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Un año después de celebrarse el 350 aniversario de la muerte de Zurbarán, y tras rendirse a sus pies ciudades como Bruselas o Ferrara, España ofrecerá el debido tributo a uno de los grandes maestros del Siglo de Oro español. Magistrales obras del pintor extremeño que entró en la historia del arte por sus lienzos de temática religiosa y su genial dominio de la textura de los ropajes podrán admirarse con una nueva mirada gracias al Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. La exposición, organizada en colaboración con el Museum Kunstpalast de Düsseldorf, podrá desde del 9 de junio al 13 de septiembre. Las entradas ya están a la venta. Además de contemplar el volumen y cromatismo de las faldas de Santa Casilda , único 'zurbarán' de la pinacoteca madrileña, se exhibirán lienzos tan elogiados como el famoso 'Agnus Dei' (cordero de Dios) o la muerte de 'San Serapio', uno de los mártires de los mercedarios, caído en 1240 a manos de los piratas sarracenos. La obra salió del taller de Zurbarán en 1628 tras el encargo de los monjes sevillanos de Nuestra Señora de la Merced Calzada. Cuatro siglos después, la pintura viaja a España desde el museo Wadsworth Atheneum de Connecticut (EE UU) para disfrute de los amantes del arte, ansiosos por encontrarse con el vacío de tela y la luz de su traje de mártir.
El Thyssen salda la deuda con Zurbarán
Exposición Con obras maestras como esta, la exposición 'Zurbarán: una nueva mirada' promete un selecto recorrido por la producción del artista extremeño desde sus primeros encargos hasta las obras claves de su madurez. La exposición completa la visión de uno de los pintores más importantes del barroco español gracias a la presencia de lienzos inéditos o recuperados en los últimos años, algunos de ellos nunca antes expuestos en nuestro país. Para el Museo Thyssen, la visión realista y mística de su pintura y su peculiar manera de abordar distintas temáticas han convertido al pintor de Fuente de Cantos, coetáneo de Velázquez, en una pieza fundamental del arte reconocida por las corrientes pictóricas modernas.
'Santa Casilda' es una de las obras de Zurbarán propiedad del Thyssen.:: HOY La muestra madrileña confrontará su obra con la de sus mejores discípulos, así como con la de su propio hijo, Juan de Zurbarán, representado por sus refinados bodegones. Obras de tema mitológico y retratos completarán la amplia producción de cristos, monjes y santos a lo largo de las siete salas de la exposición, comisariada conjuntamente por Odile Delenda, Historiadora del Arte y autora del catálogo razonado del pintor, y Mar Borobia, Jefe de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza. Después de ser vista en Madrid, la muestra viajará al museo Kunstpalast alemán. Novedades sobre la obra En paralelo a la exposición, el museo ha programado una jornada el 23 de junio para analizar la figura de este maestro del Siglo de Oro español, a la luz de los estudios realizados en los últimos años. Desde la gran exposición que se le dedicó en 1988, que pudo verse en Madrid, París y Nueva York, la investigación de los expertos ha permitido actualizar su legado. En la jornada se abordarán estas novedades a través de conferencias impartidas por especialistas como Odile Delenda, comisaria de la muestra y una de las mayores espertas mundiales; el cronista oficial de Llerena (Badajoz), Luis Garraín; el conservador jefe de la Dulwich Picture Gallery de Londres, Xavier Bray; los historiadores del Arte Benito Navarrete y Enrique Valdivieso, y la directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Mª del Valme Muñoz. Las charlas se completarán con una mesa redonda en la que participarán el artista Antonio López y los conservadores Ignacio Cano, Carmen Garrido y Almudena Ros.

