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Imaginar una ciudad también es vivirla. Adentrarse en ella incluso antes de pisarla impulsado por el entusiasmo y la expectación, con los ojos clavados en un mapa recreando lo que algunas calles alojan, lo que revela una arquitectura, una brisa íntima como una pequeña plaza (García Lorca), un secreto otoñal de fríos con sol y un ondear de largos silencios a la hora punta de cualquier tarde cualquiera. Este sex appeal lo dispensan sólo un puñado de espacios, lugares de convivencia que no disimulan su prolífico enigma. Son rincones que espolean el afán, y no sabemos porqué ni cómo sólo esa ciudad lo es de tal modo. Sucede así con Cáceres

Me es muy grato comunicaros que nuestro compañero D. José María Álvarez Martínez ha sido distinguido por S.M. Felipe VI, Rey de España, Gran Maestre de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y en su nombre el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Gran Canciller de la misma, con la Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio en consideración a los méritos que en nuestro compañero concurren.

Una voz de mujer contesta el interfono. '¿Quién es?' Hola, vengo a ver al señor Federico Acosta. 'Ah, sí, usted es... Sí, sí, pase'. La puerta se abre y aparece entonces la fachada de una casa antigua pero señorial, una línea de pasto, plantas de hojas mojadas. Llueve.
'Pase, el señor Federico le espera', dice la mujer del interfono, ahora en persona. Hay un recibidor y una moqueta y pasillos oscuros y luego, detrás de una puerta, una salita para tomar té o café. 'Ahora llega el señor', dice la mujer.
Pasan dos minutos y aparece, vestido de traje, el señor Federico Acosta. Se presenta y empieza a hablar. Dice que el terremoto se sintió bastante pero que allí, en el Paseo del Pedregal, en el oeste de la Ciudad de México, no se nota tanto. El suelo es de lava, dice, macizo, no hueco. Por eso. Se refiere al terremoto del 19 de septiembre, el más intenso en México desde 1985. Un buen puñado de edificios y casas colapsaron. Hubo muertos. "Yo dije, 'no, no: se cayó el resto de México, fácil".
Federico Acosta recibió a EL PAÍS en su domicilio a principios de octubre. Justo hacía un año que él y otros 230 primos, hermanos, tíos, y un largo etcétera de familiares se habían reunido en un rancho en el Ajusco, en las afueras de la capital. La primera reunión masiva en años de los Moctezuma. O de una parte de los Moctezuma, descendientes del último gran tlatoani de los aztecas, el último emperador. El que recibió a Hernán Cortés, el que murió misteriosamente después de que le hicieran preso. El principio del fin.
Y toda la gente que se reunió, ¿de qué rama del árbol genealógico son?
De los Sierras. Todos los Sierras. Éramos 230, y aun faltaban. Yo francamente no conocía a todos. Estábamos ubicados, pero no nos conocíamos todos. ¿Café?
Federico Acosta es un hombre mediano, magro, de mirada intensa y algo desconfiada. Aquel día, en su casa, recordó la reunión familiar y dijo que fue el principio de algo importante. Nada concreto, pero algo.
Mucha gente en México sabe que Moctezuma Xocoyotzin procreó intensamente. La mayoría de los cálculos le adjudican 19 vástagos, lo cual, entonces y ahora, resulta extraordinario. Los aztecas pensaban que la línea sucesoria era cosa de las mujeres, una especie de seguro sanguíneo. El historiador cubano Alejandro González Acosta, experto en parte de la heráldica de la realeza azteca lo resume de esta manera: "hijo de hija mi nieto es, hijo de mi hijo quién sabe. Los judios también lo hacían así".
González Acosta, investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, ha estudiado al detalle el árbol genealógico de la hija mayor de Moctezuma, bautizada Isabel tras la conquista. Es un erudito de las ramas reales, la línea sucesoria. Si hoy, a 500 años de la caída de Moctezuma y sus breves sucesores, Cuitláhuac y Cuauhtémoc, si hoy, vaya, alguien reclamara el trono de la gran Tenochtitlan, debería ser algún primo de Federico Acosta. Quizá era alguno de los que fueron a aquella reunión en el Ajusco.

