"Mi relación con ella y con el Rey es absolutamente normal... Me han invitado a actos en la Zarzuela, alguna cena con amigos... La gente es maja"
El ex marido de la Reina Letizia ante su novela autobiográfica
Alonso Guerrero, el ex marido de la Reina Letizia, publica un libro basado en su vida
Alonso Guerrero, ex de Letizia, a LOC: "La Casa Real jamás me ha ofrecido dinero por mi silencio"
A veces la lluvia es una tregua. A veces anuncia una tempestad mayor. Alonso Guerrero cree en la belleza de un diluvio. Alonso es un tipo que ha guardado mucho silencio. Es uno de sus tesoros, de lo que conserva como esencia de su yo. Guerrero es un hombre especial. Como escritor, ha lanzado un grupo de novelas que la crítica ha recibido con fruición. Se presenta en el Café Gijón con los hombros encogidos, gabardina, bufanda gris. Camina como un escritor que se dirige a hablar sobre lo que nunca ha hablado. De su pasado, presente, del futuro de su novela. Alonso Guerrero publicará en unos días El amor de Penny Robinson (Editorial Almuzara). Es una obra autobiográfica escrita a ritmo de persecución. El personaje principal se llama Alonso Guerrero. Él. Su voz es grave y mantiene siempre un tono calmo. Llueve y la terraza del Café Gijón es un refugio. Se ve solitario rodeado de sillas de hierro forjado. Y las gotas que caen. Como las palabras que soltará, lentas y vitales. «Mi silencio es mío», repetirá una y otra vez durante la conversación. Guerrero es el ex esposo de Letizia Ortiz. Y viene a contar su verdad, la literaria y la humana, aunque en su caso sean una. «Aunque a nadie le interese escucharla», dice como cobijándose en sus propias frases. Las manos las tiene gastadas, no como las del soberbio profesor de literatura que es, más bien como el labrador que fue su padre. Vamos a hablar de su obra. Pero es que, en este caso, su novela es su vida. Lo que vivió-sufrió-sintió cuando supo que su ex mujer iba a ser la futura reina de España. Adiós silencio.-No hay mejor argumento de una vida literaria que la suya... Comienza con una historia macroniana al revés. La alumna que se enamora del profesor. El maestro que se hace su pareja. Se casan. La vida se tuerce y se divorcian. Ella se vuelve a casar. Y se convierte en princesa. Después en reina...-Yo a Letizia nunca la tuve en clase. Fue una persona a la que conocí en el instituto donde trabajaba. Y sí, visto desde este punto de vista puede ser todo eso. Todo lo demás es una casualidad.-Casualidad de esas increíbles...-Es el azar más bien.-Creo que es más que eso. En su novela suelta una frase más que emblemática: «Era un peón en la partida, pero había sido atacado con el movimiento de una reina»
-Ten en cuenta que cuando yo escribí la novela ella aún no era reina. Siempre me refiero a ella como princesa. Pero leída ahora, la frase parece profética.-Su novela es de escapada como El conde de Montecristo...-La gran diferencia es que esta es una tremenda sátira. Cosa que El conde de Montecristo, no. Aunque a veces lo parece por las distintas personalidades de Edmundo Dantés. Mi novela es un vodevil. Hay que mirar esto con la distancia de la comedia. La gente entiende mejor el humor que la tragedia.-En su obra puntualiza que a nadie le interesa lo que tenga que decir... Que nadie le quiere encontrar porque nadie sabría qué preguntarle. Eso es una mentira...-Una de las premisas de la novela es que a nadie le interesa la verdad. Las grandes verdades, a la sociedad en que vivimos, no interesan. ¿Por qué? Obligan al compromiso. Y nadie se compromete.-Retomando esa palabra. En noviembre de 2003 se anuncia el compromiso real. Es el inicio de lo que pasa en la novela y en su existencia. Su vida iba a cambiar... -Había pasado el día en el campo. Y lo vi en la televisión. Me extrañó. Me cayó, no como una losa, sino como una interrogación tremenda. Ni siquiera pensé en la situación en que yo me colocaba sino en lo que había pasado. En cómo había pasado. Después se contestaron todas esas preguntas. Era absolutamente argumental. Eso debía llevarlo a una novela. Lo dice la contraportada del libro. «Es la historia de una persona que se convierte en personaje». Eso le ha pasado a mucha gente con todo esto. Gente que nada tenía que ver con la oficialidad ni con la monarquía ni con la nobleza... Saltan a ser perseguidos. Y quizás yo sea el menos importante.-«Pierde su vida de un zarpazo», relata. Eso es un corte radi cal. ¿Así sintió que su exmujer se transformase en princesa?
