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El departamento de Protocolo y Relaciones Institucionales y la Fundación Academia Europea de Yuste le invitan a la inauguración de la exposición INTÉRPRETES EN NÚREMBER 1945-1946, que se celebrará el día 3 de octubre a las 19.00 horas en el salón de Pasos Perdidos.

Mérida, septiembre de 2016

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Conocido como rollo de En-Gedi, el documento contiene textos del libro de Levítico, y data al menos del siglo III o IV, posiblemente antes.

El descifrado de su contenido se describe como un descubrimiento significativo en la arqueología bíblica; aunque el rollo no es el más antiguo que se ha encontrado, ese honor le corresponde a los Manuscritos del Mar Muerto, que van desde el siglo III antes de Cristo (aC) hasta el II de la era común.

Durante mucho tiempo se pensó que el contenido de En-Gedi se había perdido para siempre, ya que se quemó en un incendio en el siglo VI y era imposible tocarlo sin que se disolviera en trozos de ceniza.

Nos sorprendió la calidad de las imágenes, gran parte del texto es casi tan legible como los de los ilesos Manuscritos del Mar Muerto, o fotos de alta resolución de ellos, dijo Michael Segal, director de la Facultad de Filosofía y Religiones en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El rollo fue encontrado por arqueólogos en 1970 en En-Gedi, el sitio de un antigua gran comunidad judía que data de finales del siglo VIII aC; sus fragmentos fueron conservados por la Autoridad de Antigüedades de Israel durante décadas.

El estudio explica que la estructura principal de cada fragmento, completamente quemado y aplastado, se había convertido en trozos de carbón que se desintegraban al tocarse.

Mediante la utilización de herramientas avanzadas de escaneo digital, los investigadores lograron ver el contenido del pergamino sin tener que tocarlo, una microtomografía computarizada fue capaz de recoger restos de metal en la tinta.

Fuente: diariodigital

La Universidad de Extremadura (UEx) ha investido doctor 'honoris causa' al profesor Geoffrey J. D. Hewings, quien ha asegurado que el centro universitario extremeño ha jugado un papel "especial" en el desarrollo de su centro de investigación.

"Mi esposa, la doctora Adrianna Hewings, y yo estamos encantados de estar aquí hoy para recibir este maravilloso honor que me han conferido", ha señalado el profesor durante este acto celebrado en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Badajoz y en el que ha aseverado que la UEx "ha jugado un papel especial" en el desarrollo de su centro de investigación y que se ha "convertido en un visitante asiduo de esta ciudad a lo largo de los últimos 15 años".

El profesor Geoffrey J. D. Hewings es uno de los más importantes investigadores a nivel mundial en el campo científico de la Economía Regional y Urbana. Ha sido 'full professor' de Economía, de Economía Agraria y del Consumo, de Geografía y Ciencia Regional, y de Planificación Regional y Urbana en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, una de las mayores universidades públicas de Estados Unidos.

También ha sido fundador y director de un laboratorio de análisis económico regional que constituye la más extensa red de investigadores de Economía Regional y Urbana del mundo, el Laboratorio de Aplicaciones Económicas Regionales de la Universidad de Illinois o Regional Economics Applications Laboratory (REAL). En la actualidad, es profesor emérito en la Universidad de Illinois y director emérito del REAL.

En declaraciones a los medios previas al inicio de este acto en el que Hewings ha sido investido doctor 'honoris causa' de la UEx, el decano de la Facultad de Económicas de Badajoz, Julián Ramajo, ha explicado que se le ha concedido esta distinción a "uno de los mejores investigadores en economía regional del mundo" y ha matizado que colabora con Económicas desde hace 16 años, por lo que "ésta es precisamente la forma en la que la Facultad le reconoce esta colaboración directa".

Por su parte, Geoffrey J. D. Hewings ha apuntado que está "encantado" y es un "honor" recibir esta distinción y ha ahondado en que su relación y colaboración con la UEx empezó hace 16 años cuando el profesor Miguel Ángel Márquez, su padrino en este acto en el campus pacense, realizó la primera visita de un profesor español a la Universidad de Illinois.

El Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Badajoz ha acogido este acto en el que también se ha investido a otros 87 doctores de la UEx y que ha contado con la presencia de autoridades como el rector, Segundo Píriz, la consejera de Educación y Empleo, Esther Gutiérrez, el vicepresidente primero de la Asamblea, José Andrés Mendo, la delegada del Gobierno en la región, Cristina Herrera, y el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso.

