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Gorka Díaz Majada, especialista en archivística, se va a pasar los dos próximos años catalogando uno a uno los cerca de 5.000 libros de entre los siglos XVI y XVIII de los que consta una biblioteca única en la región, cuya verdadera riqueza se encuentra aún por descubrir del todo. Es la conocida como Biblioteca de los Jesuitas o Jesuítica, que en la actualidad ocupa una estancia anexa a los jardines del Palacio Episcopal de Plasencia, y que ha llegado intacta hasta nuestros días gracias a varios factores, entre ellos el golpe de inspiración que a comienzos del siglo XIX llevó a tapiar los anaqueles y evitar así que esta joya bibliográfica fuera destruida durante la ocupación francesa.

El inventariado y catalogación de la Biblioteca de los Jesuitas es un proyecto que lleva años en la mente de los responsables del patrimonio diocesano. De hecho, muy pocos placentinos la conocen porque siempre ha estado cerrada al público para evitar precisamente que por esa falta de catalogación pudiera desaparece algún volumen. Ahora el Obispado ha conseguido el mecenazgo de la Fundación Banco Sabadell para poner en marcha la primera fase de un proyecto que se va a iniciar con la catalogación, pero que pretende concluir a medio plazo con la digitalización de los libros más importantes, que serán puestos a disposición de los investigadores y del público en general en internet.

Pero para llegar a ese punto primero es necesario conocer exactamente qué alberga la biblioteca. El Obispado ya sabe que entre los aproximadamente 5.000 volúmenes hay al menos tres incunables, nombre con el que se designa a los libros editados entre la invención de la imprenta en 1440 y los comienzos del siglo XVI. No obstante, Gorka Díaz cree que puede haber alguno más, y ya ha localizado también, tras un primer análisis superficial, algunos ejemplares que podrían ser únicos, ya que en las bases de datos de referencia no aparece catalogado ninguno similar en todo el mundo. También están localizados libros de clásicos como Platón o Cicerón, un ejemplar de La Galatea y una rareza como es un libro expurgado del humanista Erasmo de Rotterdam, que contiene tachaduras y una nota que lo señalaba como lectura prohibida. «Los censuraron, pero no los destruyeron», apunta el técnico.

La Biblioteca de los Jesuitas es un compendio del saber humano entre los siglos XVI y XVIII, ya que la mayor parte de sus fondos proceden del colegio que la Compañía de Jesús fundó en Plasencia en 1555, y que estaba situada en el edificio que ahora ocupan la UNED y la Escuela Oficial de Idiomas. «Aquel fue un acontecimiento cultural de primer nivel para una ciudad como esta», apunta el vicario de patrimonio de la Diócesis placentina y deán de la catedral, Antonio Luis Galán.

El colegio permaneció funcionando durante más de 200 años, hasta que en 1767 el rey Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas de España bajo la acusación de instigar los motines populares de un año antes. Para entonces habían acumulado una ingente biblioteca con libros sobre todas las ramas del saber de la época, la cual fue trasladada al Palacio Episcopal con el fin de protegerla. Allí se ha conservado hasta nuestros días sin que hasta ahora se hubiera tomado nunca la decisión firme de proceder al fin a una catalogación minuciosa de su contenido.

El trabajo que tiene ante sí Gorka Díaz es ingente. Tendrá que pasar una por una las páginas de los 5.000 volúmenes tanto para limpiarlas como para analizar si existen anotaciones o algún elemento de relevancia bibliográfica. También se restaurarán en la medida de lo posible los ejemplares deteriorados, si bien el técnico destaca que el estado de conservación general es «bastante bueno» debido tanto a la gran calidad del papel como al microclima en el que se ha mantenido la biblioteca durante los últimos 250 años en su ubicación actual.

Biblioteca Nacional
A continuación, Díaz utilizará un programa informático de código abierto para la catalogación y la captura de los registros existentes en la Biblioteca Nacional, que le permitirá situar cada ejemplar en su contexto y saber si existen otros similares y dónde se encuentran. Todo este proceso se prolongará durante dos años, que es la duración estimada para la primera fase del proyecto, financiada por la Fundación Banco Sabadell. Después el Obispado tratará de buscar fondos para la segunda, que será la digitalización y publicación en la web de las principales obras. «No es algo que hagamos para nosotros, sino para revertirlo en la sociedad», señalaba esta semana el obispo, José Luis Retana, en la presentación de la iniciativa.

Durante todo este proceso la Biblioteca Jesuítica seguirá estando cerrada al público, fuera del circuito de la visita que se puede efectuar al Palacio Episcopal y su entorno. Después, una vez completado el inventario, se comenzara a permitir el acceso aunque de manara restringida, según ha apuntado la delegada diocesana de patrimonio.

