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18 Y 19 de Febrero Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Extremadura Este curso tiene como objetivo dar a conocer investigaciones especializadas sobre el Arte de lo Antigüedad y poner de relieve el volor de lo creoción del mundo antiguo como fundamento en manifestaciones artísticos posteriores o como referente histórico a través de aspectos concretos en el campo teórico, estético, iconográfico, del coleccionismo o de lo gestión del patrimonio. JUEVES, 18 de Febrero

11.45 Inauguración
12.00 Dra. Trinidad Nogales Bosorrote. Patrones y modelos del orle romano imperial: Romo y Augusto Emerito. Museo Nocional de Arte Romono de Mérida
12.45 Dr. José MO Álvorez Mortínez.Lo musivoria del Boja Imperio: documento ortístico y social. Museo Nocional de Arte Romono deMérido.
13.30 Coloquio
16.30 Dr. Miguel Alba Calzado. Técnicos y formas. Pervivencios de la cerámico de lo Antigüedod en lo tradición popular. Consorcio de lo Ciudad Monumental de Mérida.
17.15 Dr. José Alberto Moróis Morón. Aesthetica marmóreo: usos del arte antiguo durante lo Edad Medio. Universidad Pontificio de Volporoíso.
18.00 Pausa
18.15 Dr. José Julio Gordo Arronz: Lo mitología clásico en lo pinturo borroca espoñola del siglo XVII: formas y significados. Universidad de Extremaduro.
19.00 Dr. Jovier Pizarro GÓmez. Antigüedad y Corte. Del gusto por lo antiguo o lo modo de los antigüedades en lo España Ilustrado. Universidad de Extremadura.
19.45 Coloquio VIERNES, 19 de Febrero
10.00 Dra. Elena de Ortueto Hilberath. Winckelmann: Lo visión del arte antiguo. Universidad de Extremadura.
10.45 Dra . Teresa Terrón Reynolds. El mundo de lo Antigüedad en el ámbito del coleccionismo. Ejemplos destocados en Españo e Inglaterra. Universidad de Extremadura .
11.30 Pausa.
11.45 Dr. Enrique Cerrillo Martín de Cáceres. Descubriendo lo Antigüedad en Extremoduro (siglo s XVI- XVIII).
Universidod de Extremadura.
12.30 Dra . Trinidad Tortosa . Lo gestión del Patrimonio Arqueológico o través de los Comisiones Pro vinciales de Monumentos y los Reales Academias de lo Historia y de Son Fernondo. Instituto de Arqueología de Mérido-CSIC.
13.15 Coloquio.
Clausura del Curso. Lugar de celebración: Solón de Actos. Facultad de Filosofía y letras. Universidad de Extremadura.
Duración: 10 horas.
Dirige: Dra . Moría Cruz Villolón Para formalizar lo inscripción deberá enviar a lo dirección de email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. los siguientes datos:
Nombre y Apellidos
DNI
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Teléfono de contacto
El plazo de inscripción es hasta el 16 de febrero, inclusive.
Se ha solicitado 0,5 créditos ECTS para cuyo obtención será necesario lo asistencia con control defirmas.

María Jesús Viguera Molins ha sido elegida nuevo miembro de la Real Academia de Extremadura. Su candidatura había sido presentada por los académicos don Miguel del Barco Gallego, don José María Álvarez Martínez y don Feliciano Correa Gamero. Nacida en El Ferrol en 1945, se considera "casi llerenense y algo forastera, desde que me trajeron, aquí, con año y pico". Está muy vinculada a Extremadura, acudiendo con frecuencia a Llerena, donde cuida la casa de su abuela paterna, lo que le permite tomar parte en diferentes actividades que tienen lugar en la región, según una nota enviada por la Real Academia de Extremadura Su tesis doctoral fue sobre Edición, traducción y estudio del Musnad de Ibn Marzuq, dirigida por Fernando de la Granja Santamaría. Catedrática Emérita de Estudios Árabes e Islámicos, ha desempeñado numerosos puestos docentes y de investigación. La nueva académica ha sido Jefe de la Sección Bibliográfica, Instituto Miguel Asín, del  CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Además es directora del departamento de Estudios Árabes e Islámicos  en la Facultad de Filología de la Complutense. Tambiés es académica de la Real Academia de Bones LLetres de Barcelona, desde l990; de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, desde 1994,  y elegida académica Numeraria de la Real Academia de la Historia en enero  de 2015. Es miembro del Comité de Honor de la Cátedra al-Andalus /Magreb, Universidad Adolfo Ibáñez de Chile (Peñalolén, Santiago, Chile), desde 2011 y Miembro de Honor del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino (Granada), desde junio 2011. Libros Ha publicado 55 libros, ediciones, traducciones y libros colectivos, entre ellos los volúmenes VIII-1, 2, 3 y 4 de la Historia de España de Menéndez Pidal; también, 257 artículos y capítulos de libros, sobre diversos aspectos de la Historia de al-Andalus y del Magreb, sobre todo acerca de la historia política de los períodos de taifas, y sobre los componentes de la sociedad andalusí, y sus componentes religiosos y culturales.