Fuente: Europa Press

La publicación de «Los últimos días de Adelaida García Morales» y la existencia de un libro de relatos inéditos devuelve vigencia a una de las figuras más misteriosas de nuestra narrativa, de cuya muerte se cumplen dos años el 22 de septiembre

Madrugada del 22 de septiembre de 2014. Suena el teléfono. Siempre, a esas horas, la llamada es preludio de muerte. En este caso, la de la escritoraAdelaida García Morales (1945-2014). Una «insuficiencia cardíaca» ponía fin a su vida en Dos Hermanas (Sevilla), municipio en el que residía, desde hacía años, con su hijo mayor, Galo Almagro. Tras de sí dejó una obra compuesta por trece novelas (entre ellas «El sur», relato que inspiró la película de Víctor Erice, y «El silencio de las sirenas», que logró el premio Herralde en 1985) y un halo de misterio que, lejos de descifrarse, se acrecienta con el tiempo. Más aún ahora, cuando al cumplirse dos años de su fallecimiento llega a las librerías «Los últimos días de Adelaida García Morales» (Literatura Random House), libro en el que Elvira Navarro (Huelva, 1978) se vale de un triste episodio en la vida de la autora para recrear, en clave de ficción, las jornadas que precedieron a su muerte.

Uno de esos «últimos días», una trabajadora social acudió a la casa deAdelaida García Morales en Dos Hermanas. Lo hizo a petición del médico que, en esa época, trataba a la escritora, que sufría una fuerte depresión y sobrevivía, junto con su hijo, gracias a una pensión mínima. Pero, al ver a la mujer, Adelaida reaccionó «como una gata asustada» y se limitó a decir: «¡Yo no quiero nada para mí, no quiero nada para mí! Sólo quiero el dinero justo para ir a ver a mi hijo [Pablo Erice, fruto de su relación con el cineasta] a Madrid y poder quedarme una noche en una pensión». Días después, mientras la Delegación de Igualdad preparaba un precipitado homenaje (nadie en el municipio sabía que allí vivía Adelaida García Morales), la escritora fallecía.

Su muerte provocó una fuerte consternación en el mundo editorial, que llevaba años observando, con distancia y algo de recelo, cómo se iba apagando una de las voces más genuinas de la narrativa española. «Es literal: estaba en la indigencia», recuerda, con tristeza, Enrique Murillo, el que fuera su editor en Plaza & Janés (la conoció a principios de los 80, cuando él era lector en Anagrama) y una de las últimas personas que habló «sistemáticamente» con ella en el mundo editorial. «Eran llamadas de una persona que se sentía abandonada, el tono era negro. No tenía un céntimo, y nunca le pregunté en qué se lo gastaba», relata.

En la indigencia

Esa «indigencia» a la que Murillo se refiere está presente, de alguna forma, enel libro inédito de relatos que García Morales dejó y que el editor espera poder publicar «a finales de la primavera que viene». «Creo recordar que se titula "Crónicas del desamparo"», dice Murillo, que guarda el manuscrito en una carpeta de su disco duro. «Son relatos de mujeres desesperadas, metáforas de sí misma. Es, probablemente, lo último que escribió y te destroza el corazón. Es un libro que tiene mucha fuerza y su desdicha le da otra fuerza mayor», explica el editor, que espera «saldar» la deduda que siente que tiene con ella «devolviéndole los lectores que no le pude dar porque estaba en la ruina».

Lo cierto es que García Morales estaba «ilusionada» con publicar el libro en el momento en el que se lo mandó a Murillo. «Lo leí y le dije que necesitaba sacar un par de libros que vendieran, pero que estuviera tranquila, que yo se lo publicaba», cuenta el editor. Pero, al poco tiempo, Murillo recibió una llamada suya: «Estoy desesperada, ya no puedo más. Me intenté suicidar la semana pasada y no lo conseguí», le decía, desgarrada. «Dos o tres meses» después recibió la noticia de su muerte. «Tengo la sensación de haberla dejado morir», asegura el editor, al borde de las lágrimas. «Escribía sobre lo que padecía. Tenía pánico a la gente y por eso acabó encerrándose tanto», remata Murillo.

