Aseguran que cuando nació no lloró, «lo que han mirado como buen agüero todos los que creen en brujas» dejó escrito su primer biógrafo, su tío Eugenio. El que fue uno los mejores articulistas españoles, Mariano José de Larra, vino a este mundo en Madrid, sin echar ni una lágrima, el 24 de marzo de 1809 (dentro de once días hará 207 años); vino a una España en la que fue de los primeros que dijo que estaba dividida en dos, adelantándose a Antonio Machado («Españolito que vienes/ al mundo te guarde Dios./ Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón..»). Lo escribió en su artículo 'El día de difuntos de 1836', de manera lapidaria: «Aquí yace media España; murió de la otra media».
La madre, María de los Dolores de Castro, era extremeña, de Villanueva de la Serena; al igual que sus abuelos maternos. Mientras que su padre, Mariano Antonio José de Larra y Langelot, era un médico madrileño con fama de donjuan, que ya antes había tenido otra esposa, con la que tuvo siete hijas y un hijo que murieron al poco de nacer; ella también murió, en 1806. Era un médico afrancesado que se exilió con su segunda mujer y su único hijo a Francia tras la derrota de Napoleón en España. Larra estuvo en Francia desde los 4 a los 9 años.
La familia volvió a vivir en España una vez que el doctor Larra curó al hermano del rey Fernando VII, al infante Francisco de Paula. Luego comenzó a trabajar en varias ciudades de España: en Corella (Navarra), Magallón (Zaragoza), en Aranda de Duero, en Torrejón de Ardoz y en... Cáceres. Este detalle es tratado de pasada en las muchas biografías de Mariano José de Larra, pero en Cáceres lo ha investigado el profesor de Literatura en la Universidad de Extremadura Miguel Ángel Lama.
«El catedrático Enrique Cerrillo - nos señala Lama - encontró en el Archivo Provincial de Cáceres un importante documento, con fecha del 18 de octubre de 1819, en el que se recoge el acuerdo de contratar por seis años a Mariano de Larra como médico de Cáceres, al servicio de una serie de familias acomodadas de la ciudad». Esto prueba que el médico donjuan estuvo en Cáceres en 1819, cuando él tenía 46 años y Larra 10. Según el contrato, el doctor se comprometía a atender a 75 familias acomodadas de esta ciudad que eran quienes le pagaban. Se proporcionaba casa al médico, que se comprometía a atender a los cacereños a cualquier hora del día y de la noche, las veces que fueran necesarias, sin poder ausentarse de la ciudad durante más de 24 horas. A la vez que a él también se contrató a un cirujano.
«No sabemos si vivió en la ciudad con su familia. Ignoramos cuánto tiempo estuvo en la plaza de médico; del mismo modo que no conocemos si en su estancia en Cáceres hubo algún hecho destacable que pueda incorporarse a su biografía», explica el investigador Miguel Ángel Lama. Puede que aquí rompiera el corazón de alguna noble dama. Lo que sí es seguro es que no cumplió el contrato, y se fue antes de los seis años (lo podía hacer avisando con cuatro meses de antelación). Lama agradece a Fernando Tomás Pérez (fallecido en 2005) y a Fernando Jiménez Berrocal, el haber encontrado en el Archivo Municipal de Cáceres, un acta de acuerdos del Ayuntamieto por el que se sabe que en junio de 1821 aún ejercía como médico en Cáceres. Al año siguiente algunos biógrafos señalan que la familia del ilustre articulista ya estaban en Corella, en Navarra, sabiendo a ciencia cierta que en 1825 se encontraban en Aranda de Duero.
Es en la localidad de la provincia de Burgos donde ocurre un escándalo que marcó a Mariano José de Larra. El joven tiene 16 años y se enamora de una alegre y hermosa mujer que le trata con cariño. Tras el enamoramiento vino la desesperación al descubrir que la bella es la amante de su padre, que entonces tiene 52 años.
A los 20 años Larra se casa con Josefa Wetoret, «pronto y mal» como indicó en un famoso artículo. El matrimonio se rompió a los cinco años cuando Josefa descubre que Larra mantiene una relación con la fatídica Dolores Armijo, que a su vez estaba casada con un oficial de caballería. Dolores es la causa de que el 13 de febrero de 1837, con 27 años, Larra se mate de un tiro en la cabeza en su casa de Madrid, después de que Dolores le exija las cartas de amor que le ha enviado ya que se marcha con su marido a Manila, a Filipinas, donde ha sido destinado.
La primera en ver a Larra muerto es su hija Adela, que tenía cinco años. Cuando tuvo 39 se hizo amante de Amadeo I de Saboya, rey mujeriego que hizo de las suyas en los dos años de su reinado cuando tenía de 26 a 28 años. Cambió a Adela por la esposa del corresponsal del Times en España. El hijo mayor de Larra, Luis Mariano, que tenía 7 años a la muerte del padre, además de funcionario del Estado fue el autor de la zarzuela 'El barberillo de Lavapiés'. Una tercera hija (no reconocida por Larra), fue Baldomera, a la que condenaron a seis años de cárcel por quitarle dinero a 5.000 persona con una estafa piramidal.
Larra no lloró cuando nació, pero sí lloró por esta España siempre dividida en dos, por una España que le dolía. En abril de 1835, relata así la salida de su país camino de Lisboa: «Tendí por última vez la vista sobre la Extremadura española; mil recuerdos personales me asaltaron, una sonrisa de indignación y de desprecio quiso desplegar mis labios, pero sentí oprimirse mi corazón y una lágrima se asomó a mis ojos».
Fuente: hoy