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La Guía Repsol entregará el próximo 5 de noviembre al Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres (Cáceres) la placa que acredita al Monumento Natural de Los Barruecos como ganador del concurso El Mejor Rincón 2015, en el transcurso de un acto institucional a las 11,00 horas en el Vostell. Posteriormente se llevará a cabo el descubrimiento de la placa en Los Barruecos y se realizará una breve visita al enclave y al museo, que alberga obras vanguardistas de gran interés, en compañía de las autoridades, los voluntarios y vecinos de Malpartida, que han hecho posible que este municipio se alce con el galardón de Mejor Rincón 2015. Cabe recordar que el pasado 10 de septiembre, los usuarios de Guía Repsol decidieron, a través de sus votos, que el Monumento Natural de Los Barruecos se proclamase ganador del concurso con más de 125.000 votos. En esta cuarta edición se han propuesto más de mil candidaturas, y entre todas ellas, el paraje natural, que representaba a Extremadura, ha sido el preferido por los viajeros. Según la Guía Repsol, entre las autoridades que asistirán al acto se encuentran el director general de Turismo, Francisco Martín; el director general de Medio Ambiente, Pedro Muñoz Barco; el alcalde de Malpartida de Cáceres, Alfredo Aguilera Alcántara; el presidente de la Mancomunidad de Municipios TajoSalor, Rafael Pacheco; el director del Museo Vostell, José Antonio Agúndez; la directora del Monumento Natural, Ana Belén Lucas Pimienta; y la responsable de Guía Repsol, Carmen Gómez, entre otros invitados institucionales.

 

Fuente: El Periódico Extremadura

Exposición “The Fletcher Series” de Andrés Pachón, viernes 6/11 a las 20:00 h. Os esperamos el viernes 6 de noviembre en la exposición “The Fletcher Series” del Andrés Pachón,  proyecto realizado durante su residencia en el Centro de la Imagen de Lima, que tuvo lugar entre los meses de Marzo y Mayo de 2015, gracias a la beca Transvisiones.