 

Fuente: HOY

Por: José Antonio Ramos Rubio (Académico Correspondiente de la RAEx). El pasado día 29 de mayo falleció en Madrid a los 667años, tras una larga y penosa enfermedad, don José Miguel Santiago Castelo, Presidente de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura. El cuerpo fue velado en el tanatorio San Isidro de Madrid. El domingo día 30, a las 12.30 horas se celebró un responso en la sede de la Real Academia en Trujillo, según expreso deseo de don José Miguel Santiago, que comunicó a la Mesa de la Real Academia días antes, acto que estuvo oficiado por don Jesús Sánchez Adalid. El emotivo acto estuvo presentado por don Francisco J. Pizarro Gómez, como Secretario de la Real Academia de Extremadura de consuno con el Director en Funciones de la misma don Salvador Andrés Ordax, acto al que asistieron personalidades del mundo de la cultura, autoridades, académicos –don Manuel Pecellín, don Antonio Gallego, don Eduardo Naranjo, don Gerardo Ayala, y doña Carmen Fernández Daza que colaboró igualmente en los preparativos del acto, y amigos y familiares de Santiago Castelo. Durante el mismo, doña Catalina Luca de Tena como Presidenta de ABC  leyó un comunicado de don Felipe VI, rey de España.
Seguidamente, fue trasladado a su pueblo natal Granja de Torrehermosa, donde recibió cristiana sepultura. En el micromundo de los medios de comunicación en España y América es habitual que se mencione a menudo en nombre de don José Miguel Santiago Castelo como ejemplo y modelo de periodista. Como amigo es un orgullo ofrecer al público lector unos pequeños bocetos de su activa y enriquecedora vida. Nace en Granja de Torrehermosa el día 11 septiembre de 1948 quien había de convertirse en uno de los más grandes poetas en lengua castellana, en uno de los periodistas más rigurosos, versátiles y fecundos.
De muy temprana edad colaboró con el diario “Hoy” de Extremadura, cuando apenas contaba con 18 años, una singular capacidad de análisis, así como un especial poder de penetración crítica. Manifiesta se, además, en las primeras fases de su evolución intelectual, un rasgo de su personalidad, que irá tomando paulatinamente un contorno cada vez más definido, y que acabará siendo el atributo espiritual más distintivo de su ser: el superior don de crear incesantemente, sin límite a la espontaneidad innovadora, a la libertad y autonomía de pensamiento. En el año 1968 comienza la carrera de Periodismo. A los 21 años ingresa en “ABC” de Madrid. En 1982 obtiene el premio “Nicolás González Ruiz” al mejor expediente académico de las Escuelas de Periodismo de España. Su impresionante trayectoria intelectual, respaldada de continuo por un en quebrantar de voluntad de trabajo e impulsada por su vigor creativo difícil de igualar, le ha merecido puesto de privilegio que ocupó en la intelectualidad del mundo. Ha dirigido revistas, organizado coloquios y lecturas poéticas, colaboró en periódicos y revistas iberoamericanas y sus versos han aparecido numerosas publicaciones de todo mundo. Viajero incansable, recorrió numerosos países y pronunció centenares de conferencias y discursos en España América. En el año 1979 asistió en Bulgaria al I Congreso Internacional de Escritores representando España junto a Camilo José Cela, Alberti y Fuster. Ese mismo año publicó su “Memorial de Ausencias”, libro con el que inauguró curso poético del Ateneo de Madrid y con el que obtendría tres años después el premio “Fastenrath” de la Real Academia Española, uno de los más importantes galardones de Literatura y que se concede cada cinco años a un libro de versos publicado. En 1980 de la luz una selección de su libro “Monólogo de Lisboa” y por su poemario “La Sierra Desvelada” obtuvo el Premio Nacional Gredos. No solo testimonio sus obras la riqueza de la forma, que muchas veces sacrificar la fidelidad a la letra para proveer nuevos el significado de las palabras en su tiempo, sino que sobre todo el invento de una clave hermenéutica con la que José Miguel realizó el prodigio de embebernos en el espíritu de nuestra lengua y de trasladarnos a la atmósfera vital en la que discurrió el quehacer intelectual. En el año 1982 su pueblo natal le honró rotulando con su nombre la calle que le vio nacer.
