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El Museo Nacional de Arte Romano ha acogido este jueves un acto homenaje a su actual director, José María Ávarez, que deja su cargo que ocupa desde 1986 con motivo de su jubilación. El profesor Walter Trillmich, director emérito del Instituto Arqueológico, alemán pronunció una conferencia.

La vida y obra de Joaquín Castel (1853-1913) se cruzaba con frecuencia en las investigaciones de la profesora cacereña Pilar Bacas. Así que un día decidió que este farmacéutico originario de Aragón merecía una publicación propia. El resultado es el libro titulado 'Joaquín Castel. La burguesía emprendedora en Extremadura', que esta tarde presentará en el Ateneo (20.30 horas) acompañada de Jaime Naranjo. Él ha sido el encargado de escribir el prólogo. En 170 páginas, la autora traza el perfil de un hombre cuyo apellido se ha convertido ya en toda una referencia en la ciudad, vinculado a la farmacia de la Plaza Mayor y a la droguería de la Plaza de América. «Era un hombre que desentonaba un poco en este Cáceres decimonónico tan anclado en el pasado, tan inmovilista. Siempre hacía propuestas innovadoras», detalla Bacas. Titulado en Farmacia, fue mucho más que un boticario. Participó en la fundación de la Caja de Ahorros, en la puesta en marcha de la Cámara de Comercio y en la salida a la calle de la 'Revista de Extremadura'. También fue concejal en el Ayuntamiento, desde donde impulsó un programa de salud pública y de abastecimiento de servicios básicos desde su pensamiento político regeneracionista. Joaquín Castel llegó a Cáceres en 1875, con apenas 22 años, tras finalizar sus estudios universitarios. Aquí residía su tío, José Gabás, administrador de los Marqueses de Ovando. Invitó a venir a su sobrino «para que lo acompañara y se abriera camino en una pequeña y remota ciudad de provincias de menos de 14.000 habitantes, como era Cáceres en el último cuarto de siglo XIX», escribe la autora. No tardó mucho Castel en demostrar su instinto emprendedor. Primero abrió un botiquín en Sierra de Fuentes y más tarde sustituyó a su tío en la administración de los bienes de la familia Ovando. Ambos vivían en el palacio de los marqueses, la Casa del Sol, que ahora pertenece a los religiosos de la Preciosa Sangre. Aquí, en esta construcción de la Ciudad Monumental, abrió el joven farmacéutico la fábrica de gaseosas y sifones 'La Extremeña', la primera que hubo en la ciudad. El desembarco de Castel en la Plaza Mayor llegó tras su boda con María Carrasco Guerra, hija de Rafael Carrasco, propietario de la farmacia de los soportales. Cuando contrajeron matrimonio, Joaquín Castel tenía 24 años y ella, 35. Heredó, por tanto, de sus suegros una de las boticas más antiguas de la ciudad. Su existencia ya estaba documentada en el siglo XVIII. Su rebotica, apunta Bacas, se convirtió en punto de referencia de tertulias. Joaquín y María no tuvieron hijos. Pero sí un amplio número de sobrinos que continuaron con la tradición farmacéutica de la familia hasta que en 1959 murió el último boticario Castel. Los negocios, que se ampliaron al sector de la droguería, han cambiado de titularidad. Pero el apellido Castel sigue presente en sus rótulos como seña de identidad. Su faceta política Durante su época como concejal (1895-1898), Castel luchó por la modernización de la ciudad. «Diseñó un plan de revitalización para la Ribera del Marco que suponía una regeneración de la vida en Cáceres. Y cuando terminó su etapa en el Ayuntamiento, se dedicó a hacer planes para la región. Era un costista -seguidor de Joaquín Costa- convencido. Propuso la construcción de una gran presa en Alcántara. Es alucinante porque luego se hizo. Fue un visionario», zanja la autora. Murió con 59 años a causa de un cáncer de hígado. El libro, editado por Tau Editores, está a la venta por diez euros.

