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Quieren que los restos romanos sean visitables y se sumen a la oferta turística

oración local presentan en el pleno que el ayuntamiento celebra mañana una moción conjunta en la que se pide a Liberbank que «facilite a los ciudadanos la visita pública al palacio de Mayoralgo y a los restos arqueológicos romanos que alberga». Que todos los partidos políticos promuevan una moción conjunta suele ser una excepción. Ahora se recurre a esta fórmula porque, entre otros argumentos que se exponen, Liberbank, que es la entidad propietaria del inmueble, «ha hecho caso omiso a los múltiples requerimientos» de permitir a la ciudadanía la visita de los restos romanos, que se descubrieron cuando Caja Extremadura, integrada en Liberbank, acometió la obra de reforma del palacio de Mayoralgo.

La entidad financiera ha expresado en varias ocasiones en los últimos meses su intención de que el patio pueda visitarse, una de las últimas fue en julio cuando la comisión de seguimiento del plan especial (la norma que regula las intervenciones urbanísticas en el casco viejo) aprobó por unanimidad solicitar a Liberbank la apertura de los restos romanos. La comisión se sumaba a una resolución anterior del Consorcio Cáceres Ciudad Histórica, que también solicitó a Liberbank que puedan ser visitables «por la importancia que tienen para la ciudad tanto desde el punto de vista turístico como cultural». En la moción también se recuerda la decisión del consorcio de pedir la catalogación de los restos como Bien de Interés Cultural, «trámite iniciado ya por la Junta», según se indica en el texto respaldado por los cuatro grupos políticos.

CONVENIO / En el primer punto del acuerdo de la moción se propone a Liberbank que «de ser preciso» recurra a la firma de convenios con administraciones para «dar satisfacción a las peticiones ciudadanas y a las legítimas reivindicaciones de la ciudad de poder disfrutar de su patrimonio». En la moción se cita a colectivos como Adenex y la asociación Torres de Cáceres que también han pedido que el patio sea accesible.El acuerdo de la moción no solo se limita a los restos arqueológicos, demanda que se ha venido repitiendo durante los últimos meses, sino que también se pide «que se facilite la visita pública al palacio», ya que la apertura de ambos «permitiría conocer mejor el contexto y la historia de la ciudad, vinculada a su origen romano como Norba Caesarina, sin olvidar la importancia del palacio». El segundo punto de la moción va más allá y se solicita a la Junta que agilice los trámites para la declaración del palacio y de los restos como Bien de Interés Cultural para adoptar las medidas previstas en la ley de Patrimonio Histórico Cultural de Extremadura y con ello evitar, si Liberbank no facilita la visita, que se prive a los cacereños «del disfrute de la riqueza patrimonial que permanece inaccesible ahora».

Fuente: El Periódico Extremadura

El espacio para microexposiciones El Muro Ocho, en la calle San Pedro de Alcántara, 8, acoge una muestra artística del cacereño Nacho Lobato. Se trata de una colección de siete piezas de reciente factura, realizadas a través de la técnica que fusiona diferentes disciplinas como la pintura, la fotografía y el spray.

Fuente: HOY

Cerramos el año con nuestro querido y aplaudido  Miguel de Cervantes. El jueves, día 15 de diciembre estaremos en el Auditorio Municipal de Monesterio (Badajoz) a las 20.30 horas. Y al día siguiente, viernes, 16 de diciembre en el Centro Cultural de La Albuera (Badajoz) a las 19.30 horas. Os esperamos. Os garantizamos buen teatro.

La Asociación Amigos del Museo Vostell Malpartida, pone el broche de oro a su programa “DISRUPCIONES. Reivindicar la tradición y el legado para avanzar”, organizado en colaboración con el Consorcio Museo Vostell Malpartida y la Diputación Provincial de Cáceres, celebrando el centenario de Dadá este jueves, 15 de diciembre, a las 19:00 horas, con la conferencia-recital “Poesía Dadá. El café Voltaire en el MVM” a cargo del crítico de arte, comisario de exposiciones y poeta Michel Hubert.

Esta actividad se realizará en el Museo Vostell Malpartida con entrada libre hasta completar aforo.

Parece que fue ayer --finales de los 60-- cuando le conocí en el Palacio de La Isla de Cáceres ordenando los legajos del Archivo Histórico Provincial de Cáceres, su sede entonces. Ayer también sería cuando asistí en la sala capitular de la catedral de Sevilla (2006),  al acto académico que ponía fin a una larga vida dedicada al servicio de la Archivística de la Iglesia y a archivos civiles, como el de Indias, la Audiencia Territorial de Sevilla y la Delegación de Hacienda de la capital andaluza. Una vida entre legajos la suya, que concluyó ayer con su fallecimiento en la ciudad en la que pasó la mayor parte de su vida.