-No es que ese anuncio supusiera la pérdida de mi vida. Inició la persecución de la prensa. Me pareció apocalíptico. No se me puso un micrófono para que dijera lo que pensaba. Se me arrancaban las respuestas. De qué sirve la verdad si va a ser tergiversada. Siempre.-Su boda fue sencilla, de 90 personas, los muy cercanos. Y pasó a ser motivo de deseo...-Fue algo hiperbólico. Circulaba tanto dinero por esas imágenes. Pero yo sabía que no se iban a vender y no se han vendido. A mí me ofrecieron 300.000 euros por una foto. -¡300.000 por una sola foto!-¿A costa de qué? Nunca he necesitado el dinero. He sido una persona muy frugal. Puedo decir que no va con mi naturaleza vender una foto. Por el dinero que sea. Más si es una foto privada. Y lo que es privado pertenece a uno, por definición. Y sigo sin planteármelo. Mi silencio es mío.-Toda esa gente que ha vivido lo que ha vivido usted, según reflexiona, se droga o se divorcia... O se suicida. Definitivamente se ha divorciado y está aquí... ¿El resto?-Mi única droga es la lucidez. Ni he pensado en suicidarme.-¿Es una droga el divorcio? Hay quienes lo viven permanentemente.-El divorcio es una lección.
Pausa para las fotografías. La luz roja incendia su rostro. Pregunta por su novela. Soy de los pocos que la ha leído completa. Ni siquiera se plantea la posibilidad de ser best-seller. «Soy un escritor minoritario y lo seguiré siendo». Mira a la cámara. A veces parece que va a esbozar una sonrisa como si recordar fuera eso. Un acercamiento a la felicidad. A esa que le dieron cada una de las mujeres de su vida. Sí, Letizia también. Pero no adelantemos acontecimientos. «Creo que he hecho una novela de carne y sangre. Era el argumento más vital que he tenido». La lluvia casi atraviesa el frágil techo de lona. Pero seguimos. -Stevenson es su eje político y vital. Tiene un poema que se llama Happy Thoughs [pensamientos alegres] que habla de la felicidad, de ser felices como reyes... -Dudo que eso exista. Eso forma parte de los cuentos de hadas. No creo que la realeza sea excesivamente feliz. La felicidad se busca por caminos privados. -Stevenson luchó a favor de la monarquía en Hawai. -Tenía al rey de espectador y de oyente. -Y se enamoró de una princesa mestiza. Mitad de un mundo. Mitad del otro. Su caso otra vez al revés.-Lo describe en un cuento. Se enamora de una princesa y contrae lepra. Y le pide al diablo de la botella librarse del mal. El amor verdadero es intocable, siempre.
-Hablando de la felicidad. Cuando le entrevistamos hace 15 años [Crónica, 9/11/2003] sobre el enlace real, sólo dijo que le deseaba a los dos la felicidad...-Lo normal.-¿Ha vivido la felicidad? -Muchas veces.