La historia de la conquista de Tenochtitlan y los meses posteriores configuran un enorme enredo de crónicas, historias, dimes y diretes. A grandes rasgos, Hernán Cortés tomó bajo su protección a Isabel de Moctezuma. La casó con uno de sus soldados, Alonso de Grado, pero este murió poco después. Luego, dice González Acosta, Cortés "la violó o cometió estupro: por la fuerza, o por engaño". Pocos meses más tarde la volvió a casar, de nuevo con uno de sus hombres. Pero primero tuvo a la hija de Cortés, Leonor, a quién esta desconoció. Con su nuevo marido, Pedro de Andrada, tuvo a su primer hijo legítimo. Poco después murió Pedro y se casó con otro soldado, Juan Cano, con quien tuvo cinco hijos más.
González Acosta explica que Cortés, arrepentido de su acto, cabildeó para que el rey de España, Carlos V, obsequiara tierras y títulos a su ahijada. Y así fue. El monarca le concedió el señorío de Tacuba, terreno que comprende el centro histórico de la actual Ciudad de México, el Zócalo, la Catedral, el Palacio Nacional, y se extiende por decenas de kilómetros.
Por casi cuatro siglos, esa concesión implicaba el pago de una renta, primero por parte de la Corona, y luego por los sucesivos gobiernos de México. El terreno era de Isabel, sus hijos, sus nietos... Resulta difícil imaginar a los descendientes de Moctezuma echando a la curia de la catedral, o construyendo un club de campo en el Zócalo. Mejor que eso, los Gobiernos pagaban. Y así fue hasta finales de 1933. De hecho, fue un 27 de diciembre de hace 84 años, cuando la Secretaría de Hacienda mexicana, en manos del presidente Abelardo Rodríguez, decidió que no pagaría un peso más a ningún descendiente de Moctezuma.
Y así hasta ahora.

Diez metros de árbol genealógico
Y usted, ¿conoce a los Cano?
No
El otro día conocí a uno de ellos, Federico Acosta. Y le preguntaba, 'usted, ¿qué pretende?' Y él decía, 'no, pues que nos reconozcan'.
Pues es lo lógico, ¿no? Que nos reconozca el Gobierno
Pero, ¿que reconozcan qué?
En una república con casi dos siglos de historia, los reclamos nobiliarios suenan un poco a extravagancia. Pese al optimismo de los quejosos.
La señora María de los Ángeles Fernanda Olivera, de 75 años, recibió a este diario pocos días después de que lo hiciera su pariente lejano, el señor Acosta. Olivera viene del lado de los Andrada, del primer hijo legítimo de Isabel. Acosta de los hijos de Juan Cano.
Hace años que la pensión de Moctezuma, la famosa renta, dejó de ser un tema polémico en México. El abuelo de la señora Olivera fue de los últimos que la cobró. Su padre promovió incluso un amparo ante la Suprema Corte de Justicia para que el Gobierno la reestableciera. Pero sin éxito. Otros lo han intentado desde entonces con el mismo resultado.
No es una cuestión de dinero, explica la señora Olivera. "Lo bonito es que te reconozcan de donde vienes, que tengas un lugar en la historia. Y ahora hace falta una persona así como Moctezuma, que ponga orden en el país porque está esto hecho un desastre".