Pedro Rubio Merino (Valdefuentes, Cáceres, 06/09/1928; Sevilla, 11/12/2016) falleció ayer domingo a los 88 años de edad. Académico de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes desde 1985, hijo predilecto de su localidad natal, mitrado de la Capilla Real de San Fernando y Nuestra Señora de los Reyes de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, don Pedro, como fuere conocido familiarmente, puso su amplio bagaje intelectual al servicio de la archivística en Extremadura y Sevilla, a cuya capital acudió llamado por el entonces obispo auxiliar y titular de Regiana (1969-1980), Antonio Moreno Montero (Churriana de la Vega, Granada, 1928), -obispo de Badajoz entre 1980-1994 y primer arzobispo de Mérida-Badajoz (1995-2004)-- de parte del cardenal arzobispo José María Bueno Monreal(Zaragoza, 1904; Pamplona, 1987), arzobispo de Sevilla entre 1957 y 1982, cátedra en la que sucedió al arzobispo Pedro Segura Sáez (Carazo, Burgos, 1880; Madrid, 1957), que fuere, a la vez, obispo titular de Apollonia (1916-1920), obispo de Coria (1920-1926), obispo de Burgos (1926-1927), arzobispo de Toledo y primado de España (1927-1931) y arzobispo de Sevilla (1937-1957). Hay, pues, una correlación entre el obispado de Coria y las sedes de Badajoz y Sevilla, a las quePedro Rubio Merino entregare su vida.

¿Qué deseaba el cardenal Bueno Monreal del archivero cacereño? Nada más y nada menos que limpiar, clasificar, ordenar, fichar y catalogar la ingente obra que se hallare olvidada y polvorienta en los altillos de la catedral de Sevilla, labor que le llevó veinte años de trabajo, y que puso a disposición de los investigadores universitarios mientras la iba desarrollando.

Pedro Rubio Merino fue premio extraordinario de Licenciatura de Historia General por la Universidad de Sevilla; Medalla de Oro y premio extraordinario por la Facultad de Historia de la Iglesia por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma; doctor en Filosofía y Letras, sección de Historia General, por la Universidad de Sevilla; doctor en Historia de la Iglesia por la Facultad de Historia de la Iglesia de la Universidad Gregoriana de Roma; diplomado en Paleografía y Diplomática por la Escuela de Paleografía y Diplomática del Vaticano; académico correspondiente de la Real de la Historia; censor de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (1991-1996); caballero de la Orden de la Ciudad de Mérida de los Caballeros (Venezuela) en su primera clase...

Por ese amplio bagaje académico desempeñó los cargos de archivero de la Santa Iglesia Catedral y del Obispado de Badajoz; catedrático de Historia de la Iglesia del Seminario Conciliar de San Atón de Badajoz; archivero del Ayuntamiento de Badajoz; miembro por oposición del Cuerpo de Facultativos y Archiveros del Estado; canónigo-archivero de la S. I. Catedral de Coria-Cáceres: delegado territorial de Archivos de Cáceres y director de los archivos Histórico Provincial, de la Delegación de Hacienda y de la Audiencia Territorial de Cáceres; archivero del Ayuntamiento de Cáceres; director del Museo Provincial de Bellas Artes y fundador del Museo del Mono de Cáceres; canónigo archivero de la Catedral y director del Archivo General del Arzobispado de Sevilla; jefe de Departamento del Archivo General de Indias; director del Archivo de la Audiencia Territorial de Sevilla y delegado del Patrimonio Artístico y Cultural del Arzobispado de Sevilla.

En su jubilación, un periódico sevillano destacaba que era el decano de los archiveros de España y el único en ostentar, a la vez, los archivos de una catedral y una diócesis durante cincuenta años, primero en Cáceres y después en Sevilla. "Quería ser archivero desde que me salieron los dientes. Desde pequeño me gustaba mucho la historia..." (véase sevilla.abc.es, de 11/03/2003). Fue autor de más de una docena de libros y una sesenta publicaciones, entre ellos El Seminario Conciliar de San Atón, de Badajoz(Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz, Madrid, 1964), resumen de su tesis doctoral; Inventario de archivos extremeños (1993) La monja alférez doña Catalina de Erauso. Dos manuscritos autobiográficos inéditos(Guadalquivir Ediciones, 1995), Archivo de la Santa Metropolitana Iglesia Patriarcal de Sevilla. Inventario general. Tomo I (1998); Archivística eclesiástica: nociones básicas (1999), Geografía histórica de la diócesis de la provincia eclesiástica de Extremadura (1990)... En su jubilación, sus alumnos le dedicaron la obra Archivos de la iglesia de Sevilla: homenaje al archivero don Pedro Rubio Merino (Publicaciones Obra Social y Cultural Caja Sur, 2006)... "Toda una vida de legajos, alternada con la docencia, la investigación, el ministerio sacerdotal y otras dedicaciones nobles, no le ha impedido escribir una docena de obras y muy numerosos artículos", decía el bibliógrafoManuel Pecellín al reseñar el libro homenaje en su jubilación (véase hoy.es, de 26/11/2006).

Descanse en paz el ilustre archivero que rescató del olvido tanto archivos que dan luz a la historia de Extremadura y Sevilla. La misa funeral tendrá lugar esta tarde, a las 16:30, en la iglesia parroquial de Valdefuentes y mañana martes tendrá lugar un oficio en la concatedral de Cáceres a las 18:30 horas.