Fuente HOY

Ana Zamora, al frente de su compañía Nao d'amores, borda un precioso montaje de Comedia Aquilana: gracioso, fresco, físico, plástico, musical, inteligente, sencillo y, en fin, exquisito en su vestuario, interpretación, decorado e iluminación. Una gozada.

Es una excelente manera de conmemorar el sexto centenario de la aparición en Nápoles de Propalladia, compendio de las obras del poeta y dramaturgo extremeño Bartolomé Torres Naharro, nacido en 1485, bajo el reinado de los Reyes Católicos, en Torre de Miguel Sesmero, un pueblecito de Badajoz, cantera de conquistadores, que tendría entonces unos 300 habitantes.

Es probable que los lances y escarceos mantenidos entre Aquilano y la princesa Felicina en esta comedia de enredo amoroso e intriga estuvieran inspirados en los detalles que trascendieron de los encuentros furtivos entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón para preparar su matrimonio.

Torres Naharro fue el introductor en España del teatro renacentista de influencia italiana, que anticipó muchas pautas del teatro barroco y determinó el estilo de Lope de Vega. Contemporáneos y cómplices de esta corriente fueron Juan del Encina, el portugués Gil Vicente y, después, el sevillano Lope de Rueda.Antes de la eclosión del Siglo de Oro eran, en España, los años de la publicación de Tirant lo Blanc (1490), Amadís de Gaula (1508) y La Celestina (1499), novela-teatro de enorme repercusión que Torres Naharro recreó en parte en Himenea.

Juan Meseguer, que interpreta al rey Bermudo, padre de Felicina, se dirige a los espectadores para hacer un introito a la representación, en el que, además de resumir el argumento, recuerda las reglas que ha de tener la comedia y que Torres Naharro estableció en su proemio a Propalladia, considerado por Ana Zamora como la primera preceptiva teatral en lengua romance.

Dice Torres Naharro que la comedia «no es otra cosa sino un artificio ingenioso de notables y finalmente alegres acontecimientos, por personas disputado». Ha de tener, pues, un final feliz. Además, estará dividida en cinco actos -que Torres Naharro prefiere llamar «jornadas»-, tendrá entre seis y doce personajes y será regida por el decoro.

Torres Naharro distinguió dos clases de comedias: la comedia «a noticia», tomada de «cosa vista en realidad de verdad», y la comedia «a fantasía», es decir, «de cosa fantástica o fingida que tenga color de verdad».

Comedia Aquilana, editada en 1520, pertenece a este segundo género, como la citada Himenea y también Serafina, obra esta última que contiene reflejos del pensamiento erasmista. Las ideas regeneradoras, reformistas y heterodoxas de Erasmo de Rotterdam (1466-1536) tuvieron mucha e inmediata difusión en España y fueron muy combatidas por la la Inquisición. Las obras de Torres Naharro -Comedia Aquilana, también- fueron incluidas en 1559 en el Índice de Libros Prohibidos elaborado por el inquisidor general Fernando de Valdés, que contenía unos 700 títulos. El teatro completo de Torres Naharro fue publicado por Cátedra en 2013, en una minuciosa edición crítica de Julio Vélez-Sainz.Entre las comedias «a noticia» -basadas, recordemos, en lo real- destaca Soldadesca, sobre el áspero y abusivo modo de comportarse de los mercenarios y soldados españoles.

Y es que Torres Naharro, después de recibir y, probablemente, abandonar los hábitos eclesiásticos y antes de llegar a Roma en 1508, fue soldado. Hay poca información sobre su vida, pero se sabe que, en el curso de su viaje a Italia, su barco sufrió un naufragio y él fue apresado por piratas, padeciendo, hasta su rescate, un breve cautiverio.

Se da por hecho que pudo estudiar filosofía y humanidades en Salamanca, que ejerció como clérigo en su región natal y que pasó por Valencia y Sevilla. En Roma fue escritor de corte, protegido por el conflictivo cardenal español Bernardino López de Carvajal -también extremeño, de Plasencia- como en Nápoles, a partir de 1517, lo sería por otros personajes nobles y principales. Torres Naharro escribía sus obras por encargo y con destino a representaciones privadas, entre las que no faltó alguna ante el mismísimo Papa León X.

Torres Naharro, que no dispuso de una posición económica desahogada, regresó a España y es posible que viviera un tiempo, de nuevo, en Sevilla. No hay conocimiento exacto del año de su muerte, que se sitúa en un arco que va de 1520 -la fecha más probable- a 1530, durante el reinado de Carlos I, cuyas tropas, por cierto, saquearon Roma en 1527 y cuyo entorno fue muy sensible y favorable al erasmismo, cosas ambas que irritaron sobremanera a las autoridades eclesiásticas.