-¿Qué es para usted? -Cuando rozas algo que se parece a la intensidad y hace que la vida valga la pena. La felicidad me la han dado las mujeres y la literatura.-Su novela es un recorrido por distintos tipos de ellas y las engloba con esta frase: «Las mujeres de mi vida me criticaron por mirar el mundo desde un andén».-Sí. Mirar el mundo desde un andén es la posición de alguien que está a punto de irse. Siempre al borde de tomar ese tren. Las mujeres tienen celos de eso. El escritor siempre vive esperando que llegue algo.-Siempre se dijo que Letizia lo dejó y más...-No puedo contestar. Alonso Guerrero marca los tempos con las manos. Sus uñas las tiene extremadamente cortas. De vez en cuando aprieta las manos. Las pone unas sobre la otra. Encima de la mesa están colocadas las pruebas de la novela más deseada. Dos frases de ella que parecen escritas para este momento. «Les concedes una entrevista y te escriben un epitafio. Luchas por la posteridad, como Aquiles, y te cae encima la actualidad». Guerrero escribe tratando de explicar la condición humana. Sobre lo que pasó desde que se convirtió en el 'ex-critor' y no en el escritor a secas que es. «Era una promesa de 41 años», tecleó. «Y sigo siendo una promesa con 55», explica hoy. Su biografía se puede repasar así. Nació en Extremadura en 1962. Es licenciado en Filosofía y Letras. Ha publicado 15 obras. Esta es la decimosexta. Ha hecho vida laboral en Madrid. Conoció a una muchacha que le encandiló. Vivió con ella. Se casó en 1998. Hace justo dos décadas. El matrimonio no llegó a los 24 meses. Ese mismo año, cuatro meses antes de la boda, publicó una novela llamada 'El hombre abreviado'. Tiene dedicatoria. A Letizia. Todo eso junto le hizo carne de programas del corazón. A él que este músculo sólo lo usaba para escribir y amar. -Calle Pareja de Guadalajara. Había guardia permanente de fotógrafos en su casa a partir del compromiso real...-Y mis padres sufrieron un asedio. Querían testimonios sobre la monarquía que nunca obtuvieron.
-¿Ordenó que destruyan los recuerdos de ese momento como dice en su libro? ¿De su boda? -No. No ordené que hicieran nada. De hecho no hay nada destruido. Son cosas que se conservan. ¿Por qué lo iban a destruir? Pertenecen a la privacidad de cada uno. -Y 300.000 es mucho dinero...-Aunque se hubiese pagado no creo que se hubiese publicado nada.-¿Por qué Penny Robinson?
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Alonso Guerrero: "No soy monárquico, pero creo que estoy en un país que se roba tanto que jamás podrá existir una república"
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5 MAR. 2018 07:11
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"Mi relación con ella y con el Rey es absolutamente normal... Me han invitado a actos en la Zarzuela, alguna cena con amigos... La gente es maja"
El ex marido de la Reina Letizia ante su novela autobiográfica
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A veces la lluvia es una tregua. A veces anuncia una tempestad mayor. Alonso Guerrero cree en la belleza de un diluvio. Alonso es un tipo que ha guardado mucho silencio. Es uno de sus tesoros, de lo que conserva como esencia de su yo. Guerrero es un hombre especial. Como escritor, ha lanzado un grupo de novelas que la crítica ha recibido con fruición. Se presenta en el Café Gijón con los hombros encogidos, gabardina, bufanda gris. Camina como un escritor que se dirige a hablar sobre lo que nunca ha hablado. De su pasado, presente, del futuro de su novela. Alonso Guerrero publicará en unos días El amor de Penny Robinson (Editorial Almuzara). Es una obra autobiográfica escrita a ritmo de persecución. El personaje principal se llama Alonso Guerrero. Él. Su voz es grave y mantiene siempre un tono calmo. Llueve y la terraza del Café Gijón es un refugio. Se ve solitario rodeado de sillas de hierro forjado. Y las gotas que caen. Como las palabras que soltará, lentas y vitales. «Mi silencio es mío», repetirá una y otra vez durante la conversación. Guerrero es el ex esposo de Letizia Ortiz. Y viene a contar su verdad, la literaria y la humana, aunque en su caso sean una. «Aunque a nadie le interese escucharla», dice como cobijándose en sus propias frases. Las manos las tiene gastadas, no como las del soberbio profesor de literatura que es, más bien como el labrador que fue su padre. Vamos a hablar de su obra. Pero es que, en este caso, su novela es su vida. Lo que vivió-sufrió-sintió cuando supo que su ex mujer iba a ser la futura reina de España. Adiós silencio.