El nombre de este resort de lujo, que nació en 2005 como un refugio de paz para directivos y potentados, no es casual. La urbanización es una isla en medio del pantano de Valdecañas, situada al noroeste de Cáceres, a 164 kilómetros de Madrid. El proyecto se componía de dos hoteles, 300 villas, apartamentos, campo de golf de 18 hoyos, complejo deportivo, 76 atraques, zona de piscinas y playa artificial. Más de la mitad de las villas están ya construidas (en concreto 170), así como el campo de golf y el hotel Vincci. El diario 'Expansión' publicó que el complejo contaba con un presupuesto de 200 millones de euros, de los que ya se han invertido 130. Directivos del Banco Santander, Rothschild, Telefónica, Bank of America, Credit Suisse, UBS, PwC, CBRE, Johns Lang Lasalle habían adquirido una de las villas ya entregadas, por un precio de 520.000 euros cada una.
Sobre todo pende una orden de demolición del Tribunal Supremo, previa denuncia de Ecologistas en Acción alegando que el espacio está protegido. La sentencia se produjo seis años después de la construcción del complejo, que fue comercializado por Beltrán Gómez-Acebo, sobrino del Rey emérito Juan Carlos, y por Jaime López-Ibor Alcocer, hijo de Cristina Alcocer y sobrino del empresario Alberto Alcocer, a través de la empresa Vertical Real State. Ambos son propietarios. Bucear en las delicias del lugar es tan sencillo como asomarse a la cuenta de Instagram de Andrea Pascual, la mujer de Gómez-Acebo, que ha encontrado como otros vips en este paraíso extremeño a un paso de la comarca de las Villuercas, también muy solicitada por la 'jet', un refugio de fin de semana.
A pesar de la amenaza de derribo, sus ilustres habitantes están tranquilos y expectantes. La ejecución de la sentencia del Alto Tribunal depende de un informe de impacto medioambiental en el que los propietarios tienen las miras puestas. Las parcelas están integradas en la Red Natura 2000, lo que legalmente impedía su urbanización. La Junta de Extremadura, en la época de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, aprobó la elitista urbanización y quitó a la zona la categoría de Zona de Especial Protección (ZEPA). Hablamos de 2007.
Desde la empresa sevillana constructora Marina Isla de Valdecañas, que está actualmente en manos de un administrador conscursal, prefieren no hacer declaraciones. Tampoco conseguimos hablar con nadie en la inmobiliaria del hijo de Doña Pilar de Borbón, Vertical Real State, que nos remiten a hablar con la Junta de Andalucía o la constructora. Según el estudio realizado por la Junta, el derribo se elevaría a 34 millones de euros después de que la promotora (Marina Isla de Valdecañas, SA., con sede en Sevilla) hubiera invertido ya 130 millones de euros de los 200 inicialmente previstos.
Pero hay quien sí da la cara. Se trata del exjugador de baloncesto Fran Murcia, que no es propietario pero actualmente es el director deportivo del complejo y que con su empresa Sargento de Hierro se dedica a temas de 'team building' empresarial y da servicio al hotel, además de su labor como entrenador de niños. Primero aclara que no es una isla de vips, sino de gente trabajadora. "Tienen dinero para pagar 600.000 euros por una casa, pero nadie les ha regalado nada", explica este mediático entrenador que accede a dar su versión. "Yo soy una opinión partidista, a favor de este enclave que es un verdadero paraíso natural muy cerca de Madrid. Esto no es un mastodonte en medio de una playa como Algarrobico. Todo aquí es sostenible: las casas tienen una sola altura, se rodeó todo de vegetación autóctona y todo se hizo con todos los permisos legales. Hay una orden de demolición con sentencia de derribo, pero económicamente destruir lo que hay aquí construido es inviable. El problema es que hubo una demanda por parte de los ecologistas que se fraguó antes de que la Junta de Extremadura hiciera el cambio de suelo", explica el exmarido de Lara Dibildos,
"No nos vamos a engañar, es una inyección económica salpicada por pequeños pueblos que viven de dar servicio a la isla. En empleos directos ahora mismo la isla emplea a cien personas. En la zona y en plena crisis el empleo ha crecido un 4%, la población un 40%, que los ecologistas y el Supremo pueden encargarse de devolver a los niveles del resto de Extremadura si se ejecuta la sentencia. Se trata de los habitantes que han encontrado una solución a sus problemas laborales al lado de su pueblo. Por no hablar del IBI que ha repercutido en los Ayuntamientos de El Gordo. La empresa constructora ha entrado en concurso de acreedores porque no ha terminado de construir lo proyectado. Estamos pendientes del estudio medioambiental que puede parar la orden de derribo. Estamos tranquilos. Se han plantado áboles autóctonos, donde solo había eucaliptos, y el lugar sigue siendo paso de las cigüeñas. Hay ya un estudio privado que avala estos argumentos", detalla.