 

Fuente HOY.

Un libro revisita los campos de concentración, factorías del odio donde se exprimió y exterminó a millones de seres humanos Escuchad, basura, ¿sabéis dónde estáis? Estáis en un campo de concentración. ¡Tenemos métodos propios! Tendréis ocasión de probarlos. Aquí no se vaguea, y nadie escapa. Los centinelas tienen instrucciones de disparar sin previo aviso a quien trate de fugarse. ¡Y contamos con la élite de las SS! Nuestros hombres son grandes tiradores”. Las palabras de bienvenida que brindaba a los presos elStandartenführer Hermann Baranowski, comandante de Dachau, son, sin duda, una introducción muy directa a lo que era un campo de concentración nazi. En general, la expresión “campo de concentración nazi” concita un mundo de niebla y dolor compuesto de retales de violencia y espanto. Un universo desordenado de imágenes y lecturas impactantes, de testimonios reales y reconstrucciones desde la ficción. Una generación los descubrimos en las novelas de Leon Uris (Mila 18, Armagedón, QB VII), la serie de televisión Holocausto y La decisión de Sophie, otras en La lista de Schindler, La vida es bella o El niño del pijama de rayas. El diario de Ana Frank; los libros de Primo Levi; La pasajera, de Andrzej Munk;Shoah, de Lanzmann; incluso la polémica El portero de noche, de Liliana Cavani…, son algunos de los muchísimos elementos que componen nuestra prismática visión de los campos, a la que no cesan de llegar nuevas aportaciones tan extravagantes como las recientes novelas La zona de interés, de Martin Amis, yEn el paraíso, de Peter Matthiessen. “No hay respuestas fáciles. no hay prisioneros típicos ni típicos guardianes. la historia de los campos es un cambio constante” Algunos hemos tenido además el oscuro privilegio de visitar Auschwitz, contemplar los crematorios de Ravensbrück de la mano de la deportada Neus Català, enfrentarnos a las pilas de viejos zapatos de los gaseados en Majdanek y a las pesadas sombras de Sobibor, escuchar a Semprún una tarde hablar de Buchenwald, y a Imre Kertész, y a Gitta Sereny…, o ver el número tatuado en el antebrazo de David Galante mientras el superviviente de Birkenau describía quedamente la selección, las chimeneas y los fuegos. En ese caleidoscopio, en ese puzle de aflicción y crueldad cuesta tener una visión de conjunto, global, objetiva y científica. Eso es lo que nos aporta ahora, más allá del familiar espectáculo de las zanjas rebosantes de cadáveres, los cuerpos enflaquecidos, el perfil de las torres y las cercas de alambre, los hornos y los guardias de la calavera, el historiador Nikolaus Wachsmann, autor de la monumental KL, Historia de los campos de concentración nazis (Crítica). En sus más de un millar de páginas –más de 300 de notas y bibliografía–, el autor recorre todos los campos de las SS desde sus orígenes hasta su final trazando una historia íntegra, completa, del sistema concentracionario. Desde la creación de Dachau, el primer campo, abierto en marzo de 1933, hasta la del de Dora-Mittelbau, el último, en otoño de 1944 (con sus dantescos túneles dedicados a la fabricación de la cohetería nazi), y las marchas de la muerte y la liberación. Una historia en la que escuchamos continuamente, entre los datos concisos, las voces de los presos y los guardianes, las víctimas y los verdugos, los perpetradores y los martirizados. Una de las cosas más notables del libro es precisamente que sin dejar nunca de ser un ensayo científico, cuantificador y esclarecedor, jamás es frío, sino que está lleno de nombres y caras y recorrido por un enorme sentido de la humanidad. Hay que alabar asimismo el magnífico pulso narrativo del autor, que contribuye a que la obra pueda conectar no solo con el especialista, sino con el gran público. Wachsmann destaca que los