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Dante dijo una vez que los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en un periodo de crisis moral mantienen su neutralidad. Suele ocurrir que los ideales, en el caldo de su propia naturaleza, son pacíficos, pero su materialización, por lo general y salvo honrosas excepciones, es con frecuencia bastante violenta. La traducción de esta secuencia no tiene por qué ser necesariamente lógica y obedece a sus propias leyes.
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Remaining time: x seconds El shock que supuso el Descubrimiento de América, no solo en la península, sino en el conjunto de reinos europeos, fue de tal magnitud que hubo que darle al mapa una vuelta del revés como si de un calcetín se tratara. Ptolomeo en primera instancia, Brahe, Copérnico y Galileo más tarde, salieron triunfantes ante las descalificadoras invectivas que todo lo fiaban a la religión, mientras, desde foros protegidos por la carta blanca de las excomuniones, se les defenestraba inmisericordemente. Esto o algo parecido fue lo que le ocurrió a Hernando de Soto en su intento de explorar la enormidad de los mundos fantásticos que pululaban en su jovencísima cabeza. Decía Pessoa, el gran poeta y hermano luso, que “hay un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos". Eso es al parecer lo que debió de pensar Hernando de Soto al abandonar su encogida y depauperada tierra extremeña. Era un chaval cuando volvió la vista atrás por última vez y esto ocurría en el año 1514. Sus únicas posesiones eran un escudo, una espada y un enorme capital de sueños en la Republica de la Utopía, en la que una criatura de tan solo 14 años en el momento del adiós, tenía por delante muchas apuestas por ganar y ningún miedo que lo atenazara. En uno de sus primeros lances, allá por el año 1523 en lo que hoy es Panamá, metido de lleno en uno de los tantos conflictos de intereses a los que se abonaban los conquistadores con bastante facilidad, este extraordinario líder natural y táctico incontestable, se vio sometido a su bautismo de fidelidad. Fue entonces cuando defendiendo los intereses de “Pedrarias”, Pedro Arias Dávila, tuvo que enfrentarse a un rival de su “jefe”, que quería hacer negocios por su cuenta. Al final, el resultado es que los reflejos y la cintura de este soldado y diplomático convencieron al desafecto, eso sí, tras una soberana paliza en las llanuras de Toreba, allá por donde está Honduras, ante una ingente masa de espectadores nativos que asistían atónitos al enfrentamiento entre españoles.
Amigos para siempre El caprichoso azar le llevaría un tiempo más tarde a codearse con Pizarro, personaje avieso donde los haya, que ni de lejos tenía la talla de Cortés. El caso es que Hernando de Soto y Pizarro se hicieron amigos de toda la vida y este, entre otras acciones, le otorgaría el cuidado de Atahualpa tras su rendición e ingente y tremebunda redención aurífera. Pizarro, como quien no quiere la cosa, aprovechando un despiste de Hernando de Soto, le hizo una avería de tamaño natural al Rey Sol local Como es sabido, Atahualpa prometió a Pizarro que a cambio de su libertad le daría todo el oro que cupiera en la celda en donde estaba en cautividad hasta donde le alcanzara la altura del brazo extendido generosamente, y de puntillas por si acaso. Atahualpa cumplió lo suyo rigurosamente, pero Pizarro en un despiste no solamente no lo liberó, sino que fue más allá y ordenó ejecutarlo. Es necesario destacar en este punto que Hernando de Soto, a la sazón capitán en la tropa de Pizarro, había trabado una sólida y sincera amistad con el inca en cautiverio, y hasta le enseñaría a jugar al ajedrez. Cuentan las crónicas que de Soto se plantó ante Pizarro argumentando que Atahualpa había cumplido lo pactado y tenía, por ende, derecho a la libertad. Pero Pizarro, que al parecer había tenido una noche toledana con la hermosa y díscola hermana del rey inca, dada como presente de buena voluntad al conquistador, no había consumado de manera satisfactoria su exigente y libidinoso repertorio horizontal, de tal manera que al día siguiente como quien no quiere la cosa, aprovechando un despiste de Hernando de Soto, le hizo una avería de tamaño natural al Rey Sol local y lo mandó a la región de donde nunca se vuelve. Pero el soñador no daba abasto en su fértil factoría de aventuras. En 1536, con 100.000 pesos de oro –su parte de la tarta en la conquista del imperio inca–, vuelve a España en olor de multitudes. De Soto es famoso por la captura de Atahualpa en Cajamarca. Su presencia se convierte en un acontecimiento desbordante y las multitudes lo tocan como si de un semidiós se tratara. La dulce, bellísima y etérea Inés de Bobadilla, mujer creada en medio de un éxtasis estético por el intangible y elusivo Dios de los humanos, hija de Dávila, y de familia de rancio abolengo con fuerte influencia en la corte española –Carlos I estaba por entonces al timón–, cae rendida ante el conquistador y firma en Sevilla con las dos manos. Pero la llamada de la fama y su arrolladora reputación de explorador forjado y militar avezado, buscaban una Tenochtitlan o Cuzco para rematar la gloria incomparable de Cortés o Pizarro.