En 1984 apareció “Cruz de Guia” y un año después su “Cuaderno de Verano”, libro de poemas a caballo entre Extremadura y al Mediterráneo, que se agotó en pocas semanas y que sería reeditado en la primavera de 1987. Ese mismo año la colección Adonais publicaba “Como disponga el olvido”, una antología de su obra lírica con prólogo de Juan Manuel Rozas. Trabajos suyos han aparecido varias antologías españolas y americanas. Ha sido Director de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura (1996) y miembro de la Academia Cubana de la Lengua. En la primavera de 1991 fue elegido como miembro correspondiente de la academia norteamericana de la Lengua Española. Con motivo del IV Centenario de la muerte de San Juan de la Cruz, el 14 diciembre 1991, fue nombrado Hijo Adoptivo de Fontiveros, villa natal del autor del “Cántico Espiritual” y miembro de su Academia de Juglares. En enero de 1993 obtiene en Premio Nacional de Periodismo “Julio Camba”. Ese mismo año, la Junta de Castilla y León editó “Al aire de su vuelo”, y dos años después publica su “Antología Extremeña” con prólogo de Alejandro García. En el año 1995 se inaugura en “Aula Literaria Santiago Castelo” en el Hogar Extremeño de Barcelona.
En la primavera de 1997 apareció, en edición numerada de bibliófilos, su libro de prosas poéticas “Habaneras”. En el verano de 1999 obtuvo el premio de poesía “Alcaraván” y la Redacción del diario “HOY” le erigió por unanimidad “Extremeño del año”. Fue nombrado Hijo Predilecto de su pueblo Granja de Torrehermosa el 14 septiembre del año 2000, año en el que obtendría el Premio de Periodismo “ Martín Descalzo”. En el año 2001 aparece su poemario “Cuerpo cierto”. Viajero incansable por el viejo mundo, sin renegar de su España, del auténtica, única e insustituible, como él bien expresaba. Ha sido uno de los poetas occidentales contemporáneos de mayor calibre y de más alta calidad. Trabajando intensamente entre nosotros, con la desenvoltura y espontaneidad naturales de un extremeño, sin hacer ostentación en ningún momento de la alta jerarquía intelectual de la que se sabe investido. En su obra renacen, objetivamente, su ser físico, intelectual y moral. Su porte augusto, su venerable rostro y su voz de entraña causaban, en todo el que se le acercaba por primera vez, una sensación de estupor, contracción y temor reverencial; pero muy pronto estos sentimientos abrían paso a la confianza comedida y a la admiración ante la amabilidad de sus modales y por obra de su afectuoso y espontáneo trato. Modesto por naturaleza, poseía la mínima vanidad indispensable para preservar el orgullo bien entendido. Contagiaba a quienes lo rodeaban de una envidiable serenidad, a la que ningún fenómeno parece alterar, y en la que no suele aparecer ninguna manifestación en su agitado mundo interno. En la Academia extremeña su conducta agrega a estos atributos un rasgo sobresaliente, que lo distinguía también en su vida personal: su proverbial generosidad. Podríamos decir que era la imagen cabal del ideal aristotélico de la más elevada jerarquía: la grandeza de alma.
Tuve la enorme suerte de conocer personalmente a José Miguel Santiago Castelo, como Académico Correspondiente y como amigo personal, le entrevisté hace algunos años en una memorable tarde en su domicilio de la calle Divino Pastor de Madrid y el resultado de esa entrevista paso a detallar seguidamente, para conocer aún mejor su calidad humana y profesional.
1.- ¿Cuándo y por qué entraste en contacto con el mundo literario?
Desde muy niño. En mi casa, en las largas noches de invierno, se leía en torno a la mesa camilla. Los mayores, novelas que abundaban en la biblioteca familiar. Los pequeños, cuentos. Yo tengo dos libros que son fundamentales en mi niñez: “Corazón” de Edmundo de Amicis y “Platero y yo” de J. Ramón Jiménez. “Corazón” era un libro de lectura obligatoria en las escuelas públicas de mi pueblo, Granja de Torrehermosa. Me ha quedado una devoción por él imborrable. Mi primer dictado, cuando empecé a prepararme para el ingreso de Bachillerato, en la academia de mi pueblo, fue el capítulo de las rosas de “Platero”. Creo que estos dos libros tienen mucho que ver en mi vida y en mi vocación literaria.
2.- ¿Qué te llevó a lanzarte a escribir y, sobre todo, cuándo vistes claro que los libros y los poemas serían una parte importante de tu vida?