campos, “en los que se vivía un terror desenfrenado”, encarnan como ninguna otra institución del III Reich el espíritu del nazismo. La cita con Nikolaus Wachsmann (Múnich, 1971) es en Londres, en cuya universidad enseña historia alemana moderna. En principio habíamos quedado en las salas de la exposición sobre el Holocausto en el Imperial War Museum, pero finalmente prefiere la mucho más sobria Wiener Library. Como tengo tiempo me acerco al primer destino. Nunca deja de conmoverme esa exhibición, probablemente la mejor plasmación en formato expositivo que se ha hecho nunca del genocidio judío (no en balde la asesoró el gran historiador especialista en el Holocausto David Cesarani, fallecido, por cierto, el pasado octubre). Es una visita dolorosa. Hay algunos elementos cuya visión es casi insoportable: la fotografía a gran tamaño de un soldado de los Einsatzgruppen a punto de disparar su pistola sobre un judío arrodillado ante una fosa común en Vinnitsa (Ucrania) que mira a la cámara; las imágenes de las excavadoras arrastrando cadáveres en Bergen-Belsen, la mesa de disección… Me siento a repasar el libro de Wachsmann frente a la gran maqueta blanca de Auschwitz que representa a escala la entrada de Birkenau, la plataforma de selección y, al extremo, las cámaras de gas y crematorios II y III en mayo de 1944 durante la llegada de un convoy de judíos húngaros, cuyo exterminio convirtió al campo en el epicentro de la Solución Final y lugar del mayor asesinato en masa de la historia moderna. Uno podría pasarse la vida ante ese horror en miniatura, tratando de entender. La Wiener Library para el estudio del Holocausto y el genocidio, una de las colecciones más importantes del mundo de documentos sobre el tema, se encuentra en Russell Square, junto a los jardines, a tiro de piedra del British Museum. La colección fue fundada por el judío alemán Alfred Wiener y su material ayudó a llevar a los criminales nazis ante la justicia. En la recepción me encuentro con Wachsmann, sorprendentemente joven y vestido de manera tan informal que me hace sentir improcedentemente arreglado con mi americana. Nos instalamos en la biblioteca del primer piso, que aún no ha abierto al público, rodeados por paredes cubiertas de estanterías hasta el techo con libros sobre temas como la eutanasia y la doctrina racial, los crímenes de guerra, los guetos o las SS. Un gran ventanal da al parque en el que corretean ardillas grises. Gris Feldgrau, anoto mentalmente. Le digo a Wachsmann que sorprende descubrir en su libro que en Auschwitz se exterminó a otras personas (prisioneros de guerra soviéticos) antes que a los judíos o que Dachau no era en su inicio un mal sitio, ¡hasta se permitían las visitas! “Al principio, pero en cuanto las SS se hicieron con el control las cosas empezaron a cambiar y la vejación y el maltrato se convirtieron en el sello del sistema; la muerte dejó de ser una excepción”. Al final morirían casi 40.000 presos en Dachau. En total, contabiliza el historiador, las SS instauraron 27 campos de concentración principales y otros 1.100 secundarios, una verdadera telaraña de sufrimiento y terror. No todos existieron al mismo tiempo, unos se abrían y otros se cerraban. Dachau fue el primero, y el único que estuvo siempre en funcionamiento. De los 2,3 millones de personas, hombres, mujeres y niños, que fueron a parar a los campos entre 1933 y 1945, 1,7 millones murieron allí, casi un millón de judíos, aunque también otras víctimas muchas veces olvidadas, recalca el historiador, como los marginados sociales, los homosexuales (que sufrieron especialmente por la brutal homofobia de las SS) o los gitanos (a los que también tenían gran ojeriza las SS: Höss, el comandante de Auschwitz, creía que habían intentado raptarlo de niño).