-No hay mejor argumento de una vida literaria que la suya... Comienza con una historia macroniana al revés. La alumna que se enamora del profesor. El maestro que se hace su pareja. Se casan. La vida se tuerce y se divorcian. Ella se vuelve a casar. Y se convierte en princesa. Después en reina...-Yo a Letizia nunca la tuve en clase. Fue una persona a la que conocí en el instituto donde trabajaba. Y sí, visto desde este punto de vista puede ser todo eso. Todo lo demás es una casualidad.-Casualidad de esas increíbles...-Es el azar más bien.-Creo que es más que eso. En su novela suelta una frase más que emblemática: «Era un peón en la partida, pero había sido atacado con el movimiento de una reina»
-Ten en cuenta que cuando yo escribí la novela ella aún no era reina. Siempre me refiero a ella como princesa. Pero leída ahora, la frase parece profética.-Su novela es de escapada como El conde de Montecristo...-La gran diferencia es que esta es una tremenda sátira. Cosa que El conde de Montecristo, no. Aunque a veces lo parece por las distintas personalidades de Edmundo Dantés. Mi novela es un vodevil. Hay que mirar esto con la distancia de la comedia. La gente entiende mejor el humor que la tragedia.-En su obra puntualiza que a nadie le interesa lo que tenga que decir... Que nadie le quiere encontrar porque nadie sabría qué preguntarle. Eso es una mentira...-Una de las premisas de la novela es que a nadie le interesa la verdad. Las grandes verdades, a la sociedad en que vivimos, no interesan. ¿Por qué? Obligan al compromiso. Y nadie se compromete.-Retomando esa palabra. En noviembre de 2003 se anuncia el compromiso real. Es el inicio de lo que pasa en la novela y en su existencia. Su vida iba a cambiar... -Había pasado el día en el campo. Y lo vi en la televisión. Me extrañó. Me cayó, no como una losa, sino como una interrogación tremenda. Ni siquiera pensé en la situación en que yo me colocaba sino en lo que había pasado. En cómo había pasado. Después se contestaron todas esas preguntas. Era absolutamente argumental. Eso debía llevarlo a una novela. Lo dice la contraportada del libro. «Es la historia de una persona que se convierte en personaje». Eso le ha pasado a mucha gente con todo esto. Gente que nada tenía que ver con la oficialidad ni con la monarquía ni con la nobleza... Saltan a ser perseguidos. Y quizás yo sea el menos importante.-«Pierde su vida de un zarpazo», relata. Eso es un corte radi cal. ¿Así sintió que su exmujer se transformase en princesa?
"Era un peón en la partida, pero había sido atacado con el movimiento de una reina"
-No es que ese anuncio supusiera la pérdida de mi vida. Inició la persecución de la prensa. Me pareció apocalíptico. No se me puso un micrófono para que dijera lo que pensaba. Se me arrancaban las respuestas. De qué sirve la verdad si va a ser tergiversada. Siempre.-Su boda fue sencilla, de 90 personas, los muy cercanos. Y pasó a ser motivo de deseo...-Fue algo hiperbólico. Circulaba tanto dinero por esas imágenes. Pero yo sabía que no se iban a vender y no se han vendido. A mí me ofrecieron 300.000 euros por una foto. -¡300.000 por una sola foto!-¿A costa de qué? Nunca he necesitado el dinero. He sido una persona muy frugal. Puedo decir que no va con mi naturaleza vender una foto. Por el dinero que sea. Más si es una foto privada. Y lo que es privado pertenece a uno, por definición. Y sigo sin planteármelo. Mi silencio es mío.-Toda esa gente que ha vivido lo que ha vivido usted, según reflexiona, se droga o se divorcia... O se suicida. Definitivamente se ha divorciado y está aquí... ¿El resto?-Mi única droga es la lucidez. Ni he pensado en suicidarme.-¿Es una droga el divorcio? Hay quienes lo viven permanentemente.-El divorcio es una lección.