Vídeo: Documental sobre Hernando de Soto.
Las primeras piedras de la nación americana Nuestro enorme imperio que por entonces no padecía aún de avitaminosis y funcionaba a pleno rendimiento con las pilas de ese famoso anuncio tan en boga hace unos años, enviaría a Hernando de Soto en uno de esos alambicados procesos de decisión de la caprichosa lotería regia y tras algunas diferencias añadidas con Almagro –otro grande–, a unos miles de kilómetros más allá: hacia el norte, creando parte de los fundamentos de otro gran imperio, hoy negados por sus despistados y en ocasiones desagradecidos habitantes para con aquellos que formaron parte de su espíritu medular como la gran nación que son hoy, EEUU. Aunque bien es cierto que Hernando de Soto bien podía haber seguido jugando en la Liga Sudamericana, él no era un segundón, por lo que tras una serie de carambolas acabaría financiando su gran sueño. Con una madurez asentada y con el aún vivo joven soñador que había salido pensativo del vientre de esa austera pero digna madre que ha sido siempre Extremadura, una involuntaria centrifugadora de nobles hijos que han dado lustre a esta gran nación, Hernando de Soto maridaría el salto a la gloria con una odisea heroica. Las tropas de Hernando De Soto fueron bastante más educadas. No esclavizaron indios, cosa bastante normal por aquel entonces Hacia 1539 desembarca en el sur de Florida con 700 hombres con la pretensión de emular a los grandes cuando su fama ya le había hecho justicia y sin aparente necesidad de más. Pero como Shakespeare decía en su infinita sabiduría, “en la vida de cada hombre hay una ola que debidamente tomada conduce a la fortuna”. Unos años antes, la expedición de Pánfilo de Narváez había pasado por allá con resultados más que discutibles en lo tocante al tratamiento de los indios nativos. Estos habían tenido malas experiencias con la mencionada expedición anterior y estaban algo calentitos y ojo avizor. Las tropas de Hernando De Soto fueron bastante más educadas. No esclavizaron indios, cosa bastante normal por aquel entonces, fueron respetuosos con las féminas, y no saquearon ni incendiaron como lo había hecho profusamente la expedición de Narváez. Quiso la fortuna que Juan Ortiz, prisionero de los nativos en una accidentada historia que merece capítulo aparte, estaba allá en el momento preciso. La hija del jefe indio local, en un romántico arrebato, había intercedido por la vida del español prisionero, habida cuenta de que su recio padre quería hacerle vuelta y vuelta en una improvisada barbacoa. Esta gentil Pocahontas local salvaría al desdichado de una muerte segura. Pero Ortiz sobreviviría a las malas intenciones del emplumado jefe tras un largo cautiverio y el tarambana tomaría las de Villa Diego en cuanto hizo su aparición por aquellos pagos Hernado de Soto, dejando compuesta a la pobre princesa india. Una noche estrellada, los españoles, discretamente y para que no se descubriera el entuerto, lastraron el cuerpo del interfecto para hundirlo en la mitad del río Al final, la lógica de la guerra se impone y los héroes tienen sus flaquezas. El hambre, la sed, los mosquitos locales de tamaño king size, de a poco fueron erosionando a la aguerrida tropa; y para colmo, estaban los cabreados indios a los que les “levantaban” el ganado para paliar los efectos secundarios de tanta adversidad . El hambre apretaba. A partir de ahí, el acoso permanente de literalmente miles de nativos que se turnaban en el noble oficio de cortar cabelleras, hizo que la ordenada retirada se convirtiera en una pesadilla. Llegando al Misisipi, a Hernando de Soto le dio un ataque de lucidez y se daría cuenta de que aquello se estaba convirtiendo en una insensatez. Además, el personal estaba algo cabreado. Quiso la mala fortuna que al despuntar la primavera de 1542 aquel mozalbete extremeño que se fue de su tierra sin mirar atrás, cogiera unas fiebres palúdicas. Los indios, que le creían inmortal, impidieron un funeral de primera. Una noche estrellada, limpia y profunda, los españoles discretamente y para que no se descubriera el entuerto, lastraron el cuerpo del interfecto para hundirlo en la mitad del río. La leyenda de Hernando de Soto ya era para entonces gigantesca. Hernando de Soto, junto a Pánfilo de Narváez, Cabeza de Vaca y otros muchos insignes e ilustres exploradores españoles en sus correrías por lo que hoy es EEUU, pondrían las primeras piedras de la gran nación americana. Gracias a aquellos hombres y muchas otras circunstancias de largo enunciado, probablemente hoy el español es la segunda lengua más hablada en esta jaula de grillos. Montesquieu, uno de los padres fundadores de la nueva Francia, y de perfil un pelín cabroncete, ironizaba sobre el sentido último de las posesiones del rey de España, al que llamaba despectivamente el señor de las selvas y desiertos. A lo mejor es por ello que el elegante idioma francés a pesar de las generosas lluvias que riegan su feraz territorio, no está entre los diez idiomas más hablados en el mundo.