Liberación de un tren de la muerte de Bergen-Belsen a su paso por las proximidades de Magdeburgo el 13 de abril de 1945.ver fotogalería
Liberación de un tren de la muerte de Bergen-Belsen a su paso por las proximidades de Magdeburgo el 13 de abril de 1945. ¿Cuál era el propósito de los campos? “Obedecían a diferentes fines. Esencialmente eran parte de la red de terror de Estado que incluía los tribunales, la policía, las cárceles o los guetos. El KL [Konzentrationslager, campo de concentración en alemán] debía erradicar a aquellos señalados como enemigos sociales, raciales y políticos para crear una comunidad nacional uniforme y sana. Esa función adoptó, progresivamente, diferentes formas, en constante evolución y solapamiento, como el trabajo forzado, el asesinato selectivo, los experimentos humanos y el exterminio masivo. Los campos eran muy polifacéticos, algo que la gente no suele ver”. De su libro KL explica que “es fruto de un largo proceso”: “Una de las cosas que me parecía fundamental era integrar las dos visiones, la de las víctimas y la de los perpetradores”. “Cuanto más leía e investigaba sobre los campos, más cuenta me daba de lo complicada que es su historia. No hay respuestas fáciles, no hay prisioneros típicos ni típicos guardianes, ni campos típicos. La historia de los campos es la de un cambio constante, muy dinámica, no es rectilínea, ni siempre coherente. La impunidad en el asesinato de presos, por ejemplo, se alcanzó solo gradualmente, y varios de las SS se sentaron en el banquillo de los acusados por malos tratos en 1934. En 1937 morían de media en los grandes campos (Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald) solo cuatro o cinco prisioneros al mes. En 1941, 463 reclusos perdieron la vida solo en Dachau. En septiembre y octubre de 1941, las SS ejecutaron a 9.000 prisioneros soviéticos en Sachsenhausen, 300 al día, y los quemaron. El mayor asesinato en una sola jornada tuvo lugar en Majdanek, el 3 de noviembre de 1943, cuando 18.000 judíos fueron eliminados a tiros; denominaron aquello Operación Fiesta de la Cosecha. Sin embargo, hubo un momento, antes de la guerra, en que los campos casi desaparecieron. Y otro en el que, aunque parezca increíble, Himmler, su gran artífice, mandó que se matara menos para aprovechar la mano de obra”. Apunta el autor que la propia relación de los campos con el Holocausto –la parte de la historia de los KL que más ha impactado en la imaginación popular–, cómo se implicaron en él y cómo los nazis acabaron perpetrándolo en sus instalaciones, es muy distinta de lo que se suele creer. De hecho, cuando el Holocausto entró en los KL, “muchos de sus elementos estructurales ya habían aparecido antes de que las SS cruzaran el umbral del genocidio judío”. Los “mecanismos esenciales del Holocausto” –el engaño, la muerte de prisioneros inútiles para trabajar, el exterminio masivo, incluso el uso del gas y la profanación de los cadáveres– ya estaban implantados en 1941 en algunos campos como Auschwitz, aunque aún no se tenía en mente la matanza sistemática de judíos en sus instalaciones. Una de las aseveraciones más impactantes de Wachsmann es que “hay que desmitificar Auschwitz” en la concepción popular de los campos. Auschwitz, afirma, era una singularidad en el sistema KL, y “no era inevitable”. La transición de Auschwitz (abierto el 14 de junio de 1940 para doblegar a los polacos conquistados) de campo de concentración a campo de exterminio “fue casi casual”, y Auschwitz, recalca, pese a representar para todo el mundo el símbolo del Holocausto (allí se asesinó a casi un millón de judíos, más que en cualquier otro lugar), no fue creado especialmente para exterminar a los hebreos ni fue esa su única razón de existir. Como sí lo fue, en cambio, la de otros campos que funcionaban de manera independiente en el sistema KL, los campos de la muerte, como Belzec, Sobibor y Treblinka. “El mayor asesinato en una sola jornada tuvo lugar en majdanek, cuando 18.000 judíos fueron eliminados a tiros” Auschwitz, recuerda Wachsmann, no fue porcentualmente el campo más letal: “Sobrevivieron decenas de miles de prisioneros mientras que de Belzec, por ejemplo –uno de los campos concebidos específicamente para matar judíos y en el que el exterminio se realizaba inmediatamente, como en Treblinka–, solo se conocen tres supervivientes”. Pero eso no