Empecé a escribir en un periódico que hacíamos a mano en casa de unas amigas del pueblo. Comentábamos noticias, natalicios, muertes y algún cotilleo. Ahí empecé a sentirme periodista y escritor. Mi tío y profesor, don Manuel Santiago, me enderezó en una magnífica caligrafía y con mi letra redondita y dibujada escribía casi todo el periódico. También hacía versos satíricos, ripiosos, sobre temas calientes de la actualidad del pueblo. Algunos de ellos me costó un pescozón por parte de mi madre que no quería que satirizase a familiares o conocidos. Ví claro que la poesía iría incardinada a mi vida cuando, en octubre de 1964, al tenerme que ir a Madrid sentí el desgajamiento de todo lo que había sido mi existencia hasta entonces: correrías de niño, juegos infantiles, romerías, etc. De pronto, a los 16 años, lo pierdo todo y he de enfrentarme a una nueva vida en la gran ciudad. Quise recrear todo lo que había perdido y con una carga de melancolía profunda fui evocando paisajes y personas que ya no serían mi entorno. Empecé a escribir para poder sobrellevar la tristeza de no vivir en Extremadura. Luego, efectivamente, los poemas ya serían una parte esencial de mi vida. 3.- ¿Crees que el escrito o el poeta nace o se hace?
El poeta nace y se hace. Hay una predisposición interna que te vincula a la lírica, un sentimiento, una melancolía. Luego, las lecturas, la disciplina, te hacen y te pulen. Yo proclamo mi agradecimiento profundo a los maestros que en mi niñez me obligaron a leer poesía, a recitarla y hasta aprendérmela de memoria. Ese bagaje me fue muy valioso cuando, más tarde, quise expresar la pena del desarraigo o la alegría del propio vivir.
4.- ¿De qué obras te sientes más orgulloso? ¿Por qué?
Yo me siento orgulloso de todas mis obras. De las que han obtenido el favor del público y de las que han pasado, humildemente, de puntillas. De todas ellas soy su padre. A veces hay títulos que se convierten en bandera de tu vida, lo que no quiere decir que sean los mejores. Yo tengo poemas de inevitable recitado en las lecturas poéticas. Sé, porque soy el más duro crítico de mí mismo, que tengo otros poemas mejores, pero el público les ha tomado cariño a esos otros. ¿Y qué? ¿Voy a querer a unos poemas más que a otros? He hecho lo que he sabido y lo he hecho lo  más dignamente posible. Sé que tengo versos buenos, malos y regulares, pero no renuncio a ninguno de ellos porque todos son hijos míos y algún motivo de alegría o de pena me habrán deparado para haberlos escrito. Son mi vida. 5.- ¿Crees que la juventud tiene interés por la Literatura?
Hay de todo. Hay jóvenes que tienen interés y jóvenes que no. Sigo creyendo que los maestros son fundamentales, que las enseñanzas de los primeros años marcan de por vida. Ahora hay de todo: jóvenes que te deslumbran por su pasión y entrega a la Literatura y jóvenes que te descorazonan porque no saben absolutamente nada. Y lo que es peor, no les importa.
6.- ¿Tu opinión sobre la prensa digital?
Pues muy bien. Hay que estar con las nuevas tendencias y aceptar el progreso y yo creo que Internet es un nuevo camino para la propagación de los periódicos. De hecho, a día de hoy, son muchos los que siguen la lectura del periódico a través de Internet. No hay más remedio que agarrarse a la carrera del futuro. Aunque a mí me gusta mucho más el periódico escrito y el olor mágico del papel con su tinta de imprenta.
7.-¿Cómo ves el futuro académico de la región extremeña?
Creo que nuestra tierra está en uno de los momentos más esperanzadores. En todos los sentidos. También en el académico. La Real Academia de Extremadura está cumpliendo su misión con la sociedad extremeña y sigue trabajando por nuestra tierra. Como toda Corporación no abundante de miembros, es cierto que no están todos los que son, pero son todos los que están. Nuestra mayor satisfacción es contribuir al desarrollo intelectual de Extremadura, como fue el sueño de nuestros predecesores. Por ello seguimos luchando. El tener abierta permanentemente nuestra sede en Trujillo, al estar en contacto diario con la sociedad extremeña, el ofrendar a nuestra tierra congresos, publicaciones y consultas nos hace sentir vivos y aleteantes. El potencial intelectual de Extremadura, con las nuevas generaciones que se van incorporando de manera destacada y deslumbrante, nos hace albergar toda clase de tranquilidad y confianza ante el futuro.
En su vida no ha hecho otra cosa que repartir oxígeno por todas partes: quizá el más fecundo y apreciable de sus “inventos”.