Fuente: El Cultural

Ayer, un día después del acto en la Económica que conmemoró el décimo aniversario de Bernardo Víctor Carande, sus tres hijos y algunos de sus amigos, todavía con el homenaje en la retina, habían quedado para almorzar y recordar al escritor. "Yo, en mi discurso, saqué una carta que él me había mandado. En el reverso se encontraban impresas las palabras Muebles Españoles de Sonseca. La gente se empezó a reír", contó ya a este diario Soledad López, coordinadora y conducta del acto. "Las palabras de sus hijos emocionaron al auditorio, al que acudieron unas 60 personas", manifestó. Y es que, aparte de la reconocida faceta de escritor, Carande destacó en otras muchas ramas artísticas. "Era polifacético y bohemio", cuenta Soledad. En la Económica, a través del testimonio de sus hijos, quedó patente esta condición. Por ejemplo, su dimensión de dibujante. "Salía al campo sólo con un lápiz y un cuaderno y era capaz de mostrar una expresividad extraordinaria. Sólo con mirar algo conseguía un encuadre perfecto", recordó Victoria Carande. "Yo salía a pintar con él. Reflejó muy bien el contraste entre naturaleza e industria o la deshumanización de la vida moderna". Todos los participantes en el coloquio de la Económica alabaron, en su turno de palabra, las cualidades del pacense. Francisco Pedraja; Teresiano Rodríguez; Roció y Victoria Carande y Vicente García. La escritora y fotógrafa Matilde Muro ahondó, además, en su aportación al mundo de la fotografía taurina. "No realizó retratos de los grandes pases o de las 'portas gayolas'. El se fijó en los detalles; el humo de los puros en los tendidos, las caras de miedo en los burladeros o los sentimientos de emoción y tristeza", manifestaba ayer. "Se codeó con lo mejor del mundo de la fotografía taurina, aunque a los tres años dejó El Ruedo, la revista donde publicaba, por la incompatibilidad con los horarios". El único ausente en el acto de ayer fue Jesús García Calderón, que se encontraba en su toma de posesión como director de la Academia de Bellas Artes de Granada. No se olvidó de él la Económica, que le felicitó, desde la distancia, al dejar vacía la silla que iba a ocupar.

Fuente: El Periódico Extremadura

La copia del vaciado del 'gigante extremeño' se puede visitar en el Museo Nacional de Antropología hasta el 15 de noviembre junto con una exposición de objetos personales y su proyecto de recuperación. Agustín Luengo Capilla medía 2,35 metros de altura, calzaba un 52 de pie y sus manos alcanzaron los cuarenta centímetros. 'El gigante extremeño' nació en la calle Colón de Puebla de Alcocer el 15 de agosto de 1849 y falleció en Madrid la Nochevieja de 1875. La muestra que puede verse en la capital madrileña ofrece al visitante el vaciado que se ha reconstruido utilizando las técnicas de escaneado y fabricación más vanguardistas existentes, según explica el coordinador del Proyecto de recuperación y puesta en valor del Gigante Extremeño, Pablo Ruiz. Exposición en Badajoz La copia y la exposición viajarán después de Madrid a la sede la de la Diputación de Badajoz, donde se podrá visitar durante unas semanas hasta que a final de año pase a formar parte del museo del gigante extremeño en su localidad natal, Puebla de Alcocer, que este año conmemora el 140 aniversario del fallecimiento de Agustín, que tuvo lugar el 31 de diciembre de 1875. De familia muy humilde y debido a que la casa de sus padres era de reducidas dimensiones, éstos se vieron obligados a hacer varias aberturas en la pared para poder sujetar las tablas de su cama, y de este modo Agustín pudiera descansara estirado, según la información difundida por el proyecto de recuperación. De su infancia se sabe que fue un niño enfermizo y que a la edad de 12 años se puso a trabajar en un circo como atracción, exhibiendo sus grandes manos de 40 cm de largo, capaces de ocultar un pan de 1 kg. Debido a su fama, el Rey Alfonso XII quiso recibirlo en audiencia el 3 de octubre de 1875, regalándole un par de botas, conservadas actualmente en el Museo del Gigante Extremeño de Puebla de Alcocer, equivalente al número 52. Según los estudios realizados, ha sido el segundo español más alto de todos los tiempos, llegando a alcanzar los 2 metros y 35 centímetros de altura.

Fuente: HOY

Los inéditos de Gil de Biedma: crónica de un distanciamiento
Ven la luz los diarios completos del poeta, editados por Andreu Jaume, que dan cuenta de su ambición literaria y su progresiva desmoralización