es óbice, matiza, para que Auschwitz sea la capital de Holocausto. “Aunque funcionara como un híbrido, su papel fue central en la Solución Final”. En todo caso, recuerda, solo se mató allí a uno de los seis millones de judíos asesinados en Europa: el resto lo fue en zanjas y campos por todo el este o en los campos de la muerte como Treblinka. El Holocausto no iba a parar, revela Wachs­mann. Cuando en noviembre de 1944, ante el avance de los rusos, los nazis desmantelan las cámaras de gas de Birkenau, lo hacen, explica, para enviarlas a un lugar ultrasecreto cerca de Mauthäusen, un último campo de exterminio donde planeaban seguir el asesinato en masa sistemático de los judíos. ¿Hasta qué punto sabía Hitler lo que ocurría en los campos? A diferencia de Himmler, que lo hacía con frecuencia, él nunca visitó ninguno, ¿no? “Probablemente no, se mantenía deliberadamente lejos del trabajo sucio, de todo lo que le pudiera restar popularidad; no le interesaban los detalles y delegaba. Los campos tenían siempre algo de sucio y pecaminoso; cuando hablaba en público de ellos, Hitler siempre recordaba que los habían inventado los británicos. Durante la investigación me pareció encontrar una foto en la que aparecía visitando uno, lo que me entusiasmó, pero finalmente no era él”. ¿Hitler sabía cómo se desarrollaba todo dentro? “Sí y no. Por supuesto todo emanaba de sus decisiones. Pero no era un micromanager como Himmler”. Los campos de concentración no los inventaron los nazis, pero Wachsmann recalca que los hicieron muy diferentes. “Se ha tratado de relativizar los campos nazis comparándolos con el Gulag. A los nazis no les hacía falta copiar nada, tenían su propio modelo. No hay nada comparable con el lado tecnológico de los campos nazis y su culminación en el complejo de exterminio de Auschwitz. Como decía Hannah Arendt, si los campos soviéticos eran el purgatorio, los nazis eran el infierno. En el Gulag, el 90% de los presos sobrevivieron; en el KL, menos de la mitad. La violencia es un aspecto común, pero lo que hacía tan destructivos los campos nazis es su modernidad: el terror burocrático, la tecnología, el gas. Todo ese lado oscuro de la modernidad que poseían los campos. La modernidad no lleva inevitablemente al progreso y la civilización”. ¿Tienen los campos nazis una lección para nosotros en momentos en que se debaten en Europa recortes a las libertades para frenar el terrorismo y llegan oleadas de refugiados? “Es difícil de contestar. De manera rápida le diría que sí. Que son una advertencia. Pero ¡cuidado con los paralelismos fáciles! Muchas veces buscamos lecciones que el pasado no puede dar. No se puede predecir el futuro y una de las verdaderas lecciones de la historia es su complejidad. Mi libro en todo caso no va por esos derroteros, no quiero imponer mis visiones, yo señalo que no hay inevitabilidad en los procesos y el lector debe sacar sus propias conclusiones”. Probablemente una de las cosas que sorprenderán a mucha gente es que los campos nazis se hicieron originalmente para llenarlos de alemanes. “Así es, para destruir a la izquierda alemana. Los nazis tenían una paranoia con los comunistas. Y recuerde que los alemanes no votaron masivamente a los nazis por ser antisemitas, sino para que alejaran el espectro de la izquierda y de una revolución. Los KL emergieron en ese contexto, luego, con la guerra, se llenaron de otros europeos, como los españoles republicanos enviados a Mauthausen en 1940, y de judíos”. Pero si eras judío, ya desde el principio, subraya Wachs­mann, eras peor tratado. “Desde luego el antisemitismo y la violencia contra los judíos están presentes en los campos desde el primer momento. No es una coincidencia que los primeros asesinados en Dachau sean judíos. Pero la idea de los nazis al crear los campos no es matar judíos. El plan es mucho más extenso. El KL es el gran arma de terror del régimen contra todos los que considera enemigos”. Apenas ha acabado de pronunciar la frase el historiador cuando una urraca se estrella contra el ventanal con un golpe sordo. Se marcha volando, pero la escena resulta extrañamente perturbadora. Wachsmann continúa explicando que lo que ocurrió es que al empezar los asesinatos de manera bárbara de cientos de miles de judíos de los territorios ocupados en el este, con ejecuciones masivas y entierro en fosas, los líderes nazis