Pausa para las fotografías. La luz roja incendia su rostro. Pregunta por su novela. Soy de los pocos que la ha leído completa. Ni siquiera se plantea la posibilidad de ser best-seller. «Soy un escritor minoritario y lo seguiré siendo». Mira a la cámara. A veces parece que va a esbozar una sonrisa como si recordar fuera eso. Un acercamiento a la felicidad. A esa que le dieron cada una de las mujeres de su vida. Sí, Letizia también. Pero no adelantemos acontecimientos. «Creo que he hecho una novela de carne y sangre. Era el argumento más vital que he tenido». La lluvia casi atraviesa el frágil techo de lona. Pero seguimos. -Stevenson es su eje político y vital. Tiene un poema que se llama Happy Thoughs [pensamientos alegres] que habla de la felicidad, de ser felices como reyes... -Dudo que eso exista. Eso forma parte de los cuentos de hadas. No creo que la realeza sea excesivamente feliz. La felicidad se busca por caminos privados. -Stevenson luchó a favor de la monarquía en Hawai. -Tenía al rey de espectador y de oyente. -Y se enamoró de una princesa mestiza. Mitad de un mundo. Mitad del otro. Su caso otra vez al revés.-Lo describe en un cuento. Se enamora de una princesa y contrae lepra. Y le pide al diablo de la botella librarse del mal. El amor verdadero es intocable, siempre.
"Me ofrecieron 300.000 euros por una foto de nuestra boda... Pero jamás... Mi silencio es mío"
-Hablando de la felicidad. Cuando le entrevistamos hace 15 años [Crónica, 9/11/2003] sobre el enlace real, sólo dijo que le deseaba a los dos la felicidad...-Lo normal.-¿Ha vivido la felicidad? -Muchas veces.
-¿Qué es para usted? -Cuando rozas algo que se parece a la intensidad y hace que la vida valga la pena. La felicidad me la han dado las mujeres y la literatura.-Su novela es un recorrido por distintos tipos de ellas y las engloba con esta frase: «Las mujeres de mi vida me criticaron por mirar el mundo desde un andén».-Sí. Mirar el mundo desde un andén es la posición de alguien que está a punto de irse. Siempre al borde de tomar ese tren. Las mujeres tienen celos de eso. El escritor siempre vive esperando que llegue algo.-Siempre se dijo que Letizia lo dejó y más...-No puedo contestar. Alonso Guerrero marca los tempos con las manos. Sus uñas las tiene extremadamente cortas. De vez en cuando aprieta las manos. Las pone unas sobre la otra. Encima de la mesa están colocadas las pruebas de la novela más deseada. Dos frases de ella que parecen escritas para este momento. «Les concedes una entrevista y te escriben un epitafio. Luchas por la posteridad, como Aquiles, y te cae encima la actualidad». Guerrero escribe tratando de explicar la condición humana. Sobre lo que pasó desde que se convirtió en el 'ex-critor' y no en el escritor a secas que es. «Era una promesa de 41 años», tecleó. «Y sigo siendo una promesa con 55», explica hoy. Su biografía se puede repasar así. Nació en Extremadura en 1962. Es licenciado en Filosofía y Letras. Ha publicado 15 obras. Esta es la decimosexta. Ha hecho vida laboral en Madrid. Conoció a una muchacha que le encandiló. Vivió con ella. Se casó en 1998. Hace justo dos décadas. El matrimonio no llegó a los 24 meses. Ese mismo año, cuatro meses antes de la boda, publicó una novela llamada 'El hombre abreviado'. Tiene dedicatoria. A Letizia. Todo eso junto le hizo carne de programas del corazón. A él que este músculo sólo lo usaba para escribir y amar. -Calle Pareja de Guadalajara. Había guardia permanente de fotógrafos en su casa a partir del compromiso real...-Y mis padres sufrieron un asedio. Querían testimonios sobre la monarquía que nunca obtuvieron.
"Creo que he hecho una novela de carne y sangre. Era el argumento más vital que he tenido"
-¿Ordenó que destruyan los recuerdos de ese momento como dice en su libro? ¿De su boda? -No. No ordené que hicieran nada. De hecho no hay nada destruido. Son cosas que se conservan. ¿Por qué lo iban a destruir? Pertenecen a la privacidad de cada uno. -Y 300.000 es mucho dinero...-Aunque se hubiese pagado no creo que se hubiese publicado nada.-¿Por qué Penny Robinson?