Se conocía su existencia y se ha esperado largamente su publicación. Por fin, en el 25° aniversario de su muerte, ven la luz los diarios inéditos de Jaime Gil de Biedma (1929-1990), uno de los poetas españoles más importantes del siglo XX, que dan cuenta de su ambición literaria, su atormentada vida íntima y la progresiva desmoralización que le distanció de la literatura y de la vida a una edad temprana. Antes de morir, Gil de Biedma confió los manuscritos a su agente literaria, Carmen Balcells, y ahora los publica Lumen (llega a las librerías el 5 de noviembre) con el título Diarios 1956-1985, editados por Andreu Jaume, filólogo y experto en la obra del poeta que ya editó su correspondencia (El argumento de la obra, 2010) en la misma editorial. Fue entonces cuando convenció a Balcells de que ya era hora de publicar los diarios inéditos del autor de Moralidades, pero la agente murió meses antes de ver acabado el proyecto, una de sus últimas ilusiones. El propio Gil de Biedma publicó en 1974 una versión muy reducida de su diario de 1956 con el título Diario del artista seriamente enfermo y en los últimos años de su vida pulió y dejó instrucciones para que viera la luz el diario completo. Se publicó en 1991, un año después de su muerte, como Retrato del artista en 1956. Ahora, junto a él, aparecen en este nuevo volumen el Diario de Moralidades (1950-1965) -titulado así porque su tema central es la escritura de ese libro-, uno breve de 1978 en el que muestra su absoluto desapego a la literatura y a la vida misma, y otro, aún más breve, de 1985, escrito mientras recibía tratamiento médico a causa del sida que acabaría con su vida cinco años más tarde. "A la luz de los nuevos diarios -explica Jaume-, el de 1956 se convierte en uno nuevo. Hasta ahora no sabíamos por qué era tan importante en la vida de Gil de Biedma, parecía un año arbitrario o causal, pero ahora me he dado cuenta de que ese año completa el inicio de su proceso de maduración intelectual, íntima e ideológica". Aquel fue el año en que, resignado, abandona su empeño en ingresar en el cuerpo diplomático y comienza a trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas que presidía su padre, para lo cual se trasladó a aquel país. "A raíz de aquel viaje, Gil de Biedma toma conciencia política, ingresa en la vida laboral y se emancipa como poeta del simbolismo, que era la estética de la Generación del 27 y del que había sido su maestro, Jorge Guillén", continúa Jaume. Aquel diario causó revuelo por su contenido sexual explícito. "En el diario del 56, Gil de Biedma empieza a narrar sus experiencias sexuales no por exhibicionismo gratuito, sino porque quiere encontrar un lenguaje de la intimidad. Quiere dar forma a una interioridad sentimental sexual que en España no había tenido un lenguaje. Era un experimento literario para él. En 1959, cuando empieza el Diario de Moralidades, esa parte ya la tiene resuelta, no siente la necesidad de detallar con tanta crudeza su sexualidad, aunque hable de la evolución de una relación sentimental estable y de sus sucesivos amantes, tanto hombres como mujeres". En este diario, explica Jaume, Gil de Biedma plasma una reflexión en inglés muy interesante sobre las diferencias entre acostarse con hombres y con mujeres. "Lo importante ya no son los detalles explícitos de sus relaciones sexuales, sino las reflexiones morales que hace a partir de experiencias íntimas". "A la luz de los diarios inéditos, el de 1956 se convierte en uno nuevo", afirma Jaume
Diario de Moralidades muestra la consolidación de Gil de Biedma en todos los ámbitos: "poético, ideológico, moral y también autodestructivo. Da lo mejor de sí mismo y construye su libro más maduro y una de las obras más importantes de la literatura europea del siglo XX", asegura el editor. En este diario podemos rastrear el historial de influencias literarias del poeta. "Como todos los de su generación, Gil de Biedma se formó en el simbolismo francés, que era la estética de la Generación del 27", explica Jaume. Su maestro fue Jorge Guillén (realizó un lento trabajo sobre su poesía que acabó, ya harto, cuando sus gustos habían cambiado) y también, en un plano más personal, Vicente Aleixandre. Se formó también con la poesía de Rimbaud, Baudelaire y Rilke. "Pero determinó que esa vía estaba muerta y que había una descompensación en la tradición poética española". Se dio cuenta de ello cuando viajó a Oxford en 1953 para realizar un curso de economía (cuando aún tenía la esperanza de ingresar en el cuerpo diplomático, antes de enrolarse resignado en la Compañía de Tabacos de Filipinas que presidía su padre). "En Inglaterra leyó a T.S. Eliot y a W.H. Auden. De ahí da el salto al romanticismo, sobre todo el inglés, y descubre que con él empieza la verdadera modernidad poética". Gabriel Celaya, Blas de Otero, José Agustín Goytisolo y Gil de Biedma. Foto cedida por la familia Gil de Biedma