pensaron que esa manera de proceder era insana para… las SS. “Les pareció que resultaba muy duro psicológicamente para los ejecutores matar así”. Entonces Himmler, tan preocupado por el decoro, buscó la manera de hacerlo más humano para los asesinos y se experimentó con diferentes métodos. Como las inyecciones letales y el gas, que ya se habían empleado en los campos en otro contexto, para eliminar a los prisioneros desechables o a los millares de soldados soviéticos capturados. “Las SS”, dice Wachsmann, “habían recurrido a una serie de expertos en eutanasia, los de la famosa Aktion T4, que habían asesinado en Alemania a minusválidos y deficientes mentales, unas 80.000 personas, muchos por gas, en aras de la política hitleriana de eugenesia, para que aplicaran su experiencia criminal en los campos a partir de 1941”. Cuando se empezó a exterminar en masa a los judíos en Auschwitz, dice el historiador, la maquinaria asesina ya estaba engrasada y había matado a decenas de miles de personas. Sorprende encontrar en un libro como KL, junto a todo el espanto, la congoja y el hedor, sentido del humor. Como el del comunista Hans Beimler, que, tras escapar de Dachau en 1933, envió desde Checoslovaquia una postal para las SS del campo en la que solo ponía: “Bésame el culo”. Un poco de luz entre tanta oscuridad. “Es algo intuitivo, no premeditado. Tenía que mantener de alguna manera una cierta distancia, pero al tiempo necesitaba mostrar empatía, es un libro que no ha sido fácil de escribir”. Una cuestión resulta especialmente atormentadora. ¿Cómo pudieron encontrar los nazis a tanta genta malvada, más de 60.000, calcula el historiador, para llevar los campos? Wachsmann ríe con amargura. “Esa es una buena lección. La mayoría de los guardianes, que Himmler y Eicke veían como soldados políticos, una élite, no eran psicológicamente anormales. Podían mostrarse brutales y violentos, sí, pero luego tenían vidas perfectamente normales. Lo que lleva a la pregunta ¿por qué? Que fueran fanáticos creyentes no es toda la historia. Querían imponerse a otros, probarse a sí mismos, ser duros, demostrar masculinidad” –el historiador apunta que las mujeres guardianas nunca fueron miembros de pleno derecho de las SS, no había paridad en las SS–. “Pero los guardias no eran unos sádicos en general, solo unos pocos sufrían alguna disfunción psicológica. No había tantos monstruos como cree generalmente la gente. Ya lo dijo Primo Levi: lo más peligroso son los hombres ordinarios”. Eso no quita que hubiera verdaderos matarifes, como el Oberscharführer Martin Sommer, que en Buchenwald abusaba sexualmente de prisioneros, los mataba y los metía debajo de su cama, o el también suboficial Erich Muhsfeldt, que bromeaba en Majdanek saludando con las extremidades desgajadas de los cadáveres. El historiador destaca “la continuidad de los guardianes”: mandos y subordinados pasaban de un campo a otro, llevando consigo su experiencia acumulada y su camaradería en la violencia. Un apartado del libro está dedicado a la suerte que corrieron los campos después de la guerra y hasta nuestros días. Wachsmann detalla las polémicas en torno a Dachau o Ausch­witz como lugares de memoria. ¿Qué futuro contempla para los KL que se conservan? “No soy museólogo. Captar la historia en un lugar es increíblemente difícil, y tratar de explicarla en un campo resulta interesante pero complejo. Hoy en día encuentras gente que se hace selfies en Auschwitz y hay un turismo de los campos. Se opta por explicar historias individuales para captar audiencia, quizá las viejas exhibiciones con paneles eran más claras. La historia de los campos cambia, como cambiaron ellos mismos. Hay nuevas formas de pensarlos. No tengo claro que esté dicha la última palabra sobre los campos de concentración nazis". Fuente: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