María de los Ángeles Fernanda Olivera vive en un adosado en Tlalnepantla, una zona habitacional a las afueras de la capital. El día de la visita, echó mano de un taburete para alzarse, y tomar un enorme rollo de papel que yacía sobre el trinchador. Luego liberó la mesa de la sala y desplegó el rollo de papel, que alcanzó una longitud cercana a los diez metros.
"Esto lo hice yo", dice, "el árbol genealógico de la familia". Y allí aparecían casi 500 años de nombres y ramas, su orgullo heráldico. Al rato, su marido, Arturo, apareció por la puerta. Saludó y subió por las escaleras.
Y para usted, ¿qué sería lo ideal? Dice: 'que nos tengan en cuenta', pero, ¿cómo?
Pues mira, pensándolo bien, me gustaría un cargo en el Gobierno, pero no les conviene mi presencia, yo soy muy rígida. O sea, no pienso que el Gobierno tenga la obligación de darnos un cargo. A mi lo que me gustaría es que nos tuvieran en cuenta, nuestro origen, una de las familias más antiguas que hay en México.
Mexicanos de primera
Federico Acosta va un poco más allá que la señora Olivera. Aunque lleva años barruntando el asunto, aquella reunión de octubre de 2016 le abrió los ojos: "A ver, aquí hay algo que hay que matizar. Se dice que nosotros buscamos cobrar la pensión. Es falso. Nosotros no demandamos nada. Pero si nos interesaría como familia ser escuchados, porque somos mexicanos de primera clase. Yo creo que deberíamos de tener voz y voto".
¿Sobre qué?
Sobre cuestiones sociales, cuestiones inherentes a lo que le hubiera gustado a nuestra familia antiguamente. Ser oídos para tomar ciertas decisiones.
La solución, admite al final el señor Acosta, quizá sea armar una fundación y empezar a trabajar desde ahí.
¿Ustedes se han acercado al Gobierno para llegar a algún acuerdo?
Bueno, mi abuelo era amigo de los presidentes. Yo conocí a Luis Echeverría. Un día me dijo, '¿qué pasó con su abuelo?'. Me dijo, 'mi primer trabajo en el PRI fue convencer a tu abuelo de que nos rentara la casa aquella de San Cosme, para lanzar la campaña de Manuel Avila Camacho. Y accedió'.
Antes de despedirse, como si hubiera olvidado lo que acababa de decir, el señor Acosta lamentó que "el pueblo le es invisible a la autoridad. Para el Gobierno no ha existido. Por eso podríamos tener voz y voto, para que sean escuchados". Afuera seguía lloviendo.

Durante décadas, el confesionario de una iglesia lituana guardó un secreto: documentos de gran valor que revelan cómo vivían los judíos de Europa del Este antes y durante el Holocausto.

Textos religiosos, literatura y poesía yidis, testimonios sobre los pogromos, autobiografías, fotos…Algunos son de mediados del siglo XVIII y “la diversidad de esta colección corta la respiración”, detalla David Fishman, profesor de historia judía en el seminario teológico judío de Nueva York.

El hallazgo es una “sorpresa total”, recalca. “Casi se podría reconstituir la vida de los judíos de antes del Holocausto basándose en estos documentos porque no falta ningún aspecto, ninguna región, ningún periodo”.

Bajo el nazismo y la época soviética estuvieron ocultos. Salieron a la luz este año, cuando los archivos se trasladaron desde la iglesia a la biblioteca nacional lituana de Vilna, renovada recientemente.

Constituyen, junto con un hallazgo hace casi 30 años en Vilna, “el descubrimiento más importante para la historia judía desde el de los manuscritos del mar Muerto en los años 1950”, afirma Fishman.

Entre las piezas más valiosas destacan los manuscritos originales de poemas escritos en el gueto de Vilna por el gran poeta yidis Avrom Sutzkever, incluido el desgarrador “A mi hermano”.

“Teníamos las versiones que había rehecho de memoria y publicado justo después de la guerra”, explica Fishman. “Ahora tenemos los manuscritos que escribió en el gueto y hay diferencias”.