Ese «encierro» se convirtió en forma de vida tras su traslado a Dos Hermanas, pero durante el tiempo que vivió en Madrid, García Morales sí solía recibir visitas en su casa de Fuente del Berro. Entre ellas, la del escritorBenjamín Prado (Madrid, 1961), que quiso conocerla tras la elogiosa reseña que firmó de su poemario «Cobijo contra la tormenta». «Estuve en su casa un millón de veces, me hice muy amigo de ella. Era una persona exquisita, rara, especial. Con ella una parte de la conversación siempre implicaba saber si había dormido o no», recuerda. Prado, que le perdió la pista cuando se fue a vivir a Dos Hermanas, se queda «con su fragilidad extrema: resultaba muy fácil de dañar, cualquier detalle de afecto le sorprendía, era muy fácil de querer».

Principio insuperable

Fue en compañía de Benjamín Prado cuando David Trías, director literario de Plaza & Janés, conoció a Adelaida García Morales. «Cuando supo que era elhijo de Eugenio fue muy cariñosa e iniciamos una relación profesional. Estaba muy desencantada. Nunca llegué a saber si tuvo verdaderamente amigos en el mundo literario. Su primera obra fue insuperable y lo arrastró toda su vida», recuerda Trías, que llegó a publicarle varios títulos, entre ellos el estupendo libro de relatos «Mujeres solas».

La escritora sentía fascinación por el filósofo y, al conocer a su hijo, «fue casi como la reaparición de un amor intenso que ella vivió». Ese amor, platónico, quedó reflejado en «El silencio de las sirenas», novela con la que, según reconoció al ganar el Herralde, recuperó «el placer de contar historias». «Adelaida y mi padre se vieron sólo una vez, en El Balmoral, una cafetería que estaba debajo de su casa. Estuvieron charlando y ella se quedó impresionada». La autora, que vivía en las Alpujarras, empezó a enviar, periódicamente, cartas a Eugenio Trías que este, «sorprendido», nunca respondía. Tiempo después apareció «El silencio de las sirenas». «Yo lo leí sin saber esta historia y, después, mi padre me lo contó. No recuerdo si guardaba las cartas, creo que sí. Si las tuviéramos, estarían en la Biblioteca de la Universidad Pompeu Fabra, de uso público», concluye el editor.

Fuente: ABC

El Palacio de la Isla acoge la obra de 33 artistas que rinden homenaje al artista alemán y a su mujer, Mercedes Guardado, al cumplirse el 40 aniversario de la creación del museo en Malpartida de Cáceres

Mercedes Guardado trajo a Wolf Vostell a Cáceres en 1959. Lo había conocido en Guadalupe y fue en la capital donde contrajeron matrimonio. El máximo exponente internacional del hapenning y el movimiento fluxus se quedó prendado con esta ciudad en la que realizó sus primeras exposiciones individuales en los Salones de Educación y Descanso, junto al Cine Norba, o en la Sala Lux. Aquí vendió sus primeras obras, se publicaron los primeros reportajes sobre su arte y se promovió en Malpartida la apertuna del Centro Creativo al que, curiosidades de la vida, Vostell regaló una cámara de video cuando aquí nunca habíamos visto ese aparato que ya hacía furor en las nuevas formas de expresión que se abrían paso en la vanguardia de Centroeuropa.

Este año se celebra el 40 aniversario de la fundación del Museo Vostell Malpartida, una joya de Los Barruecos que atrae a miles de personas hasta este edificio que artísticamente continúa siendo, cuatro décadas después, una de las grandes cunas de la modernidad.

Numerosas actividades se desarrollan estos días a propósito de la efemérides. Una de ellas se inauguró ayer en el Palacio de la Isla de Cáceres. Se trata de una exposición en la que 33 artistas exponen su visión de Vostell y de su esposa. La iniciativa ha partido del Círculo Multiplástico y de Imagynarte, colectivos que se han unido a esta aventura vostelliana a la que ayer tarde se sumó el colectivo Artistas y Obreros del Mundo poniendo en escena su particular Happening Mercedes.

No es el primer happening en torno a Vostell. Ya en 1978, el Colectivo Cacereño integrado por Fernando Carvajal, Valentín Cintas, Juan José Narbón, Ángel González, Emilia G., Luis Casero y Carlos Pazos, participó en la primera Semana de Arte Contemporáneo de Malpartida con el Happening Acción «Yerva sobre el asfalto, asfalto sobre Yerva». Han pasado 40 años y Vostell sigue sorprendiendo. El Palacio de la Isla es desde ayer otra buena muestra de ello.

Fuente: El Periódico Extremadura.

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