 

Fuente: Panorama Extremadura

El pueblo del periodista y director de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes ha decretado tres días de luto oficial.
julio bravo | redacción hoy.es
El escritor y periodista extremeño José Miguel Santiago Castelo ha fallecido este viernes en Madrid a los 66 años. Santiago Castelo mantenía su despacho en el diario ABC, diario al que estaba ligado desde 1970, después incluso de su jubilacion. Nació Granja de Torrehermosa -donde la calle en la que nació lleva su nombre desde 1982- el 11 de septiembre de 1948. La localidad pacense ha decretado tres días de luto oficial. El funeral será oficiado este domingo a las 16.30 horas por el arzobismo de Mérida-Badajoz Celso Morga. Será en la iglesia parroquial de la Purísima Consepción. Antes, en Trujillo, el escritor y sacerdote Jesús Sánchez Adalid ofrecerá un responso en la sede de la Real Academia de Extremadura, institución que dirigía Santiago Castelo. Su madre tenía un taller de costura y allí sintió por vez primera, a los siete años de edad, el deslumbramiento de la poesía en una copla de Conchita Piquer. Diez años después, Santiago Castelo veía publicados en HOY sus dos primeros artículos: el dedicado a un 'niño tontito' que vivía en su calle y que después murió y otro en el que recuperaba la figura de un poeta local, Ventura Villarrubia, muerto en el exilio, en México. Tenía dieciséis años cuando su familia tuvo que trasladarse a Madrid, donde inició sus estudios de periodismo. Ejercía y presumía de extremeño, y su tierra supo reconocérselo. Fue nombrado Extremeño del Año en 1982, el mismo título que en 1999 le otorgó el diario HOY. Recibió en 2006 la Medalla de Extremadura, el Hogar Extremeño de Barcelona dio su nombre en 1995 a su Aula Literaria y la Asociación de Periodistas y Escritores de Turismo de Extremadura le hizo socio de honor en 2006. Aprovechaba cualquier ocasión para defender y pedir comprensión hacia su tierra: «Que no venga un idiota de turno nacionalista y nos quiera quitar el AVE por un capricho cuando él se lo ha llevado ya todo», afirmaba en una publicada en HOY en 2011. Su localidad natal, Granja de Torrehermosa, además de darle la calle, le nombró hijo predilecto en el año 2000. Pero no solo fue reconocido en su tierra. Era hijo adoptivo de Fontiveros (Ávila) y miembro de su Academia de Juglares, y también caballero de mérito de la Sagrada y Militar Orden Constantiniana de San Jorge.
Entierro en Granja de Torrehermosa El cadáver del escritor y periodista José Miguel Santiago Castelo será velado en el tanatorio de San Isidro de Madrid antes de ser trasladado a Trujillo. Allí se rezará un responso en la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, institución que él presidía desde 1996. El entierro tendrá lugar el domingo en su localidad natal, Granja de Torrehermosa. El funeral será oficiado por el arzobispo Celso Morga en la iglesia parroquial de la Purísima Concepción a las 16.30 horas. El municipio ha decretado tres días de luto oficial. La Junta de Extremadura lamenta en un comunicado la pérdida de Santiago Castelo, al que califica como figura clave "en el