Fuente ELMUNDO

El cineasta español Luis Buñuel y el escritor colombiano Gabriel García Márquez protagonizan dos de los filmes presentados este año en el Cartoon Movie, el foro de animación de Burdeos (sur de Francia), y demostraron que muchas veces la realidad puede superar a la ficción.

Aunque muchas de las animaciones presentadas entre ayer y hoy en la vigésima edición del Cartoon Movie tratan de historias imaginarias, producciones como "Buñuel en el Laberinto de las Tortugas", dirigida por Salvador Simó, se inspiran directamente en la realidad para producir ficción de calidad.

La historia de esta película comienza en los años treinta, cuando el escultor Ramón Acín gana la lotería y usa ese dinero para ayudar a su amigo Luis Buñuel a realizar el documental "Las Hurdes, tierra sin pan", en el que retrató la pobreza de esa montañosa región de Extremadura (suroeste de España).

"Todo el mundo sabe quién es Luis Buñuel, pero muy pocos conocen esta historia", aseguró a Efe uno de los distribuidores del filme, Óscar Alonso, que insistió en que realizar "Las Hurdes. Tierra sin pan" supuso un punto de inflexión en la carrera del célebre director.

"Él llegó a Las Hurdes siendo Luis y salió siendo Buñuel", explicó en la presentación de hoy Simó, que en su largometraje mezcla la música con los dibujos en 2D para profundizar en la personalidad del cineasta, en su amistad con Ramón Acín y en sus sueños surrealistas.

Uno de los coproductores, Bruno Felix, destacó la relevancia que tiene a día de hoy esta historia, que "muestra a un artista que se posiciona", y añadió que "lo que cuenta puede usarse ahora".

Lo real y lo irreal también se mezclan en "Gabo, Memorias de una vida mágica", una animación de 85 minutos basada en la novela homónima, la primera que cuenta la biografía del autor "Cien años de soledad" en formato gráfico.

Los realizadores de la película, todavía en su primera fase de producción, prometen que estará cargada de "recuerdos de familia, realismo mágico, amor incondicional y facturas sin pagar".

Esta coproducción colombiana y española sobre el premio nobel de Literatura García Márquez fue presentada en el Cartoon Movie, un evento al que los profesionales acuden para encontrar posibles distribuidores, coproductores o socios financieros.

Más allá de Buñuel y "Gabo", en esta cita se presentaron películas como "Un día más de vida", que cuenta las vivencias del famoso periodista polaco Ryszard Kapuscinski, que viajó a Angola en 1975 para cubrir la guerra civil que acababa de estallar.

Y en las animaciones basadas en hechos reales también hay sitio para personajes anónimos como Assunta, una anciana originaria de Teulada, que tuvo que exiliarse en los años 50 de esta pequeña localidad de Cerdeña debido a la implantación de una base militar de la OTAN.

A sus 86 años, esta mujer decide volver a su pueblo en un periplo que relata "Trip to Teulada" (Viaje a Teulada), una película de 90 minutos dirigida por el italiano Nicola Contini.

En el Cartoon Movie 2018, se presentaron 60 nuevos proyectos de 22 países en una vigésima edición que ofreció un "Spotlight in Spain" (Foco en España) y reunió a unos 900 profesionales en el Palacio de Congresos de Burdeos (suroeste de Francia).

Desde el nacimiento de este certamen, en 1999, más de 300 proyectos han conseguido encontrar financiación lo que representa una cifra de 2.000 millones de euros (unos 2.470 millones de dólares), según los organizadores.

Fuente ELPERIODICOEXTREMADURA

Ernesto Trevejo vuelve a las calles en 'Primavera cruel' (Ediciones B), la nueva novela del joven escritor extremeño Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988). En esta ocasión, el ecléctivo inspector, que se maneja con inteligencia en las procelosas aguas del franquismo, investigará la muerte de un joven comunista catalán que tenía la intención de asesinar al dictador. Por el camino, la aparición de otro cuerpo sin vida, el de un joven que pertenecía a la misma célula comunista que el primer fallecido, complicará la trama.

Roso, que creó al personaje de Trevejo en su primera novela, 'Aguacero', vuelve a la España de los años 50, un momento histórico que, aunque le queda muy lejos por edad, siente cercano. «Hoy creemos que enviar unos cuantos mensajes a las redes sociales es estar comprometido con algo. Son los activistas de Twitter. Pero en aquella época, la gente se la jugaba de verdad. Tenían riesgo de ir a la cárcel, de ser torturados o incluso de ser condenados a muerte. Aquello era un verdadero compromiso», explica el escritor.