Fuente: HOY

Juan Valdés cumplió ayer 75 años. Llama la atención que en los casi sesenta años en Sevilla no se le haya pegado el 'seseo' andaluz y mantenga el acento castúo. Pocos le conocen en la ciudad. Se fue de Badajoz a los 17 años por una beca de la Diputación de Badajoz para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla y allí sigue. Empezó dibujando los carteles de las funciones del López de Ayala o de los cines Menacho y se ganó la vida vendiendo postales navideñas en la calle. No lo tuvo fácil. Más tarde llegaron los encargos para algunos carteles de la Feria de Sevilla y los retratos a personajes públicos. Empezó a hacerse un hueco hasta convertirse en uno de los retratistas más cotizados. Los cuatro cronistas oficiales le han pedido al Ayuntamiento el título de hijo adoptivo Es el único pintor extremeño que ha pintado seis veces a los Reyes de España, algunas veces incluso posando en directo, y fue el autor de los retratos reales oficiales para la Expo del año 1992. El del rey Felipe VI que preside el salón de plenos del Ayuntamiento es obra suya. Todas sus referencias pasan por Sevilla, pero poco a poco la figura de Valdés ha emergido también en la región. La Asamblea de Extremadura organizó una exposición de su obra en el año 2012 en Mérida, hace tres meses pasó por el Aula HOY y el MUBA inaugura hoy una exposición retrospectiva que se podrá ver durante dos meses. Para cerrar el círculo, los cuatro cronistas de Badajoz han pedido al Ayuntamiento que le nombren hijo predilecto de la ciudad. Hoy también se colman parte de sus aspiraciones sentimentales con la ciudad al protagonizar una muestra en la ciudad de la que se fue a ganarse la vida. Juan Valdés se quedó huérfano de padre y madre a los ocho años y tuvo que trabajar desde muy joven. Otro elemento destacable en su carrera es el flamenco. De niño tocaba con el hijo del Porrina en las veladas que se organizaban en la piscina Florida y con los compañeros de la Escuela de Artes y Oficios en el Mesón de los Castúos. En Sevilla siguió vinculado al flamenco y destaca, por ejemplo, el óleo sobre lienzo de Antonio Mairena. En cierto modo, se puede decir que el flamenco le abrió la puerta de la popularidad de Juan Valdés. Poco dado a las exposiciones, su trayectoria pictórica ha pasado por varias épocas. En sus orígenes, era una pintura más opaca y en sus últimos trabajos abunda el color, como se aprecia en la colección dedicada a las figuras venecianas. En cierto modo esta evolución luminosa representa su trayectoria vital. La explosión cromática representa el reconocimiento público del pintor, pero de joven se tuvo que dedicar a otros trabajos o firmar con seudónimo. Ahora su pintura se acerca a los venecianos Tiépolo y Canaletto. Valdés ha visitado muchas veces la ciudad italiana en Carnaval, empapándose de su peculiar atmósfera para trasladarla al lienzo ese mundo tan barroco.