Murcia se refiere al estudio hecho desde el departamento de Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura. Sus conclusiones son aplastantes: Materializar la demolición del complejo turístico Isla de Valdecañas, para su vuelta al "estado inicial", tal y como establece la sentencia del Tribunal Supremo de 2015, es una "aberración académica". En este análisis, que firman Julián Mora Aliseda y David Iñigo Hernández, afirman que la Isla de Valdecañas "ha mejorado" la situación de su entorno, gracias a un proyecto de regeneración ambiental por el que se arrancaron más de 1.000 eucaliptos que poblaban la zona y se plantaron 4.500 nuevos árboles, principalmente de especies autóctonas (encinas y alcornoques) junto a pinar y matorral.
El estudio analiza el impacto (social y económico) que la ejecución del proyecto ha tenido en las dos localidades colindantes, El Gordo y El Berrocalejo, pero también evalúa si ha existido un peaje medioambiental. Para los investigadores, el complejo turístico ha supuesto "un revulsivo" para la zona en un terreno sobre el que ellos aseguran que no tenía ningún valor medioambiental. Desde Ecologistas en Acción solo esperan a que se ejecute "de una vez" la sentencia de derribo. A esta publicación le ha sido imposible localizar a Paca Blanco, la vecina jubilada de El Gordo que inició la denuncia. La mujer tuvo que abandonar la pequeña localidad de 300 habitantes por el acoso de los vecinos.
Los que compraron en plano tienen derecho a su dinero
¿Qué pasa con los que compraron en plano (y no se construyeron) y ahora ven cómo una sentencia puede que nunca llegue a ejecutar su casa? Una reciente sentencia del Supremo les ampara y declara nula la venta "al haber regularidades urbanísticas". En su sentencia, da la razón a empresa Monteye Properties & Loan -compradora- que presentó una demanda contra Marina Isla Valdecañas, S.A. -vendedora- y su aseguradora en la que solicitaba la nulidad del contrato de compraventa de la vivienda, por vicio de consentimiento, alegando que el día de su firma no se le informó de la existencia de un litigio que afectaba al instrumento urbanístico sobre el que se asentaba el inmueble. En concreto, argumentaba que la parte vendedora le ocultó que había un procedimiento judicial pendiente en el que se pedía que se anulara el decreto de la Junta de Extremadura que daba cobertura legal urbanística al complejo donde se ubicaba la citada vivienda.
Mientras tanto, son varios inmuebles los que aparecen a la venta en el portal Idealista. Su precio ronda los 500.000 euros. En los anuncios no hay ninguna referencia a la sentencia del Supremo de derribo y la zona se vende como un paraíso natural con un resort de ocio 'premium'. Esta publicación se ha puesto en contacto con cuatro de los propietarios que anuncian sus inmuebles y todos aseguran que "no venden porque se vaya a derribar". Una mujer, afincada en Pozuelo de Alarcón, asegura que está "muy tranquila de haber invertido en este lugar. Esto todo lo ha líado una loca ecologista, pero el impacto medioambiental de tirar el complejo sí sería grandísimo. La isla se utilizaba desde la época de Franco para echar animales muertos. Esto me lo ha contado la asistenta de El Gordo que limpia mi casa. Estoy tranquilísima porque no lo van a demoler, pero también dudo que construyan más por ahora. Y si la tiran, están nuestros seguros y la Junta de Andalucía tendrá que responder". Otra de las propietarias ahonda en esta idea y desmiente eso de que es una isla de millonarios. "Lo que hay en la urbanización es mucho 'don' y poco 'din' (dinero)".
Fuente: El Confidencial