ámbito cultural y periodístico" de la región. Castelo, como se le conocía en la redacción de ABC, llamaba a su despacho el «confesionario laico». «Aquí -decía en 2007- se han dirimido conflictos matrimoniales, celos profesionales y muchas cosas que morirán conmigo». Era Castelo, como le definió Manuel Pecellín, «un anarquista de derechas». Generoso, desprendido, bonachón, de voz tonante que se podía oír en todos los rincones de la redacción y le hacía imposible pasar desapercibido, cálido y ceremonioso. Tenía aspecto decimonónico: lucía una sempiterna perilla y vestía siempre con traje y corbata. Tenía aspecto de bon vivant, y a su modo lo era. Y destacaba en él la lealtad: a las personas, desde Don Juan de Borbón a Guillermo Luca de Tena, dos de sus referentes; a la tierra, a las ideas, y especialmente a la que consideraba su casa, ABC, un periódico que parecía que se había fundado para que Castelo trabajara en él. Hoy ha fallecido en Madrid a los 66 años de edad. En junio de 1970 entró en ABC, y el 26 de agosto se publicó su primera artículo. Se titulaba «Siete espigas bajo el sol» y lo dedicaba, cómo no, a su pueblo pacense. «Solo tiene derecho a veranear el sol -escribía-. Un sol redondo, grande, casi blanco de puro fuego, que se extiende abrasador y voluptuoso sobre las ondas recién afeitadas de los barbechales perdidos». Le gustaba decir que, salvo engrasar las linotipias, había hecho de todo en ABC. «Incluso llegué a entrevistar a Miguel Muñoz en su día -recordaba- sin saber nada de fútbol». Empezó en la sección de Sucesos y pasó por distintas secciones, desde el desaparecido Huecograbado hasta Opinión y Colaboraciones, donde exhibía sus virtudes como diplomáticos lidiando con los egos y las impaciencias de los colaboradores; para todos tenía las palabra justa y tranquilizadora. Entre 1983 y 1988 se desplazó los veranos a Palma de Mallorca para cubrir la información de la isla, incluída la estancia de la Familia Real, para la sección «España en Vacaciones»; sus sabrosas y literarias crónicas crearon estilo.. En 1988 fue nombrado subdirector del periódico, y en 2010, año de su jubilación, pasó a presidir el Consejo Asesor Editorial de ABC. Su pasión por el periodismo solo era comparable a la que sentía por la poesía. «Hacer poesía -escribió- es una forma de oxigenarse, de insuflar aire fresco a la vida». En 1976 publicó su primer poemario, «Tierra en la carne», al que seguirían «Memorial de Ausencias» (1978), que obtuvo en 1982 el premio Fastenrath de la Real Academia Española; «Monólogo de Lisboa» (1980), «La sierra desvelada» (1982), «Cruz de guía» (1984), «Como disponga el olvido» (1985), «Al aire de su vuelo» (1986), «Antología extremeña» (1991), «Habaneras» (1995), «Hojas cubanas» (1997), «Siurell» (1988), «Cuerpo cierto» (2001), «La huella del aire» (2004), «Quilombo» (2008), , «La hermana muerta» (2011) y «Esta luz sin contorno» (2013), entre otras publicaciones. Fue uno de los primeros pensadores que reivindicaron en Extremadura la figura de Felipe Trigo, «un escritor que representaba todo lo contrario que él: socialista, librepensador y suicida». Real Academia de Extremadura La