Fuente: HOY

Arturo celebrará su decimoséptimo cumpleaños a casi dos mil kilómetros de casa y rodeado de desconocidos, pero él está encantado. De hecho, cuenta los días para que llegue esa fecha, que supondrá el inicio de su Bachillerato Internacional, el gran deseo de su vida desde que conoció su existencia. Esos dos cursos previos al ingreso en la universidad no los hará en un instituto de Badajoz, donde vive, sino en Maastricht. En concreto, en el UWC (United World College) de esta ciudad holandesa, uno de los 16 que integran la red de la Fundación Colegios del Mundo Unidos, entidad que cada año selecciona estudiantes para que vivan esta experiencia. En su última convocatoria ha elegido a 19 jóvenes españoles, tres de ellos de Badajoz. Además de Arturo Cuesta, alumno del instituto Zurbarán, en la lista también están Natalia Falcón y Alejandro Guerrero, estudiantes de los Salesianos de Badajoz que pasarán los dos próximos años de su vida en Armenia y Tailandia, respectivamente. «Te permiten elegir tres colegios a los que preferirías ir, que en mi caso eran los de China, Hong Kong y Noruega, pero me ha tocado Armenia y estoy igualmente encantada, porque me interesa mucho tanto el país como la zona en la que está», cuenta Natalia. Alegría tras la decepción La suya es también la historia de una ilusión cumplida, aunque con una decepción de por medio. El año pasado ya se presentó al proceso selectivo que convoca la Fundación para elegir a los estudiantes que harán el Bachillerato Internacional en algunos de sus colegios, y aunque quedó entre los cincuenta preseleccionados, al final no obtuvo plaza. «La verdad es que me disgusté, porque me había ilusionado muchísimo, no veía más allá de la beca», reconoce la joven pacense, que de hecho, no pensaba volver a presentarse. «Cambié de idea después de hacer el Camino de Santiago con mi hermana y mi padre», recuerda. «Allí -cuenta- conocí a personas que son verdaderos ejemplos de superación, y eso me animó a intentarlo otra vez». A la segunda lo consiguió. Como todos los aspirantes que son preseleccionados, viajó un fin de semana a Madrid, en febrero, para pasar las pruebas. A cada uno de ellos les examinó un comité de selección formado por miembros del Patronato -en el que está el intelectual y filántropo Diego Hidalgo Schnur, creador de la Fundación Maimona, con sede en Los Santos de Maimona-, un equipo de la Fundación y antiguos alumnos. Cada candidato debe pasar una prueba escrita de cultura general, una entrevista personal y un test psicológico, además de exponer un proyecto social preparado previamente y una dinámica de grupo. En juego está una plaza en algunos de estos prestigiosos colegios, y en algunos casos una beca (la cuantía media de estas ayudas es de 47.500 euros, aunque varía según el país, e incluyen alojamiento, manutención y escolaridad). «Lo que más difícil me ha resultado quizás haya sido el proyecto social», dice Alejandro, que presentó un generador eléctrico a partir de imanes, fabricado junto a dos amigos y concebido para abastecer de energía a familias sin recursos. «En los Colegios del Mundo Unidos -explica el joven pacense- dan una educación muy enfocada al compromiso social, a cómo podemos cada uno de nosotros mejorar el mundo, y esto es algo que me encanta». En su web, la Fundación explica que «los UWC juntan durante dos años a jóvenes comprometidos, de todas las culturas y contextos socioeconómicos, y de más de noventa países». Esto se traduce en una convivencia diaria, en las clases y fuera de ellas, entre jóvenes de orígenes muy distintos, con lo que esto implica de enriquecimiento personal. Los 16 centros que integran la red están en Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Alemania, Holanda, Gales, Noruega, Italia, Bosnia-Herzegovina, Armenia, Suazilandia, India, China, Hong Kong, Tailandia y Singapur. En todos ellos se imparte el Bachillerato Internacional, una modalidad de estudio con acreditación propia y asociada al prestigio. Natalia y Alejandro conocieron la existencia de esta opción gracias a María López de Bayas, que les dio clases en los Salesianos. «Es una profesora buenísima, que ha viajado mucho y que nos hablaba siempre de otros países y de asuntos internacionales», recuerda el joven, que conoció a Natalia en Polonia, donde los dos pasaron una semana gracias al programa Erasmus Plus. Ponerse a prueba La beca que la Fundación Colegios Unidos del Mundo les ha concedido ahora a los tres extremeños supone dar un paso de gigante en su proceso formativo. Y ellos lo saben. «Me hace muchísima ilusión irme a Tailandia porque quiero conocer una cultura que sea muy distinta a la nuestra», resume Alejandro Guerrero, que solo tiene un miedo: «El de no estar a la altura», afirma. Él cogerá el avión el 5 de agosto, dos semanas antes que Natalia Falcón, que se declara deseosa «de conocer mundo». «Creo que en Armenia -anticipa- viviré una experiencia llena de retos, que me obligará a salir de mi zona de confort, me servirá para ponerme a prueba y para descubrir cosas de mí misma». Ni ella ni Alejandro han podido escoger país, un privilegio reservado al mejor clasificado de entre los 19 elegidos en España. O sea, a Arturo Cuesta, número uno de la promoción de seleccionados por la Fundación este año en nuestro país. «He elegido Maastricht por la calidad del colegio, porque el trámite era más sencillo y porque está a dos horas en avión de casa», cuenta Arturo, que no ha olvidado cómo conoció la iniciativa de los Colegios del Mundo Unidos. Fue gracias a una charla que les dieron en tercero de Secundaria, y que a él le marcó. «Unos chicos de Badajoz que estaban haciendo el Bachillerato Internacional nos hablaron de los estudios, del ambiente... Aquello me cautivó tanto que a uno de ellos le pedí el número de teléfono para informarse, y ese mismo día llamé». La respuesta fue que era demasiado pequeño y debía esperar dos convocatorias. «Aquel día -detalla el joven sevillano que vive en Badajoz- guardé el teléfono en un sobre, lo cerré y lo pegué en la pared de mi habitación, y ahí ha estado todo este tiempo». Dos años después de aquella charla con la que empezó todo, él cuenta los días para marcharse. Le da las gracias a su madre por todo lo que le ha ayudado siempre. Y dice que no le da miedo irse a vivir a otro país. A Natalia y a Alejandro tampoco. Se les menciona esa palabra, miedo, y ellos, los tres, devuelven otra en sus respuestas. Los tres la misma: ilusión.