 

Félix Pinero

Antaño protagonistas de su época, algunos como auténticas fortificaciones defensivas, otros como lugar de devoción. Medio centenar de castillos y conventos en Extremadura, entre otros monumentos, permanecen hoy en el "olvido" y a duras penas sobreviven al paso del tiempo en un estado de "abandono". Elementos patrimoniales cargados de historia pero a los que ésta no les hace justicia, por cuanto carecen de protección y corren el riesgo de ver alterados sus valores esenciales y de desaparecer. O al menos eso es lo que considera la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural y Natural Hispania Nostra que los incluye en su lista roja del patrimonio, con la que denuncia la situación de estos elementos en el país con el fin de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración. Cincuenta y dos de ellos se encuentran repartidos por la geografía extremeña aunque el número ascendía a cincuenta y siete -31 en Badajoz y 26 en Cáceres-, de los que cinco han sido retirados de la lista tras haberse actuado sobre ellos. Los "afortunados" son la iglesia de San Martín de Medellín y el fuerte de San Cristóbal en Badajoz, el cual ha sido restaurado y abierto a las visitas; y en la provincia cacereña el Aljibe de la casa de las Veletas en Cáceres, la ermita de San Bartolomé o de San Berto de Hinojal y la ermita de Valbón de Valencia de Alcántara. No han corrido la misma suerte los que aún forman parte de esta lista en la que abundan los elementos de carácter militar o defensivo y religioso, como los castillos, hasta once, de ellos siete en la provincia de Cáceres; los conventos, ocho; y las ermitas, con seis actualmente tras las dos que han sido retiradas. Hispania Nostra incluye también tres torres y otros tantos puentes, entre ellos el puente romano de Alcántara, donde se aprecian "daños por falta de mantenimiento, que pueden agravarse" y para el que se pide liberarlo del tráfico rodado que soporta. De monasterios, iglesias, palacios, casas y fuentes están incluidos dos elementos patrimoniales por cada uno en esta Lista Roja del Patrimonio en la que aparecen una atalaya, una fortaleza, el berrocal circundante de Trujillo y hasta la ciudad antigua de Lacimurga, un importante yacimiento arqueológico, cuyos vestigios abarcan desde la época prerromana hasta el medievo. En el apartado de patrimonio natural, se alerta del "abandono" del parque Ascensión de Badajoz, que en 2014 sufrió un voraz incendio del que han sobrevivido bastantes árboles centenarios. Varias edificaciones de la lista carecen de protección específica como la Casa de la Audiencia o Ayuntamiento Viejo de Cabeza del Buey o el Colegio e Iglesia de San Ildefonso de la Compañía de Jesús de Fregenal de la Sierra. El estado de éstos es de "abandono" salvo por el uso que, según la asociación, se hace de algunas de sus dependencias como cochera, granero o almacén de aperos del servicio municipal de obras. Destaca también el Despoblado de Zamarrilla, una de las más populosas aldeas medievales con las que contó la villa de Cáceres y en la que llegaron a morar más de 200 vecinos a principios del s. XVIII, principalmente jornaleros del linaje cacereño de los Ovando. Sus antiguas viviendas se han convertido en establos para el ganado y, pese a las advertencias de Hispania Nostra, parte de la iglesia románica de Zamarrilla se vino abajo el pasado año. Pero gozar de protección tampoco es garantía de un mantenimiento de estos elementos pues muchos de los que están en esta lista se encuentran bajo el amparo de la declaración genérica del decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español e incluso son Bienes de Interés Cultural (BIC). Es el caso del hospital de San Miguel de Zafra, del siglo XV y una "pieza clave para entender las técnicas constructivas del arte mudéjar en Extremadura", que presenta una "degradación avanzada" y su estado de ruina es "preocupante". Las inclemencias meteorológicas, la abundante vegetación, la falta de intervención y el vandalismo son algunas de las causas del "mal estado" de este medio centenar de elementos patrimoniales que atesoran componentes decorativos y artísticos de gran valor. En la categoría de patrimonio civil e industrial hay un llamativo elemento, un complejo minero: el de San Nicolás en el Valle de la Serena, incluido en la Carta Arqueológica de Extremadura. De ser explotado por empresas francesas o alemanas y con un papel "crucial" en todas las guerras del siglo XX, dado el interés de su mineral -wolframio-, la mina sufre hoy "el expolio de chatarreros ilegales". Tampoco el legado de los romanos se salva de la desidia y la lista roja incluye hasta tres villas romanas, todas en la provincia de Badajoz: la de Araya en Mérida, la de Pesquero en Pueblonuevo del Guadiana y la de La Cocosa en Badajoz, para la que la Diputación pacense ha dispuesto fondos en aras de su puesta en valor. Son muchas las actividades que distintas asociaciones locales, colectivos y particulares han impulsado también para llamar la atención sobre estos tesoros patrimoniales, desde rutas senderistas hasta recogidas de firmas, con el fin de rescatarlos del "olvido" y darles el lugar que merecen.

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