– ‘Jerusalén del Norte’ –

Un contrato concluido en 1857 entre los aguadores judíos de Vilna y la célebre academia rabínica (yeshiva) Ramailes, permite entrever la vida cotidiana de hace 160 años: a cambio de una biblia y de un talmud (texto fundamental del judaísmo), la yeshiva permitió a los aguadores usar gratuitamente una sala para las oraciones del sabbat y las fiestas judías.

El libro de los pacientes de Zemach Shabad, un conocido médico y militante social y político, figura entre los documentos consultados por la AFP.

Vilna, apodada a veces la “Jerusalén del Norte”, fue un centro cultural y religioso judío, con cientos de organizaciones sociales, religiosas y culturales.

El Instituto científico yidis YIVO, creado en 1925 y cofundado por Zemach Shabad, era una institución muy importante. Un año más tarde se abrió una sucursal en Nueva York que se convirtió en el cuartel general tras la invasión alemana de Europa oriental.

– Traficantes de libros –

Los nazis aniquilaron a la comunidad judía lituana y saquearon su patrimonio cultural después de haber ocupado Vilna en 1941.

En “The Book Smugglers” (los traficantes de libros), David Fishman cuenta cómo los nazis usaron a los poetas y los intelectuales judíos lituanos para reunir los bienes culturales más valiosos con el fin de enviarlos a Alemania y estudiar a este pueblo que querían exterminar. Una parte de ellos llegaron a Fráncfort pero los habitantes del gueto judío se movilizaron y escondieron muchos, jugándose la vida.

Después de la guerra, un bibliotecario lituano, Antanas Ulpis, salvó de nuevo estos manuscritos de los ocupantes soviéticos que querían destruirlos como parte de las purgas antisemitas lanzadas por Stalin. Ocultó algunos debajo de una pila de periódicos en un confesionario de la iglesia San Jorge convertida en almacén de libros por los soviéticos.

Allí permanecieron décadas, hasta su hallazgo el año pasado y su envío a la biblioteca nacional, que ya alberga los archivos judíos encontrados después de la caída de la URSS. El conjunto de la colección cuenta con unas 170.000 páginas

– Historia en la red –

Desde 2015, el Instituto YIVO de Nueva York digitaliza esta colección y los documentos hallados en 1946.

Para Simonas Gurevicius, uno de los pocos judíos de Vilna que habla yidis, el hallazgo de los manuscritos demuestra que Hitler y Stalin no lograron borrar de la faz de la tierra el idioma y la civilización yidis.

“La estrella de Jerusalén del Norte casi se ha apagado pero su luz todavía brilla”, declaró Gurevicius a la AFP.

Alrededor de 195.000 judíos lituanos murieron durante la ocupación nazi entre 1941 y 1944.

Fuente DIARIOJUDIO

Carlos V ha realizado un viaje fugaz a Madrid. El busto del Rey realizado por los escultores Leone y Pompeo Leoni que se iba a subastar este jueves en la casa de subastas Fernando Durán, volverá a Plasencia, su ubicación habitual, sin someterse a puja. La Consejería de Cultura e Igualdad de la Junta de Extremadura ha logrado este miércoles un acuerdo con la sala madrileña y la familia Falcó, propietarios de la escultura y del palacio de Mirabel -en una de cuyas estancias se sitúa-, para la retirada del busto de Carlos V de la subasta prevista, que tenía un precio de salida de 400.000 euros. Además, esta pieza ya había sido declarado inexportable en 2013 por el Ministerio de Cultura.

 

La Junta ha informado de que en los últimos días han mantenido numerosas conversaciones en las que se "ha reconocido el vínculo histórico y cultural que tiene la pieza con nuestra región y la necesidad de que los extremeños y extremeñas pudieran continuar disfrutando de esta obra de un gran valor artístico".

Los propietarios y la casa de subastas han atendido a estas peticiones y han mostrado su comprensión y "generosidad" para que finalmente la pieza pueda continuar formando parte del patrimonio de Extremadura. "Un acuerdo que ha sido posible gracias a la predisposición y la buena voluntad de todas las partes", según la nota distribuida por la Junta.