Gracias a estos descubrimientos, Gil de Biedma llega a la poesía de la experiencia. Con esa nueva perspectiva, el poeta releyó toda la tradición española y trató de actualizar el romanticismo. De este modo, intentó incardinarse en esa idea de modernidad y se distanció de la poesía social inmediatamente anterior. "La riqueza de la poesía social de Gil de Biedma radica en que el poeta proyecta en ella todas sus contradicciones. Es de izquierdas y al mismo tiempo pertenece a la alta burguesía y, por tanto, al bando vencedor. Él refleja esta circunstancia sin renunciar a su posición privilegiada", explica Jaume. Después de ese período, el poeta sufre una grave depresión de la que nunca se recuperará del todo, una crisis total que le afecta en el plano íntimo, sentimental e intelectual.
"Diario de Moralidades muestra la consolidación de Gil de Biedma en todos los ámbitos, incluso el autodestructivo"
"Se da cuenta de que el mundo que había construido con Moralidades no existe". La censura prohibió su publicación en España. Sí pudo ver la luz en México, gracias a su amigo Carlos Barral. Aquel proceso de derrumbe personal lo plasmó en Poemas póstumos. "Ahora, gracias a este diario, entendemos la razón última por la que dejó de escribir: se dio cuenta de que todo el esfuerzo dedicado a construir su mundo había sido inútil", afirma Jaume. Decepción política y honestidad creativa
Los diarios del 78 y del 85 configuran el retrato de la persona última que fue: un poeta que ya no escribe pero sigue siendo poeta en su forma de ver el mundo. Le invade la desmoralización, va dejando atrás su vida intelectual y se acerca poco a poco a la muerte. Una entrada del año 78 da buena cuenta de ello. Se había vuelto a enamorar y era feliz, pero escribe: "Lo que he descubierto ahora, siendo feliz, [...] es que hay una parte de mí que ya no desea vivir mucho más". Y, en cuanto a su sequía literaria: "[...] Otra oportunidad como la de 1956 sería por completo inútil, puesto que yo no soy el de 1956: la verdad es que he dejado casi de ser escritor, lo cual no sería malo -ni bueno- si no fuese por el hecho de que, habiendo dejado de ser eso, no he empezado a ser ninguna ora cosa". Testigo del devenir político y social de España, el poeta vierte en sus diarios valiosas consideraciones políticas. "Al final de 1965 escribe unas páginas muy interesantes sobre lo que está ocurriendo en España, sobre la astucia de Franco como político. Supone una mirada extraordinariamente lúcida más allá de la ingenuidad que solía alimentar el pensamiento político de su generación. Él no cayó en eso. Desde el Plan de Estabilización Económica de 1959, supo que el régimen se había asegurado otros veinte años de vida". Por eso, en el diario de 1978 vemos a un Gil de Biedma que, derrotado moralmente por la dictadura, es incapaz de sentir ninguna ilusión con la llegada de la democracia. "Ni siquiera el regreso de las libertades civiles lograron estimularle intelectualmente", añade el editor. Para Jaume, lo más importante de estos diarios inéditos es "la constatación de la enorme ambición creativa de Gil de Biedma. A pesar de las tensiones familiares, políticas y sentimentales, y aunque no tiene mucha intención de publicar su obra, se rebela contra sus propias servidumbres para escribir poemas perfectos, y lo hace reelaborando su concepto de la tradición española con rigor y seriedad". Después de tantos años de estudio dedicados a la figura de Gil de Biedma, el filólogo y editor destaca del poeta "su afán de perfección, su admirable ambición literaria y su sentido de la lengua". "Hay autores muy grandes que no aportan mucho lingüísticamente, como es el caso de Unamuno. Gil de Biedma, en cambio, creó un modelo de lingüístico que encierra una lectura de la tradición española (Garcilaso, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León...), una absorción de la prosodia española con la que consigue hacer cantar la lengua como sólo Claudio Rodríguez ha logrado hacerlo en el siglo XX. Por último, destaco su lucidez humana. Con el paso del tiempo me he dado cuenta de su capacidad para captar problemas morales hondos y complejos con una aparente sencillez. El enfrentamiento con el paso del tiempo, su experiencia amorosa y civil, su infancia y las relaciones consigo mismo son el gran tema de su poesía, que nos ayuda a descubrir la experiencia humana común, lo que nos une a todos".

 

Fuente: El Cultural

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