lista de reconocimientos, cargos y distinciones que reúne la figura de Santiago Castelo es interminable. Desde 1996 era director de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. En la entrevista publicada en HOY en 2011 definía esta institución como una herramienta «para ajustar determinadas cosas, reglamentar y trabajar para que, cuando te pidan informes, tengas un equipo que desde la altura, desde la independencia, puedan pronunciarse, porque a veces esos informes molestan al poder político, que a lo mejor quiere hacer una autovía por lo alto de donde hay un castro romano o unas viviendas visigóticas. Y al mismo tiempo, la Academia tiene esa función de reconocer los valores de personas que se merecen ser académicos». Asimismo, era miembro de las academias Cubana y Norteamericana de la lengua. Al margen de los premios Luca de Tena 2007 por toda su trayectoria y el Fastentrath, recibió varios premios nacionales de periodismo: Ex Fogueró /1984), Julio Camba (1993) y Martín Descalzo (2000); y de poesía: Gredos (1982) y Alcaraván (1999). Santiago Castelo rehuyó siempre los conflictos. Refractario a la estridencia, supo mantener buenas relaciones institucionales con los presidentes extremeños Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Guillermo Fernández Vara y con José Antonio Monago después. Su carácter conciliador, pacificador y su acendrada extremeñidad contribuyeron a ello. Recordar a Santiago Castelo es también reconocer su devoción por la figura de Don Juan de Borbón, el Conde de Barcelona (una fotografía suya dedicada presidía su mesa de despacho) y su convicción monárquica. Es recordarle pasear, vestido con una guayabera, por las calles de La Habana, ciudad por la que sentía una pasión especial, que le permitió también acercarse a otra de sus aficiones: el ballet. Cultivó la amistad de artistas como Julio Bocca y Alicia Alonso, y disfrutó en varias ocasiones del Festival de Ballet de La Habana. Allí era, también, una celebridad, y muchos días, desde muy temprano, se acercaban a su hotel numerosas personas con cartas y paquetes para sus familiares aquí en España; él los atendía con paciencia y amabilidad, y no era raro que se fueran a su casa con algún regalo en el bolsillo. Hablar de Castelo supone, también, referirse a un enamorado, además de profundo conocedor, de la copla y la revista. Admiraba a Rafael de León, a Concha Piquer y a Celia Gámez, con quien llegó a unirle una gran amistad. «Cuando yo llegué a Madrid en 1964 -narraba en una ocasión-, busqué en la cartelera “Las Leandras”. La censura le había cambiado el título: “Mami, llévame al colegio”. Se representaba en el Teatro Martín. La entrada costaba 80 pesetas y era autorizada solo para mayores. Yo siempre fui corpulento y a pesar de que tenía 16 años, me colé. Fue una tarde muy buena. Regalaban una cestita de plástico y como fin de fiesta, Celia cantaba tangos. Me impresionó». Precisamente hace unos meses, en noviembre del pasado año, se estrenó en Buenos Aires -otra ciudad que adoraba- «La Celia», un pequeño musical con texto de Santiago Castelo dedicado a la arista argentina, y dirigido por Emilio Sagi.