El Instituto de España, en un gesto inédito, solicita un acuerdo “que muchos españoles consideramos inaplazable por más tiempo y, en todo caso, fundamental” El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, comenzó su etapa al frente del ministerio el pasado verano proclamando a los cuatro vientos: “Los ciudadanos me paran por la calle para pedirme un pacto educativo”. Más de medio año después, en un país con un Gobierno en funciones y pendiente de pactos tras las elecciones del 20- D son los académicos los que, en un gesto inusual, hacen esa petición. La junta directiva del Instituto de España, que integra a las nueve Reales Academias, ha reclamado este martes un pacto “urgente” para la educación “que muchos españoles consideramos inaplazable por más tiempo y, en todo caso, fundamental”, según el manifiesto conjunto que han elaborado y presentado este martes. Joaquín Poch, presidente de la Junta Rectora del Instituto de España y de la Real Academia Nacional de Medicina, ha leído las ideas principales para conseguir un modelo educativo que sirva para “formar ciudadanos instruidos, responsables y competentes con capacidad crítica”. “Llevamos casi medio siglo de reformas sucesivas, tanto en los niveles de primaria y secundaria como en los superiores, que desafortunadamente no han dado todos los resultados positivos que serían de esperar”, prosigue el texto, que dirigen a la ciudadanía. El manifiesto reivindica la autoridad del profesor y el papel de maestro, sobre cuya figura “debe asentarse todo el proceso educativo”. Los académicos lamentan los resultados de los informes internacionales, que muestran que la situación de la enseñanza “no es boyante” y reclaman “medios suficientes y objetivos bien definidos en aras de un bien común” tras los recortes que ha sufrido el sector durante la crisis. En el documento, aluden a un “currículo de Estado” que incluya “las dos culturas: la científica y la humanística”. Reclaman una educación para la ciudadanía "o como se quiera denominar", un modelo que repare en el conocimiento de la lengua “propia de cada comunidad, de la común de toda España y al menos de un idioma extranjero”, las matemáticas, la anatomía, las tecnologías, las artes o la historia. “Sin el conocimiento de la larga estela del pasado, resulta imposible entender y valorar el presente, así como proyectar el futuro”.
"En el centro de sus preocupaciones" También reparan en la filosofía, "una de las grandes perdedoras de nuestro ir y venir educativo, es una delas disciplinas propedéuticas más útiles para formar ciudadanos reflexivos y críticos”. Esta materia es una de las asignaturas que la última reforma educativa, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), ha dejado de lado. La mayoría de los partidos de la oposición, con el PSOE a la cabeza, han pedido la derogación de esta ley, la séptima aprobada en democracia. El documento del Instituto de España no hace referencias a leyes concretas. Los académicos señalan que en este gesto “no hay ninguna connotación política directa con ningún partido ni con nada”, según Carmen Iglesias, presidenta de la Real Academia de la Historia y única mujer al frente de una de las nueve instituciones. Además de las dos ya nombradas, están incluidas la de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas; de Jurisprudencia y Legislación; la de Farmacia; la Real Academia de Ingeniería; Real Academia Española y la de Bellas Artes de San Fernando. (Los representantes de estas dos últimas no han estado presentes en el acto público aunque también respaldan el manifiesto, según la organización). Piden que este asunto se convierta en una clave del debate social para que se “fuerce a los políticos, sean quienes sean, a que pongan la educación en el centro de sus preocupaciones”, ha añadido Iglesias.
Educación homogénea Los ejes principales del pacto que reclaman los académicos son “la calidad de contenidos, del profesorado y la conciencia de toda la sociedad española de que la educación comienza realmente dentro de la propia familia”, ha resumido Poch, que considera que los recursos económicos que se pueden invertir en el sistema “son absolutamente mejorables”. “Intentemos que la educación en España no esté a zarpazos continuos”, ha pedido por su parte Juan Velarde, presidente de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas, “que proporcione a los españoles una situación de solvencia ciudadana”. “En España, la educación ha sido muy desigual en general y lo que queremos es que sea homogénea”, ha explicado Mariano Esteban, al frente de la Real Academia Nacional de Farmacia. “Muchos de los problemas, carencias y contradicciones que nos aquejan no tienen solución que no pase por una educación programada con continuidad en el tiempo, medios suficientes y objetivos bien definidos, en aras de un bien común”, concluye el escrito.