Poco más ha explicado este jueves a EL PAÍS el director general de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural de la Junta, Francisco Pérez Urban, que ha declarado que una vez que tenían armado el expediente para el requerimiento de la pieza, se pusieron en contacto con la familia y con la casa de subastas para notificarles que, según la interpretación de la Administración, el busto estaría incluido en la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que el palacio de Mirabel tiene desde 1977. “Había dos posibilidades: que entendieran la interpretación por parte de la Junta y se paralizara la subasta; o que tuvieran una interpretación distina y que continuara la subasta. Como ya se sabe, aceptaron nuestra interpretación y así se evitó un conflicto con Extremadura, tanto con la sociedad como con la Administración. No había interés en entrar en litigio, comprometiendo la estupenda relación que hay de la familia con la región”.

Pérez Urban ha manifestado también que desconoce si ya había alguna puja anticipada por la pieza en cuestión y ha asegurado que tampoco se habían planteado la posibilidad de adquirirla y que así pasara a ser patrimonio extremeño. Su actuación pasaba por defender la condición de BIC (el máximo nivel de protección de patrimonio) del busto realizado por los Leoni, que es de los pocos que quedan en manos privadas.

A su vez, el alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro (PP), también había remitido una carta a la familia Falcó para que el busto de mármol de Carrara que Carlos V regaló a su antepasado Luis de Ávila y Zúñiga por los servicios a la corona permaneciera en el municipio cacereño. En la misiva apelaba a la unión de los Falcó y Carlos V con la región y al valor sentimental, además de patrimonial, que la escultura tiene para la localidad. Este miércoles Pizarro ha mostrado su satisfacción al enterarse de la noticia.

A pesar de los requerimientos de este diario a la casa de subastas y a la familia Falcó para obtener su punto de vista sobre el acuerdo y la marcha atrás de la venta de la obra, no han hecho declaraciones con respecto a este asunto.

Fuente ELPAIS

Luis García Piedehierro, un joven almendralejense de 31 años, es un ferviente apasionado a la literatura. Hace años, desde bien pequeño, comenzó a escribir poesías sueltas. En la libreta, en el ordenador, en cualquier papel de cualquier lugar. Y, especialmente, en la ventana más abierta al mundo: las redes sociales. Eligió Instagram para dar a conocer su manera de escribir y de entender la poesía. Bajo el nombre de @luisgarciaph fue publicando sus emociones a través de un género que empieza a reactivarse. Un día tras otro. Cada vez con más frecuencia. Sus poesías subían al compás de sus seguidores. Hoy tiene más de 74.000 en Instagram y un media de casi 3.000 ‘Me gusta’ en cada uno de sus poemas. La mitad de ellos son fans desde Latinoamérica. Toda una legión de seguidores.

Una tarde, un cazatalentos literario le escribió un privado: «¿te gustaría escribir para Planeta?». Uno de los grupos editoriales más prestigiosos del mundo había llamado a su puerta. «Y claro, no me lo pensé. Para los que empezamos a escribir es un sueño hacerlo bajo el sello de Planeta».

Luis ya escribió un par de recopilatorios de poemas antes de su primer libro ‘Si aquel día me hubieras mirado’, que fue autopublicado. Ahora tiene listo su segundo libro de poesía que se llama ‘Inesperadamente’ y que saldrá el 16 de enero. Ya con el sello de Planeta. El amor y las situaciones cotidianas de la vida centran sus más de 200 páginas.

Este escritor, que compagina su pasión con su oficio de policía, desvela que «muchos seguidores me escriben para que les aconseje sobre cosas que les pasan. Se sienten identificados con lo que escribo y creen que puedo serviles de ayuda».

Su sueño es poder dedicarse en cuerpo y alma a la literatura y dar el salto a la novela, aunque mientras disfruta de un primer sueño alcanzado.

Fuente ELPERIODICOEXTREMADURA

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