado destaca su interés en cuidar todos los aspectos de su producción, desde la germinación de una idea hasta los múltiples detalles del resultado final y por otro presenta una vertiente creativa orientada hacia el diseño gráfico. La muestra 'Carteles. Wolf Vostell', que se exhibe hasta finales de agosto, se sustenta en una de las muy diversas líneas de programación trazadas por el Museo Vostell Malpartida en los últimos años, concretamente aquella que realza las facetas menos visibles de la rica producción del artista, y que en el pasado reciente ha dedicado exposiciones monográficas a la relación de Vostell con la música, los happenings o la obra gráfica.

 

Fuente: HOY

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