Fuente: HOY

Siete novelas y dos poemarios. Este es el resultado de la producción literaria de Javier Sachez hasta la fecha, un escritor entusiasta que a lo largo de su carrera ha obtenido numerosos premios en certámenes literarios de novela corta, cuento, poesía y microrrelatos. En el mes de abril ha ganado el premio Pancho Guerra de novela breve con la obra Manual de pérdidas, así como el premio literario Juan José Plans, con el relato intimista El quinto punto cardinal. -¿Cómo llega a la literatura? -Comencé a escribir en el 2003, aunque ya desde pequeño mi madre y mi hermano me inculcaron un poco el amor por los libros, la literatura y la poesía. Cuando empecé a escribir se me ocurrió la genial idea de presentarme a concursos literarios y gracias a los premios que he ganado he conseguido publicar mis obras. <b>-¿Tiene algún género predilecto?</b>-En principio la narrativa es donde más desarrollo la actividad creadora. La poesía me encanta, pero seguramente es una de las modalidades literarias más complicadas. La poesía es un poco más escribir para uno mismo y la narrativa más para los demás. -¿Qué temáticas aborda? -En las novelas me interesa la vida de la gente, no me interesa tanto la vida de los ganadores sino más bien la de los perdedores, la historia de la gente común que se ve abocada a enfrentarse a las cosas cotidianas y a los problemas personales. La última novela, Manual de pérdidas, es una historia que le puede pasar a cualquiera. En ella cuento los días de un profesor de historia que ante la llegada del alzheimer teme perder sus dos cualidades principales: el lenguaje y la memoria. La novela narra la historia de cómo el profesor viaja por algunas ciudades junto a su hija para devolver los libros que una vez le regalaron personas importantes de su vida. -¿Cómo definiría su escritura? -En mi literatura se puede ver mi interés por aquellos tipos menos privilegiados, gente con dificultades en la vida. Escribo de una manera cercana, cuidando mucho el lenguaje y ofreciendo una visión diferente sobre estos personajes. -En su caso no se dedica profesionalmente a la literatura, ¿no es posible vivir solo de ella? -En España es prácticamente imposible vivir solo de la literatura. De hecho, estoy convencido de que los grandes escritores ni siquiera serían capaces de vivir exclusivamente de su obra literaria. Supongo que deben añadir a ello aportaciones de otras fuentes. -¿Sería conveniente un mayor apoyo al mundo de las letras? -Lo que hace falta es muy sencillo. Hay que abogar por la cultura en general y por la lectura y la literatura en particular. Hay que establecer un amor por la cultura y la creatividad literaria desde el colegio. Para eso también necesitamos que el personal docente esté formado y sensibilizado hacia la literatura. Creo que se publican entre 7.000 y 8.000 libros al año. Está bien que haya mucha oferta de literatura y de creación literaria porque parece me muy positivo, pero ante tanta oferta también es cierto que corremos el riesgo de ofrecer obras que quizás no poseen la calidad literaria mínima para estar en el mercado. -¿En qué proyectos literarios está trabajando actualmente? -Estoy inmerso en la publicación de las últimas novelas para darles visibilidad. Manual de pérdidas, que ha sido el premio de novela Pancho Guerra; El quinto punto cardinal, premio de novela de terror Juan José Plans: y Peregrino, que está disponible también.

Fuente El Periódico Extremadura.

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