Lector voraz de Delibes, Cela, Laforet o Ferlosio, los grandes autores de las décadas de los 50 y 60 en España, Roso, profesor de Literatura en un instituto de Madrid, se inspira en la figura del comunista Jorge Semprún, «uno de los grandes políticos y escritores que ha tenido España, pero que actualmente no encuentra a nadie que lo reivindique». «Acabó mal en el Partido Comunista, acabó mal con el PSOE, acabó mal con Cela y otros escritores... Se ha quedado en tierra de nadie porque sus posturas políticas y su literatura eran complejas, pero valdría la pena recuperar su nombre solamente por la aventura que supone su vida y por su valor como intelectual», sostiene Roso.

Fuente HOY

En 1936, más de 70.000 personas entraron en Portugal. Al año siguiente, la cifra descendió a 32.000 y en 1938 fueron 21.000. A través de la frontera legal, miles de españoles huyeron a Portugal en aquel año siniestro del comienzo de la Guerra Civil. Ilegalmente, por ríos, trochas y veredas, cruzaron no se sabe cuántos. Hasta agosto del 36, escaparon muchas familias de orden que no estaban a gusto con el régimen republicano. Así sucede con 400 refugiados, solo mujeres y niños, de Encinasola, que entran en Barrancos antes del golpe de estado, o con los más de 9.000 que cruzan en febrero, cuando los partidos republicanos ganan las elecciones y acceden al gobierno.

Gran parte de estos refugiados regresan al estallar la Guerra Civil, sobre todo tras la toma de Badajoz por el ejército de África. Entonces toca el éxodo a la inversa. Son miles de republicanos los que escapan de la represión y de nuevo la frontera se convierte en un trajín incesante de huidos. Siempre se ha dicho que dependiendo del punto por donde escaparan, la suerte podía ser una u otra. Así, escapar por Barrancos, como hicieron 340 republicanos de Jerez, 294 de Oliva o 68 de Villanueva del Fresno era una garantía de supervivencia. Sin embargo, unos kilómetros más al sur, escapar por Rosal de la Frontera, como haría un par de años después Miguel Hernández, era jugártela porque los guardiñas de Serpa te devolvían a España.

Tras la toma de Badajoz, se sabe que quienes cruzaron por Campo Mayor, caso del alcalde Sinforiano Madroñero o del diputado socialista Nicolás de Pablo, fueron devueltos a España y fusilados el 20 de agosto. Sin embargo, ¿qué sucedió con los cientos de extremeños que escaparon a Elvas?

Conocemos el caso del coronel Puigdendolas, jefe militar republicano de Badajoz, que fue detenido en el puesto fronterizo de Retiro, encarcelado en el fuerte de Caixas y enviado a Tarragona en el buque Niassa. Luego sería asesinado en Parla en octubre por sus propios milicianos cuando intentaba detener pistola en mano una desbandada de sus tropas. ¿Pero y los demás refugiados?

'El caso de Elvas' es un trabajo presentado en la Universidad de Lisboa por Moisés Alexandre Antunes Lopes y dirigido por los profesores Sérgio Campos y César Rina (Universidad de Extremadura). Estudia con detalle qué sucedió con los refugiados españoles en Portugal durante la Guerra Civil, en concreto con los que cruzaron a Elvas. La primera conclusión que se extrae leyendo el trabajo es que en Elvas no se impuso una política general de devoluciones, que significaban el camino directo al paredón.

En el Alentejo, además de los campos de concentración de las heredades de Russianas y Coitadinhas en Barrancos y de la plaza de toros de Moura, habrá otros dos campos en la plaza de toros de Elvas, donde serán encerrados 800 soldados, dos mayores y cuatro capitanes, y en el fuerte de Graça, que acogerá a 211 españoles. Además, había refugiados acogidos en asilos, sin contar los 'ilegales' escondidos en casas particulares. El trabajo calcula que podría haber unos 3.000 refugiados en la zona de Elvas y Campo Mayor.

Muchos volverán a la España republicana en el buque Niassa, que en octubre de 1936 los lleva de Lisboa a Tarragona. Sin embargo, hubo muchas devoluciones no constatadas ni certificadas, lo que provocó la protesta del gobierno republicano. Un caso curioso que desvela el trabajo es la entrega en Montalvão el 3 de agosto de 1936 de un alférez, dos sargentos, 16 carabineros y dos soldados, todos ellos republicanos, que habían cruzado la frontera por Cedillo en barca o a nado y son desarmados y trasladados a Lisboa.

A partir del 23 de octubre de 1936, cuando el gobierno portugués rompe relaciones con la República y reconoce al gobierno de Burgos, la situación se vuelve más complicada para los republicanos que pretenden refugiarse en Portugal, pero la gran desbandada ya había terminado y Elvas no había sido un mal sitio para escapar.

Fuente HOY

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