-Es la parte más íntima de la novela. Fue una de las primeras niñas de las que me enamoré. Yo era un chico que iba desde mi escuela a casa rápido para ver el episodio [es una de las protagonistas de la serie Perdidos en el espacio].-Si se observa con perspicacia, su Penny es Letizia. Incluso se puede hallar fotos donde se parecen...-No tiene nada que ver. Es un icono de mi infancia. -«Penny se me aparecía en sueños. Con aquel flequillo que nunca crecía y los ojos incendiados en la pubertad», escribió. Muchas veces vamos en busca de ese primer amor idealizado toda la vida... -Creo que las mujeres son la parte más enigmática de la creación. Soy lo que ellas me daban. Siempre eran un espejo, la medida de todas las cosas. No sé si he creado personajes femeninos interesantes... Pero lo he intentado.-En su obra, las mujeres siempre tienen el poder.-Sí. Es un poder basado en la fascinación. Soy un personaje femenino al que las mujeres siempre han atraído mucho. Me miro en ellas.La lluvia obliga a cambiar de lugar. Nos podemos quitar los abrigos. Alonso está en buena forma. El pelo cano. La camisa azul es algo ajustada. Mide unos 175 centímetros. Estamos a 10 minutos caminando del instituto donde trabaja, uno de los más prestigiosos del país. «Para mí el mejor». Es el Beatriz Galindo, uno de los pocos colegios públicos donde se puede cursar el bachillerato internacional. Guerrero no vive tampoco lejos. «A pocas paradas de metro». Corrió el rumor de que se casó de nuevo. No es cierto. «Y me separé hace seis años de esa persona». Hace hincapié en esto para que a ella no la acosen... La vida de Alonso transcurre apacible entre clases de literatura y escribir. Hasta ahora.
-Me gustan dos personajes de su novela. Uno es Laura, la gran traidora. Otro Nené, la gran seductora... ¿Quiénes la inspiran?-Existen pero no tiene sentido explicar quiénes son. A Laura no la considero traidora. Ninguna mujer me ha traicionado. -La describe como alguien que tras un divorcio es capaz de todo.-Son las circunstancias. Las mujeres son más consecuentes con su personalidad que los hombres.-No seré el primero que al leerla y sepa que hay dos fotos desnuda de Laura, imagine que hay dos fotos de la reina desnuda. ¿Se hizo con ese fin?-No lo hice con una intención. El lector debe leer entre líneas.-Para despistar pone el año de las fotos: 1986. Años antes de que conociera a Letizia.-La conocí en 1989.-Hay un momento en que Penny se convierte en princesa. Yo creo que en todos sus personajes femeninos hay algo de Letizia.-Es una tesis bastante arriesgada. Tendrá que escribir un ensayo.-Su libro habla de la belleza y sus dramas, por eso creo que Nené también es ella. «Su piel, su sonrisa, no podían permitirse retrasos ni depresiones, porque la belleza es una mariposa enamorada de una vela encendida». -La belleza siempre está al borde del precipicio. Al borde de la combustión. A veces es peligrosa.-Se puede establecer el paralelismo con esta Letizia cambiada. Distinta. A la que le achacan todo. Operaciones, delgadez...-Le dejo toda la libertad a la gente que opine. Yo no opino nada sobre eso. Solo lo presencio.-Un espectador privilegiado. Conoce el antes....-Estoy ya tan lejos como cualquier persona.-Hay tantos guiños que contar... como por ejemplo que en su libro sale tres veces la palabra «princesa»... -Pocas me parece...-Y cinco, la palabra «reina»; cuatro veces, «rey»; y «monarquía» una sola vez... -No es a propósito. No tengo esa consciencia. El texto es superior a mí. Solo pienso en la estructura y en los sentimientos.-Aparecen en los momentos justos y precisos. Tanto así que, al final del libro, reaparece la palabra «princesa».-En la última frase. Porque inicia la epopeya de este personaje.