El Meiac incorpora a su colección permanente una valiosa donación de Juan Barjola La colección permanente del Meiac crece con una importante donación. El hijo y heredero del pintor extremeño Juan Barjola ha donado al Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo 215 dibujos de su padre, de los que es propietario. Las obras donadas por José Antonio Galea Fernández, realizadas en grafito y tinta china, se sumarían a las 31 donadas en 1995, cuando se inauguró el Meiac, por el propio Barjola, y a las 33 que en aquel momento se dejaron en depósito temporal y que ahora José Antonio Galea también quiere entregar de forma definitiva al museo. En total, las obras donadas ahora serían 248, cuyo valor aproximado según tasación referida por el ofertante y hecha por la Galería Leandro Navarro, de Madrid, es de 914.700 euros, de los que 540.000 corresponderían a los 215 dibujos y 374.700 euros a las 33 obras hasta ahora en depósito, cuatro óleos sobre lienzo, tres aguafuertes y otros 26 dibujos a tinta china. La secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas, ha agradecido este jueves, durante el acto público de recepción de las obras de Barjola, la “enorme generosidad” de Galea Fernández. “Este ha declinado la invitación para acompañarnos hoy, mostrando de nuevo su generosidad al renunciar a su merecido protagonismo”, ha añadido. En el acto han estado también presentes el director de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urbán, y el director del MEIAC, Antonio Franco.
El director del museo, Antonio Franco (centro), ha presentado esta mañana la donación junto a la directora general de Cultura Miriam García Cabezas:: HOYEl director del museo, Antonio Franco (centro), ha presentado esta mañana la donación junto a la directora general de Cultura Miriam García Cabezas:: HOYEl director del museo, Antonio Franco (centro), ha presentado esta mañana la donación junto a la directora general de Cultura Miriam García Cabezas:: HOY El director del museo, Antonio Franco (centro), ha presentado esta mañana la donación junto a la directora general de Cultura Miriam García Cabezas:: HOY García Cabezas ha destacado, además, la valía artística de Barjola y ha incidido en el hecho de que esta “donación de gran interés para todos los extremeños” viene a “refrendar la significación y centralidad que ha alcanzado el MEIAC para el arte contemporáneo, confirmándose que posee la colección más importante en lo referente a la última creación de autores de nuestra tierra”. La responsable cultural extremeña ha indicado también que, tras celebrar el XX aniversario de su creación, el Meiac “da por concluida una etapa, la de su puesta en marcha y consolidación”. Ahora toca “afrontar una nueva, en la que se prestará más atención, si cabe, a la plástica extremeña y a los vínculos entre arte y nuevas tecnologías y a los que nos unen con Portugal e Iberoamérica”. De ahí que la Secretaría General de Cultura quiera revitalizar e impulsar el Patronato del Museo. El hijo de Barjola ha expresado “en nombre propio y en el de mi familia nuestra satisfacción por el hecho de que un conjunto tan significativo de todo su trabajo pueda exhibirse a partir de ahora en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo y, de este modo, pasar a formar parte del rico patrimonio histórico y artístico extremeño”.

Fuente: HOY

"Tomo este premio no como un don, sino como un reconocimiento a toda mi vida como colaborador con los medios de comunicación". El poeta, escritor y periodista Antonio Colinas (La Bañeza, 1946) ha agradecido el VIII Premio Internacional de Periodismo 'Fundación Mercedes Calles', que será entregado esta tarde en la sede de esta entidad, situada en el Palacio de los Becerra. El texto galardonado es 'Una estación, una ciudad, un destino', publicado en el mes de diciembre en el Diario de León, con el que el autor fija su mirada en un Cáceres muy ligado a su trayectoria profesional y vital. Colinas, autor de unas 60 obras, ha reconocido en un encuentro con la prensa que su artículo no pretendía dar "una visión meramente turística o histórica". "Cáceres me ha remitido siempre a la literatura y a mi propia obra desde muy temprano, vine aquí por vez primera cuando Cáceres tenía colegio universitario, vine en tren, del que hablo en el artículo, y a partir de ahí se dio una comunicación fluida". Actos, charlas y conferencias le han acercado a la ciudad en distintos momentos de su vida. El profesor Ricardo Senabre tiene que ver también en esa conexión cacereña de este relevante autor. "Le conocí en Cáceres y, lo que es la vida, luego vivimos en el mismo bloque de pisos en Salamanca". Colinas tuvo un recuerdo también para el periodista extremeño Santiago Castelo, recientemente fallecido, y que esta tarde recibirá un homenaje por parte de la Fundación. Colinas recibió en 1982 el Premio Nacional de Literatura y en 2005, en Italia, el Premio Nacional de Traducción. Cuenta igualmente con el Premio Internacional Carlo Betocchi y también ha recibido el Premio de las Letras de Castilla y León.

Fuente: HOY

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