 

Fuente: HOY

Señorío, elegancia,
cercanía, ternura,
voz tronante y mesura,
generosa prestancia,
enorme sosegancia…
toda la Extremadura
eras tú, plata pura
de fineza y cordura,
ruta del bien pensante
eficaz y brillante,
rimador consonante
de los Luca de Tena,
y en escritura amena
realista cronicón
de don Juan de Borbón
en su exiliada pena
de Estoril.
Allí fuiste su atril.
Castelo granjahermoso,
feliz y fiel reposo
te desea en los cielos
éste que tus desvelos
admiró con pasión.
¡Tendría tanto que contar...!
Mas prefiero soñar
contigo en el malecón
de La Habana junto al mar,
corazón con corazón. Apuleyo Soto

 

Fuente: El Avisador de Badajoz

Nada más y nada mejor se puede decir sobre Santiago Castelo que lo que ha dicho su gente de ABC
Una enorme cultura, una enorme mente Nada más y nada mejor se puede decir sobre Santiago Castelo que lo que ha dicho su gente de ABC, es decir, todos los que han gozado el privilegio de su cercanía, de su hacer, y de su decir. Y, así mismo, de su compostura natural y de su mirada «omniscópica». Sobre su poesía –que era una poesía mucho más compleja, mucho más habladora, mucho más profunda de lo que pensaban quienes lo habían leído con distancia–solo puede añadirse, además de lo dicho, que, como los vinos, al concluir su lectura aparecían todo tipo de sabores y de regustos, todo género de sentimientos entremezclados y contradictorios, que es lo que tiene que ser, que es lo que es –Dios perdone el dogmatismo– la poesía. Sobre su calidad profesional ni una sola palabra. Sus compañeros son los únicos que pueden, no explicarla –que no es cosa necesaria de hacer– sino entenderla y sentirla y seguir sintiéndola «sine die». Pero, desde fuera, los que no hemos vivido su vida diaria podemos y debemos aportar algunas ideas, porque, aunque vivía su periódico como ninguna otra cosa de la tierra, de vez en cuando salía a otros ámbitos diversos, más que nada al de su dulce –él la hacía dulce– Extremadura, pero también en reuniones sociales –escasísimas– y actos culturales de todo género, donde siempre se comprobaba su enorme cultura, su enorme mente. Pues bien, las ideas que se pueden aportar desde fuera son, después de pensarlo bien, exactamente las mismas, con una exactitud exactísima, que las de sus compañeros. Su ser era siempre el mismo. No pretendía otra cosa que ser lo que era. No tenía, de hecho, nada mejor que ser.

 

Fuente: ABC

Castelo nos transmitió que las páginas del periódico estaban abiertas a nuevas generaciones y nuevas ideas ¿Pero cómo, vas a escribir en ABC? Recuerdo como si fuera ayer mismo los comentarios de algunas personas, entre mediocres y desinformadas, que me reconvenían ante la posibilidad que se me abrió en 2000, al poco de volver de Oxford, de colaborar en estas páginas. Fernando R. Lafuente, amigo y maestro, me abrió las puertas. José Miguel Santiago Castelo me enseñó los códigos y en un cursillo acelerado de dos conversaciones –el tiempo que había, bienvenido, esto se llama periodismo– me puso al día de lo que significaba. Le debo muchas cosas, para empezar la autoestima ampliada que supuso comprender lo que significa ABC, una institución que expresa como pocas el vigor de la sociedad civil española. Pero lo que me gustaría compartir en esta hora triste de su fallecimiento es que Castelo, como todos lo llamaban, nos transmitió que las páginas del periódico estaban abiertas a nuevas generaciones y nuevas ideas. Él sabía, iba sobre seguro, que si son buenas son también las de siempre. Pero había que fabricarlas de otro modo y en eso fue un maestro. El canal por el que se comunicaba era emocional, con una capacidad de verdad como he visto pocas. En eso se notaba que era una persona arraigada, con Extremadura siempre en el corazón. Recuerdo su alegría cuando se puso a disposición de todos el acceso digital a la hemeroteca y el lienzo extraordinario que fue el siglo XX español salió a relucir. Su pasión por el archivo del periódico era vivencial, pues reflejaba nuestra experiencia colectiva. Aquellas fotos y textos increíbles de ABC –de 1903 en adelante, reiteraba– no los contemplaba bajo la pátina de la España negra y aburrida, o de la bobada folclórica y romántica, sino de una energía común que venía de muy atrás y ha llegado muy lejos. Que la tierra te sea leve, querido amigo.

Fuente: ABC

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