-Que es usted.-Que soy yo.-Escribe: «Los hombres de 40 y tantos siempre sufrimos cuando nos enamoramos de chicas de 30». Coinciden los años de usted y ella cuando se anunció el compromiso...-Es una frase elegíaca y punto. No somos tan diferentes. -¿Cree que le preguntarán más veces si Penny Robinson es Letizia?-No creo que lo hagan. Porque tampoco lo voy a decir.La novela está escrita desde el máximo respeto. Lo saben sus protagonistas. Lo sabe Alonso. Lo encontrará el lector. Es un relato de persecución donde él se ve obligado a huir. Y en esa fuga lo pierde y lo gana todo. Es una obra para rememorar lo que sucedió. Con Alonso Guerrero. Con sus recuerdos. -¿En su desesperación realmente tiró su móvil en una cuneta?-Sí
-¿Y lo encontraron los malos?-Sí y eso indica lo cerca que estaban.-¿Le pagaron para que no salga en televisión?-Nunca me han pagado nada. Jamás. No lo hubiese aceptado. Mi silencio es mío.-Por dignidad...-No lo he hecho para ser digno. No lo haría por Letizia Ortiz ni por ninguna mujer con la que he estado. No hay diferencia entre unas y otras. Se trata de mi vida. De mi silencio, de mi privacidad.-¿Letizia alguna vez le habló de ser reina o princesa?-Nunca.-He imaginado que la próxima novela se titularía La llamada. ¿Letizia volvió a llamar?-Sí, sí. Claro que sí.-¿Nos cuenta más?-Mi relación con ella y con el rey es absolutamente normal. Hemos contactado. Me han invitado a actos a la Zarzuela.-¿No era una relación de odio? -¿Por qué? No lo entiendo.-Se habló siempre del hombre despechado.-Qué va. ¡Qué va!-Letizia ha leído la novela. ¿Qué le parece?-No voy a hacer ese tipo de publicidad. La única publicidad de esta novela es el argumento.-¿Qué tal en el Palacio Real? -Fue en alguna cena con amigos. Hubo más de una. La gente es maja. Como en cualquier otro sitio.-«Me indignaba más haber murmurado frases mediocres sobre Dostoievski que insultantes contra el rey de España», ha escrito. -Sabía que iba a sacar esa frase. Debo decir que mi vida siempre está más cerca de la literatura.
-Es el ex marido de una reina. Es un hecho fáctico...-Es muy fácil serlo. Y más cuando uno no ha dejado su vida.-Es casi como un título nobiliario en sí mismo.-Yo diría que es una anécdota-Del que sale una novela de 208 páginas. Es más que una anécdota.-No crea.-¿Letizia le avisó antes de comprometerse?-Me enteré por la tele-¿No antes? -Me llamó. Pero no me dijo lo que iba a pasar. Me advertía de las posibles molestias que yo podría padecer. Pero no me contó más. Ella supuso que yo podría deducirlo. Y yo soy corto para esas cosas. No deduje ni que se iba a casar. Creo que ni siquiera tenía que haberme llamado. Y sin embargo lo hizo.
-Muy inteligente por su parte...-Es un gesto con sensibilidad. -¿Qué piensa de la monarquía? No lo respondió hace 15 años...-¿Quiere una exclusiva? No soy monárquico. Pero creo que estoy en un país que se roba tanto que jamás podrá existir una república. -¿Del rey qué puede decir?-Sobre Felipe VI no me puedo pronunciar sobre sus labores y funciones institucionales, pero sobre él sí debo decir que es una buena persona.-Ahora entiendo el hombre del que se enamoró Letizia. Es usted un buen tipo...-Estupendo. -y ríe.-Es de los escritores que viven las palabras, que son más importantes que el abolengo.-Bueno, aquí estamos.Da la mano con fortaleza para despedirse. Rechaza una última cerveza. Hay bruma de escapada y las calles de Madrid tienen brillo de rocío. Parte en dirección norte. Encoge los hombros. Es quien ha escrito esto: «¿Por qué es Penny su paradigma de mujer? No era mi paradigma de mujer, era mi paradigma de infancia, pero expliqué, de una forma inevitablemente bobalicona, que el flequillo de esa chica había sido lo único irracional en aquella infancia embriagada por la brisa apolínea de la literatura». Esconde sus manos maltratadas en la chaqueta. Hunde la cabeza entre los hombros y la bufanda. De repente hay una extraña falta de ruido. «Silencio de extremaunción», le hurto a Guerrero, quien ha escrito la palabra silencio 38 veces en su novela. «Después volvió a agazaparse en su silencio, que era un modo de asentir todo...».
Fuente ELMUNDO